Hace unas décadas, incluso siglos, los ancestros acostumbraban a nombrar a sus hijos con el nombre del santo del día en que nacieron, no en vano en las famosas “Mañanitas” hay una estrofa que dice: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.
Como todos los días del año, este 11 de agosto también se conmemora a las mujeres y hombres que destacaron por tener conexiones especiales con las divinidades, que hicieron buenas acciones por el prójimo, y que tenían una elevada ética y moral, motivos que los llevaron a ser canonizados y formar parte del santoral.
Santo del día
Clara de Asís, nacida el 16 de julio de 1194, fue una religiosa italiana, fiel seguidora de San Francisco de Asís, con quien fundó la orden franciscana.
Se trata de la primera y única mujer que escribió una regla de vida religiosa para las mujeres, el primer ejemplo de las Damas Pobres de la Orden de los Hermanos Menores (Clarisas), que a pesar de seguir una vida en la pobreza tuvo una rica en cuanto a obras de caridad y piedad.
Clara se alejó de las riquezas de sus padres, unos nobles que incluso tenían un castillo en la falda del monte Subasio, para establecerse en el monasterio de San Damiano hasta el final de sus días.
Luego de que el propio San Francisco le cortara el cabello, vistió una túnica y un velo e hizo sus votos a Jesucristo, prometiéndole obediencia. Durante cuarenta años fue la superiora del convento de monjas de San Damián y se dice que alejó con sus oraciones a los sarracenos que asediaban la población de Asís.
Santa Clara de Asís fue canonizada el 26 de septiembre de 1255, pero se estableció que el día de su santo sería el 11 de agosto por el día de su muerte (1253) a través del mandato del papa Alejandro IV. Sus restos descansan en la cripta de la iglesia a la que dedicó su vida.
Junto a esta santa, el 11 de agosto también se conmemora la vida de otras figuras canonizadas como las siguientes:
San Alejandro Carbonero
Santa Atracta
San Casiano de Benevento
San Equicio de Valeria
Santa Filomena
San Gaugerico de Cambrai
San Rufino de Asís
Santa Rustícola de Arlés
Santa Susana de Roma
San Taurino de Évreux
San Tiburcio de Roma
Beato Juan Jorge Rhem
Beato Mauricio Tornay
Beato Miguel Domingo Cendra
Beato Rafael Alonso Gutiérrez
La canonización
La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.
En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, se considera si la persona vivió las virtudes cristianas en un grado heroico o si sufrió martirio a causa de su fe, asimismo, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir).
La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.
No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damían que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.
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