Primero fue Mauricio Macri el que demostró su sintonía con el mensaje el cardenal Mario Poli cuando leyó la oración de San Francisco de Asís, "donde haya odio, permíteme sembrar amor, donde haya herida, perdón, donde haya duda, fe, donde haya desesperación, esperanza".
Fue la respuesta del Presidente a palabras como "¿quién es más grande, el que está sentado a la mesa o el que sirve? El verdadero poder es el poder que vino a servir. Porque, como dijo el cardenal Bergoglio, la buena política está al servicio de la paz".
Después, fue el turno del Jefe de Gabinete, que habló con los periodistas a la salida del tedeum del 25 de mayo. Su primera reflexión fue, justamente, "compartimos mucho las palabras del cardenal (Mario) Poli, creemos que es muy importante trabajar al servicio de la gente, trabajar al servicio de la paz, y conectar en este día patrio con el sentido de para qué somos gobernantes, por qué trabajamos y qué hacemos como ciudadanos, siendo protagonistas de esa construcción que tenemos que hacer entre todos".
Y redondeó: "Son palabras muy sabias". De este modo, el Gobierno no ocultó su empatía con el cardenal primado, con quien comparte diagnóstico y visión de la política, y hasta podría decirse tono discursivo.
El Jefe de Gabinete también dijo que el combate contra la pobreza "que es una prioridad para la Iglesia y también para nosotros, es una deuda social que tiene la Argentina hace mucho tiempo y creemos que tenemos que seguir poniéndola como prioridad, un problema que tiene que ver no solo con ingresos, con combatir el narcotráfico, con construir cloacas, agua potable que tendríamos que tener resueltas hace mucho tiempo, pero si seguimos trabajando juntos vamos a lograrlo".
El Gobierno conocía desde el miércoles de esta semana la homilía que pronunciaría Poli y por eso desde el Presidente para abajo, todos los funcionarios lucieron tranquilos y relajados. Peña, además, fue informado de que el texto había pasado antes por el filtro del papa Francisco, especialmente preocupado por que estas elecciones se lleven adelante en paz y fortaleciendo la democracia argentina.
Por eso Poli habría sido enfático en sus referencias a los debates mediáticos ("logística comunicacional que invade la vida cotidiana"), y hasta mencionó a las encuestas, mostrando inquietud ante la posibilidad de que se instale "la confusión y el desaliento" en la población.
El pedido de un gran pacto nacional, que privilegie la unidad por sobre el conflicto, el todo por sobre las partes, es "el espíritu" de lo que viene trabajando el Gobierno desde que lanzó el acuerdo "de los 10 puntos" y que, incluso, fue conversado con la Conferencia Episcopal Argentina. Siempre dijeron que no importaban tantos los contenidos como la vocación de sostener una conversación democrática.
A ese mensaje de Poli, el Jefe de Gabinete lo revalidó diciendo ante la prensa que creen "que este año, con las elecciones, es otra oportunidad para revalidar ese mensaje de protagonismo, de construcción entre todos de la democracia y de poder tratar de seguir haciendo las cosas mejor"
"Estamos hablando de cosas parecidas, entendiendo también que estamos en el marco de un calendario electoral, acordando ciertas cosas que ya no se discutan más; si logramos eso vamos a seguir logrando generar una nación más fuerte", dijo.
Y agregó que "hay que poner en valor las cosas que se logran por consenso, como por ejemplo la nueva ley de economía del conocimiento, porque si no parece que nunca se logra nada y otras cosas que habrá que seguir discutiendo."
Sin gente en la Plaza de Mayo que una vez más estuvo vallada como en años anteriores y con muy pocos funcionarios adentro de la Catedral, la decisión del Gobierno fue realizar un 25 de Mayo sin riesgos, buscando hacer los mínimos gastos en línea con el feroz ajuste de las cuentas nacionales y los que está padeciendo la población.
También bajando el tono al debate. "Cuanto más levante la voz la oposición, nosotros vamos a hablar todavía más bajo. Y si ellos creen que ganan, mejor", le dijo un funcionario de la comunicación a Infobae una vez terminada la ceremonia.
Peña terminó sus cuatro minutos de declaraciones con los periodistas que siguieron el Tédeum desde afuera agradeciendo a los argentinos "por seguir trabajando pese a las dificultades". Sobre algunas cosas quisiera que se debata lo menos posible ("que podamos entrar con el menor debate posible" fueron exactamente sus palabras), cometiendo otro sincericidio como la "confesión" involuntaria de que hoy se está discutiendo si el candidato tiene que ser Mauricio Macri o María Eugenia Vidal.
Mientras él se retiraba, ministros, secretarios, algunos pocos diputados y senadores se saludaban en la puerta de la Catedral comentando la disputa electoral que se vienecon encuestas que tienen al Presidente a varios puntos por detrás de la principal fórmula opositora. "Todavía falta mucho", se escuchó decir a un optimista.