Carolina Pochetti, viuda de Daniel Muñoz, el ex secretario de Néstor Kirchner acusado de sacar del país más de USD 70 millones, podría convertirse en la nueva arrepentida del caso de los cuadernos.
La mujer estuvo reunida ayer tres horas con los fiscales Carlos Rívolo y Carlos Stornelli y este viernes fue trasladada nuevamente a Comodoro Py para reunirse con el juez federal Claudio Bonadio, quien deberá definir si la acepta como arrepentida y homologa el acuerdo.
La Policía montó un celoso operativo de seguridad en el cuarto piso del edificio a la espera de que Pochetti, acompañada por su defensor oficial Juan Martín Hermida, ingrese a la oficina de Bonadio.
Pochetti llegó a declarar bajo el rol de "imputado-colaborador" en un capítulo de la investigación en donde hay mucha prueba y con al menos cuatro arrepentidos que ya dieron detalles de las maniobras: Elizabeth Ortiz Municoy, su ex marido Sergio Todisco y el ex ministro de Hacienda de Santa Cruz Juan Manuel Campillo (aun preso). El primo de Pochetti, Carlos Gellert, también preso, pidió la semana pasada ser incluido entre los arrepentidos.
En la causa, los fiscales creen que se construyó "una estructura jurídica, societaria y bancaria en la Argentina y en el extranjero, con el fin de canalizar, convertir, transferir, administrar, vender, disimular y o poner en circulación en el mercado fondos de procedencia ilícita" y que habrían salido de las recaudaciones relatadas por el chofer Oscar Centeno en sus cuadernos.
Carolina Pochetti está presa desde el 24 de octubre cuando se entregó en Comodoro Py 2002 un par de días después de saber que la estaban buscando. En el allanamiento a su casa, encontraron computadoras y teléfonos rotos. En su indagatoria, la mujer lloró, dijo que el jefe de su marido era Néstor Kirchner y que cuando aparecían en la prensa las noticias que ponían en duda su actividad, su marido le decía: "No te metas, no preguntes, son cosas de la política para embarrarlo".
Sin embargo, los investigadores creen que la mujer cumplía un rol activo en el control del dinero que pasó por manos de su marido, la convocatoria a distintos testaferros y el intento de vender las sociedades una vez que el kirchnerismo dejó el poder y explotó el escándalo de los Panamá Papers, donde apareció el nombre de Daniel Muñoz.