El euro se negoció al cierre a 5,28 reales brasileños en promedio, de manera que implicó un cambio del 1,51% frente a la cifra de la sesión previa, cuando finalizó con 5,36 reales brasileños en promedio.
En la última semana, el euro acumula un descenso del 0,15% y desde hace un año aún acumula una bajada del 16,79%. En relación a días previos, interrumpió con la racha positiva de cotizaciones de mercado de las últimas tres jornadas. En la última semana la volatilidad presentó un comportamiento inferior a la volatilidad que mostraron los datos del último año, lo que manifiesta que está teniendo un comportamiento más estable de lo previsible recientemente.
Entre crisis e incertidumbre
El real, o el real brasileño como se le conoce a nivel internacional, es la moneda de curso legal en Brasil y se trata de la vigésima moneda más usada en todo el mundo y la segunda de Latinoamérica sólo detrás del peso mexicano.
Vigente desde 1994, el real sustituyó al “cruzeiro real” y su abreviatura es BRL; también se trata de la cuarta moneda más negociada en el continente americano sólo detrás del dólar estadounidense, canadiense y del peso mexicano.
Uno de los momentos que más han marcado a la moneda brasileña fue cuando en 1998 el real sufrió un fuerte ataque especulativo que provocó su devaluación al año siguiente, pasando de un valor de 1.21 a 2 reales por dólar.
En la actualidad existen las monedas de 1 y 5 centavos de cobre, de 10 y 25 centavos de bronce y las monedas de 50 centavos de cuproníquel. La moneda de un real es bimetálica. Cabe apuntar que en el 2005 las monedas de un centavo fueron descontinuadas, pero aún sigue siendo de curso legal.
En la rama económica, el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo un recorte de 1.7 puntos porcentuales en el crecimiento de Brasil para este 2022, en especial por el deterioro de las condiciones mundiales entre la alta inflación y la pandemia de coronavirus.
Cabe apuntar que la economía brasileña, la más grande de la región latinoamericana, entró en recesión en el segundo trimestre de 2021 y se pronostica que ésta quede parada en todo el 2022.
Debido al COVID-19, Brasil se vio obligado a gastar más dinero como medidas de estímulo (cerca de un 12% del PIB) para poder hacerle frente a la pandemia, lo que al final se tradujo en un déficit presupuestario para este 2022.
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