La reunión entre Alberto Fernández y António Costa, primer ministro de Portugal, figuraba en agenda como un encuentro de 30 minutos, pero se extendió una hora más. El gesto dejó más que satisfecho al candidato a presidente del Frente de Todos, que fue a escuchar la "receta" portuguesa para salir de la crisis y negociar con el Fondo Monetario Internacional.
Apenas los recibió, Costa ofreció café en perfecto español, Fernández le contó que había llegado temprano y trasladó el saludo y afecto del español Pedro Sánchez hacia su par portugués. "Estoy contento de estar acá", repitió dos veces el argentino mientras varios fotógrafos tomaban imágenes del saludo.
No estuvieron a solas en la cita que tuvo lugar en el exquisito Palacio de Sao Bento, en Lisboa, esta semana convertido en sala de arte con magníficas obras contemporáneas exhibidas sobre sus paredes. A la derecha del primer ministro se sentó su canciller, Augusto Santos Silva. Y a la izquierda de Fernández, Felipe Solá.
La comitiva argentina que partió a las 5 hora de Madrid estuvo integrada además por Miguel Cuberos, del 'albertista' Grupo Callao, y por el ex candidato a presidente chileno Marco Enriquez Ominami, un aliado en América latina y en el vínculo con Europa que el candidato peronista priorizará en la escena internacional.
Fernández lo había analizado con el socialista Pedro Sánchez y volvió a hacerlo con el primer ministro y también presidente del socialismo portugués. En la residencia oficial intercambiaron opiniones sobre el Mercosur y la Unión Europea, bloques que tanto Costa como el candidato reivindicaron para futuros acuerdos. De hecho, esta misma semana Costa participó del debate en la Cámara de Comercio de su país, tras lo cual planteó como objetivo "seguir convergiendo con la Unión Europea", algo que consideró posible "con estabilidad y confianza para responder a los desafíos económicos y comerciales" que Portugal enfrentará los próximos años.
De eso también habló con Fernández, que calificó el encuentro como "una gran reunión" y consideró "formidable" su día en Lisboa y los anteriores en Madrid, donde entre sus principales actividades se reunió, en cita privada, con el presidente Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa.
Costa se tomó su tiempo para explicar cómo condujo a Portugal hacia una salida post crisis después del ajuste de 2011 a 2015 que encaró el socialdemócrata Pedro Passos Coelho y demostró, al decir de sus visitantes, una gran solidez en el manejo de los números. Les detalló minuciosamente cómo negoció con el FMI, receta que los argentinos fueron a escuchar para la negociación que creen deberán enfrentar después del 27 de octubre.
Portugal ha hecho todo lo que promete Alberto Fernández en caso de ser electo presidente: reducir el déficit, la deuda pública, bajar el desempleo y también la desigualdad económica, incluso cumpliendo con los pagos al FMI después de la crisis que sufrió entre 2012 y 2013. Bajar costos laborales y estimular el mercado interno son otras promesa del candidato del Frente de Todos que aplicó Portugal, además de una intensa política exportadora que en este caso tuvo como aliados a alemanes y españoles.
Entre 2011 y 2014, la receta portuguesa apuntó a la austeridad y el desempleo alcanzó el 15%. António Costa asumió como primer ministro socialista pero con apoyo interpartidario en noviembre del 2015 y ya al año siguiente logró bajar el déficit a la mitad: 2,1% del Producto Bruto Interno (PBI), además de una recuperación de los ingresos y pensiones.
Portugal es el modelo que reivindicaron tanto Axel Kicillof como Cristina Fernández y que podría copiar Alberto Fernández. Pero también Christine Lagarde y David Lipton, del FMI, han elogiado el modelo portugués y lo señalaron como un ejemplo para el mundo.
Tal vez no haya sido casual que en el Congreso español, en la víspera del viaje a Lisboa, Fernández haya reiterado: "Vamos a cumplir y honrar las deudas pero no nos pidan que lo hagamos a costa de más deterioro de nuestra gente". Habló también de la integración de Argentina con el mundo aunque de una manera "diferente" a como lo ha hecho Mauricio Macri. Sobre el acuerdo UE-Mercosur marcó sus reservas. Tomó distancia respecto de Estados Unidos y puso el foco en Europa, pero subrayó que eso no significa que en su eventual gobierno vaya a tener una mala relación con Washington.
De todos modos, está claro hacia donde va: su agenda internacional lo llevó hasta ahora a Uruguay, Brasil (con una visita a Lula Da Silva en la cárcel) y los gobiernos socialistas de España y Portugal. Para el próximo 19 de septiembre prepara un viaje a México, donde el peronismo tiene un fuerte vínculo con el presidente Manuel López Obrador. De hecho, fue en Puebla donde, en el nombre de Fernández, Jorge Taiana, Felipe Solá y Carlos Tomada se reunieron hace pocos meses con los representantes de los partidos de izquierda y progresistas del continente. Estuvieron representados todos los aliados del kirchnerismo excepto Venezuela.