En la última sesión el dólar estadounidense se negoció al cierre a 5,06 reales brasileños en promedio, lo cual supuso un cambio del 1,19% si se compara con el valor de la sesión previa de 5,12 reales brasileños en promedio.
Teniendo en cuenta los últimos siete días, el dólar estadounidense marca una disminución del 4,12%, de manera que desde hace un año aún conserva un descenso del 2,47%. En relación a los cambios de este día respecto de días pasados, invirtió el resultado de la jornada previa, donde cerró con una subida del 1,03%, mostrando que no es capaz de consolidar una tendencia definida recientemente. La cifra de la volatilidad es visiblemente inferior a los datos conseguidos para el último año (16,39%), así que en esta última fase está tendiendo menos alteraciones de lo previsible.
La moneda brasileña
El real, o el real brasileño como se le conoce a nivel internacional, es la moneda de curso legal en Brasil y se trata de la vigésima moneda más negociada en todo el mundo y la segunda de Latinoamérica sólo detrás del peso mexicano.
Vigente desde 1994, el real sustituyó al “cruzeiro real” y su abreviatura es BRL; también se trata de la cuarta moneda más negociada en el continente americano sólo detrás del dólar estadounidense, canadiense y del peso mexicano.
Uno de los episodios que más han marcado a la moneda brasileña fue cuando en 1998 el real sufrió un fuerte ataque especulativo que provocó su devaluación al año siguiente, pasando de un valor de 1.21 a 2 reales por dólar.
Hoy día existen las monedas de 1 y 5 centavos de cobre, de 10 y 25 centavos de bronce y las monedas de 50 centavos de cuproníquel. La moneda de un real es bimetálica. Cabe apuntar que en el 2005 las monedas de un centavo fueron descontinuadas, pero aún sigue siendo de curso legal.
En materia económica, el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo un recorte de 1.7 puntos porcentuales en el crecimiento de Brasil para este 2022, en especial por el deterioro de las condiciones mundiales entre la alta inflación y la pandemia de coronavirus.
Cabe apuntar que la economía brasileña, la más grande de la región latinoamericana, entró en recesión en el segundo trimestre de 2021 y se pronostica que ésta quede estancada en todo el 2022.
Debido al COVID-19, Brasil se vio obligado a desembolsar más dinero como medidas de estímulo (cerca de un 12% del PIB) para poder hacerle frente a la pandemia, lo que al final se tradujo en un déficit presupuestario para este 2022.
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