Cuatro cartas que marcaron un quiebre. El día que quedaron afuera de la lista para los Juegos Panamericanos de Lima 2019, Estefanía Banini, Ruth "Chule" Bravo y Belén Potassa utilizaron sus redes sociales para hacer público su desacuerdo con la conducción (y la continuidad) del entrenador Carlos Borrello. Florencia Bonsegundo, en solidaridad con sus compañeras, se bajó de la convocatoria e hizo un descargo similar. Fue un acto que puso en jaque esa unidad, esa potencia colectiva que tanto había caracterizado a la Selección femenina de fútbol de Argentina durante el pasado Mundial de Francia.
Este viernes -ya en la madrugada del sábado- el equipo nacional se alzó con la medalla de plata en los Panamericanos, tras caer por penales en la final ante Colombia. Las turbulencias iniciales quedaron a un lado y abrieron paso a un logro histórico ya que Argentina nunca antes se había subido a un podio en una competición de este tipo (su mejor posición había sido un cuarto puesto en la edición de Santo Domingo 2003).
La preparación para los Juegos empezó en un clima enrarecido. Unos días antes de viajar hacia Lima, Borrello -que había sido acusado de utilizar métodos de entrenamiento anticuados, de apostar a esquemas defensivos durante los partidos y de tener una escasa (y mala) comunicación con sus dirigidas- rompió el silencio y dio sus motivos para "cortar" al grupo de referentes del equipo (entre ellas, la capitana y la subcapitana).
"La idea es ver en un torneo oficial a las chicas que no tuvieron oportunidad de jugar en el Mundial o que jugaron pocos minutos", explicó el entrenador y recalcó que "las puertas no están cerradas para nadie", dejando en claro que las marginadas podrían regresar en futuras convocatorias.
A partir de ese momento, comenzó un proceso de reconstrucción interna. Fueron varias las claves que llevaron a la Selección a un podio histórico.
La aparición de nuevas referentes:
Ante la ausencia de la capitana (Banini) y la subcapitana (Bravo), fueron otras las que tomaron la posta. La cinta, por ejemplo, se la repartieron entre la arquera Vanina Correa y la defensora Aldana Cometti.
Correa se quedó con ese mérito luego de su actuación consagratoria en Francia 2019 (que incluyó un penal atajado y un desempeño estelar en el partido ante Inglaterra). A los 35 años, la de Villa Gobernador Gálvez fue reconocida por su experiencia con la camiseta celeste y blanca y por su ascendencia en el grupo.
Cometti, por su parte, demostró que es una de las jugadoras con futuro más prometedor del equipo nacional. Sus jóvenes 23 años no le impiden ser la que alza la voz para ordenar a sus compañeras dentro del campo de juego. Su fuerte personalidad, su temple y su valor como pilar de la defensa le valieron portar la cinta en el partido de la Fase de Grupos ante Costa Rica.
La apuesta por la rotación:
Ese fue el argumento con el que Borrello se defendió de las críticas que le hicieron las jugadoras que quedaron afuera de la lista. En Lima, el DT cumplió: jugaron las 18 futbolistas que integraron la nómina.
Sin embargo, queda una deuda. El entrenador fue buscando el equipo con el correr de los partidos, pero nunca repitió la formación. En el camino, probó diferentes nombres y sistemas, con resultados variables en cuanto al desempeño colectivo del elenco. El forjar una identidad y mantener una regularidad quedaron en la columna del "debe".
La potencia goleadora de Mariana Larroquette:
La delantera de la UAI Urquiza – goleadora en las últimas dos temporadas del campeonato argentino- fue letal y terminó el torneo con cinco tantos. Fue la autora de todas las conquistas de la Argentina en la Fase de Grupos y sumó uno en semifinales. Su cuenta personal pudo ser aún más abultada, pero erró un penal en el partido ante Costa Rica (detalle que no manchó su gran actuación).
La solidez defensiva:
El fondo fue uno de los grandes fundamentos de este logro. Correa estuvo sólida en el arco (gozó de una valla invicta hasta que Colombia le marcó en la final) y fue clave la aparición de Gabriela Chávez (que no había sumado minutos en el Mundial) por el lateral derecho, un puesto al que Borrello no le había encontrado dueña durante el certamen de Francia. El penal fallado en la final no opacó la solvencia de la jugadora de River.
La dupla central que integran Agustina Barroso y Cometti es siempre una garantía y, tal vez, el punto más alto de este equipo. Esta vez, las zagueras sumaron su aporte goleador (la número 6 en las semifinales y la 2 en la final).
En la banda izquierda, Eliana Stábile aportó, como de costumbre, férrea marca y proyección.
El hambre de gloria
Tras volver de Francia, la vara para el equipo nacional quedó muy alta. Esta generación de jugadoras dejó en claro su potencial y los Juegos Panamericanos se convertían en el desafío justo para demostrarlo.
A pesar de que el desempeño colectivo no se destacó y que a nivel futbolístico habrá que hacer ajustes a futuro, las integrantes del plantel apelaron a su amor propio para realizar una destacada campaña (tres victorias y dos empates en cinco partidos -la derrota en la final fue en los penales-, con ocho goles a favor y solo uno en contra). Para muchas de ellas, campeonas en sus equipos y con destacadas trayectorias individuales, ganar algo -en este caso, una medalla- con la Selección era una gran anhelo en sus carreras.
El último resultado destacado de la selección argentina femenina había sido el título en los juegos Odesur del 2014. De aquel plantel "sobrevivieron" Agustina Barroso, Micaela Cabrera, Aldana Cometti, Mariana Larroquette, Yael Oviedo, Adriana Sachs y Vanesa Santana. Ellas fueron protagonistas de la ilusión y la expectativa que generó aquel equipo para el fútbol de mujeres nacional y luego se convirtieron en testigos de los tiempos más oscuros, ese lapso entre 2015 y 2017 en el que el seleccionado femenino virtualmente dejó de existir por falta de entrenador y de competencias. Hoy, son parte fundamental, de su refundación.
Tras tener una actuación histórica hace solo dos meses en el Mundial, Lima 2019 confirmó el gran momento de la selección nacional femenina. La continuidad del respaldo dirigencial y las muestras de confianza hacia estas jugadoras serán claves para lograr un crecimiento sostenido de la disciplina.
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