El primer libro del abogado Martín Litwak, fundador del estudio Litwak & Partners, es una defensa férrea de las jurisdicciones offshore, también conocidas como paraísos fiscales y muy cuestionadas luego de la investigación Panamá Papers. "Tienen muchas cosas súper positivas y mucha bibliografía direccionada a que son malas, que tienen problemas y que se usan para delinquir. No había contrapesos", le dice a Infobae. Este instrumento, asegura, es una de las herramientas ideales para proteger patrimonios: de hecho, la preferida de los millonarios de la Argentina.
Hay un grupo de países de alta tributación, reunidos en la OCDE y el G20, por ejemplo, que ejercen una presión desmedida sobre países más chicos para que suban los impuestos
Cómo protegen sus activos los más ricos y por qué deberíamos imitarlos: planificación patrimonial internacional en la era de la transparencia (Cooltura, 2018) es el título de la obra de este abogado cuyo estudio tiene oficinas en Uruguay, Miami y las Islas Vírgenes Británicas. En el texto se explaya sobre planificación familiar, el riesgo de seguir los lineamientos de los "países de alta imposición" y cómo las offshore se convirtieron por estos días en "low cost tributarias" que frenan el aumento impositivo a nivel global.
—¿Hay offshore buenas, entonces?
—La inmensa mayoría de las offshore se hacen con finalidad lícita. Y es algo que ocurre cada vez más. Es tan complicado armar una para fines ilícitos que no hay incentivos para hacerlo. Es mucho más fácil evadir, lavar dinero o financiar terroristas en el onshore que en el offshore.
—¿Por qué los ricos las usan para protegen sus activos, como dice el título del libro?
—Son instrumentos para finalidades determinadas. Una es la protección patrimonial. Una familia puede sentir amenazado su patrimonio por varios factores. Por ejemplo, impuestos altos, falta de privacidad, falta de seguridad jurídica del país donde vive, temas de integridad y seguridad personal, protección frente a terceros y conflictos sucesorios.
—¿Cómo se lo protege?
—Se arma un menú de opciones, desde un testamento hasta una "mudanza internacional", como hizo Cristiano Ronaldo cuando se fue a Italia. En el medio hay sociedades (off shore y no offshore), trusts (off shore y no offshore), fondos de inversión, seguros. Depende de lo que se quiera lograr, del lugar y del patrimonio que se tenga. Los riesgos no se eliminan, pero se reducen.
La transparencia es importante, los Estados tienen que tener herramientas para cobrar impuestos, pero no avasallando libertades básicas individuales
—Hablás de impuestos como una amenaza patrimonial, pero tratar de evitarlos es un delito.
—Dije impuestos porque es lo que primero con lo que se identifica a las offshore. Pero cuando viene una familia a vernos –de cualquier país de la región–, lo que más les preocupa es la inseguridad jurídica. En general, son familias que planifican a 20 o 40 años. Siempre fui partidario de impuestos bajos, pero nunca dije que no haya que pagar un impuesto que existe. Dicho esto, hay jurisprudencia de casi todas las cortes supremas de la región y EEUU en la que se establece que yo no tengo que organizar mi vida y mis negocios de manera tal de pagar los mayores impuestos posibles. ¿Si tengo dos alternativas para un activo por qué tengo que elegir la que paga más impuestos?
—¿La mala fama de las offshore llegó a su pico con Panamá Papers?
—No, al contrario. Panamá Papers nos permitió descubrir las offshore y empezar a ganar la batalla cultural. Antes, una offshore era una película ochentosa, como The Firm o El Sastre de Panamá, todo evasión y lavado de dinero. Con Panamá Papers se empezó a hablar y llegaron las preguntas. ¿Se puede evadir impuestos con estas empresas? No, hay intercambio de información impositiva, hoy eso no se hace. ¿Se puede financiar el terrorismo? No, imposible. El que quiere evadir lo hace con efectivo, con bolsos en conventos, con hoteles o haciendo un documental, no con sociedades offshore. Es cierto que EEUU aún no intercambia información, pero en un par de años más lo hará.
—Escribiste que en los países centrales la dicotomía entre transparencia y privacidad se saldó a favor de la transparencia. ¿Te parece que está mal?
—Sí. La transparencia es importante, los Estados tienen que tener herramientas para cobrar impuestos, pero no avasallando libertades básicas individuales. Yo no tengo ganas de que vos sepas lo que tengo, cuánto tengo, dónde está mi casa y dónde invertí. Si pago mis impuestos y gano el dinero lícitamente, ¿cuál es el interés legítimo de un tercero par saber cuánto tengo?
—Se supone que la transparencia apunta al bien general.
—Es un argumento que respeto pero que no comparto. Hay un grupo de países de alta tributación, reunidos en la OCDE y el G20, por ejemplo, que ejercen una presión desmedida sobre países más chicos para que suban los impuestos. Es sencillo. Los sistemas jubilatorios del mundo están quebrados y los países necesitan recaudar más. Las jurisdicciones offshore les ponen un límite a los impuestos en las onshore. Si te ponen un impuesto del 90%, buscás dónde poner la plata. ¿Del 20% o 30%? Bueno, eso es lo que acepta hoy el mundo. Si los paraísos fiscales desaparecieran, los impuestos subirán. Lo comparo con las aerolíneas low cost.
—¿Por qué?
—Porque le ponen un límite a lo que las aéreas tradicionales pueden cobrar en materia de pasajes y eso beneficia a los consumidores. Si cambiás low cost por jurisdicciones de baja tributación, pasajes por impuestos, tradicionales por país de alta tributación y cambiás usuario por contribuyentes, la frase que te queda es: las jurisdicciones offshore ponen un límite a los impuestos que pueden cobrar los países de alta tributación en beneficio de los contribuyentes. La competencia fiscal, que haya países con tasas diferentes, nos beneficia a todos. La gente estuvo durante años apoyando el bando equivocado, el de los países de alta tributación, condenando a los paraísos fiscales con la excusa del lavado de dinero y la evasión, algo que no pasa. Podía pasar en los 80, pero ya está.
—¿Ese impacto impositivo se ve en la Argentina?
—Sin dudas. Es divino que la OCDE quiera recibir a la Argentina, pero que nos dejen primero bajar los impuestos porque después no van a bajar. Tenemos que ser más audaces y bajar más los impuestos. No dos o tres puntos en cinco años; más, mucho más. Eso va a subir la recaudación y bajar la evasión: está demostrado en el mundo, no es un capricho mío.
Hay jurisprudencia de casi todas las cortes supremas de la región y EEUU, donde se establece que yo no tengo que organizar mi vida y mis negocios de manera tal de pagar los mayores impuestos posibles
—¿Por qué los paraísos fiscales quedan reducidos a pequeños países o islas, como Panamá, Islas Vírgenes o Seychelles?
—Primero, me gustaría dejar en claro que el paraíso fiscal más grande hoy es EEUU. Pero tomando el punto, es lógico: gobernantes de una isla que no tiene ninguna industria compiten fiscalmente. Si el político de Islas Vírgenes cobra impuestos de 30%, el dinero no viene. Si cobra 0%, viene. Es un tema de sentido común.
—También planteás que estas herramientas comienzan a dejar de ser sólo cuestión de gente muy adinerada.
—Está pasando. Las amnistías fiscales de la región ayudaron a que la gente empezara a hablar de dos palabras a las que los latinos les huyen: muerte y plata. Ahora tenemos gente con patrimonio más bajo que empieza a hacer lo que antes hacían los más ricos.
Panamá Papers nos permitió descubrir las offshore y empezar a ganar la batalla cultural. Antes, una offshore era una película ochentosa, como The Firm o El Sastre de Panamá
—Equiparás la filtración de datos de Mossack Fonseca, el estudio de Panamá Papers, con la de Facebook. ¿Por qué?
—Es distinto el titular de las noticias dependiendo de quién es la empresa involucrada. Mencioné a Facebook y también a Gamestop, una cadena de videojuegos. Ahí los medios hablaban de que había sufrido un hackeo y que la información de los usuarios estaba en peligro. Cuando fue lo de Mossack Fonseca se hablaba de lavado y evasión. Tratamientos diferentes. El problema de Mossack no fue que tenía cuentas offshore: más del 90% no tenía problemas con la ley. Rompieron documentación y terminaron presos por obstrucción de la Justicia.
Tenemos que ser más audaces y bajar más los impuestos. No dos o tres puntos en cinco años; más, mucho más. Eso va a subir la recaudación y bajar la evasión
—En el caso de Panamá Papers se puso foco en funcionarios y personas públicas de varios países, incluida la Argentina, con cuentas offshore muchas de las cuales no estaban declaradas.
—Quien cometió un delito tiene que responder. Nadie los defiende, pero se puso un manto de duda sobre muchas personas. Había millones de documentos de cientos de sociedades y las que eventualmente pueden haber cometido un delito son 2% o 3%. Si se toma la misma muestra de empresas argentinas, ¿qué porcentaje evade impuestos? Mucho mayor. El problema no es de la sociedad offshore, sino del que las usa para cometer un ilícito.
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