Salina Cruz fue el epicentro de un temblor de magnitud 4.0 que sorprendió hoy a los pobladores del estado de Oaxaca a las 0:51 en hora local (6:51 UTC). El sismo sucedió 97 km al sur de la ciudad y tuvo una profundidad de 16 kilómetros, de acuerdo con la información preliminar.
Aún se ignora el alcance de la afectación en cuanto a daños materiales y víctimas humanas, dada la novedad del movimiento telúrico en el estado de Oaxaca. Ante una actividad sísmica importante, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) recomienda no caer en rumores, ni noticias falsas y solo informarse en fuentes oficiales, como las autoridades de Protección Civil, tanto locales y estatales, así como federales. Tras un sismo, checa tu hogar en búsqueda de posibles daños, utiliza tu celular solo en caso de emergencia, no prendas cerillos o velas hasta asegurarte que no hay fuga de gas y recuerda que se pueden presentar réplicas del sismo, por lo que es importante estar alerta. También puedes seguir las siguientes medidas antes de un terremoto: alista un plan de protección civil, organiza simulacros de evacuación, encuentra las zonas de seguridad en casa, escuela o lugar de trabajo y prepara una mochila de emergencia. Durante un temblor guarda la calma y quédate en runa zona de seguridad, aléjate de objetos que puedan caer; si estás en un automóvil, estaciónate y aléjate de edificios, árboles y postes; y si te ubicas en la costa, aléjate de la playa y refugiate en zonas altas.
Terremotos en México
Los mexicanos están acostumbrados a este tipo de eventos, pues el país se ubica en una zona de alta sismicidad. Cabe recordar la gran afectación de los sismos de 1985 y 2017, que causaron grandes estragos a lo largo y ancho del territorio azteca. No obstante, existen registros de movimientos aún más destructivos en la historia de esta nación latinoamericana.
El terremoto más fuerte registrado en la historia de lo que hoy México tuvo su epicentro en Oaxaca. Aquel 28 de marzo de 1787, la tierra tembló con la fuerza de 8.6. La tierra no solo vibró sino que también el mar mostró su furia con un tsunami que se adentró hasta 6 kilómetros más allá de la línea costera.
Lejos de considerarlo un hecho aislado, el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires) estima la posibilidad de que el país enfrente una situación semejante en el futuro próximo. En los estudios realizados en 2009 para analizar el evento citado, se concluyó que pueden desarrollarse terremotos de una magnitud similar en la zona ubicada entre las costas de México y Centroamérica. Allí, en la llamada Brecha de Guerrero existe gran potencial geológico para provocar catástrofes de tales proporciones.
No obstante, eventos sísmicos de magnitudes inferiores pueden también provocar gran destrucción. Durante 1985 y 2017, los mexicanos vieron con estupor cómo la capital del país se sumía en el caos a causa de dos terremoto de una intensidad menor al de 1787.
El 19 de septiembre de 1985 sucedió un terremoto de magnitud 8.2, con epicentro en el estado de Guerrero. Eran las 07:19 horas locales (13:19 UTC). En aquel momento, se pensó que no habría más terremotos de tales dimensiones, mas un evento afín aconteció exactamente 32 años después.
El de 2017 se registró a las 13.14 horas locales (18.30 UTC) con epicentro en los límites de los estados de Puebla y Morelos y dejó un saldo de 369 muertes en el centro del país.
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