Emilio Monzó le comunicó a Mauricio Macri que no renovará su banca en 2019

El presidente de la Cámara de Diputados, armador clave de Cambiemos, no acompañará al jefe de Estado en un eventual segundo mandato

Mauricio Macri y Emilio Monzó en la apertura de sesiones ordinarias de este año. (Foto de archivo)

El presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, acordó con Mauricio Macri que no lo acompañará en un eventual segundo mandato y que, en caso de que vuelva a ganar Cambiemos, prefiere un destino fuera del país. Es decir, continuará al frente de la Cámara baja este año y también en el 2019, pero no será candidato a diputado nacional para ocupar la misma responsabilidad que tiene ahora.

La información viene circulando desde el viernes de la semana pasada en ámbitos políticos. Monzó lo habló con el Presidente y también con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y "en los mejores términos", según se supo de su círculo íntimo. Incluso trascendió que la decisión, que Monzó transmitió con tranquilidad y mesura, descomprimió una tensión que no pudieron manejar desde la llegada al poder de Cambiemos.

Es que el ex intendente de Carlos Tejedor nunca se sintió cómodo con el lugar que le tocó en el armado del Gobierno. Pretendía influir en las decisiones políticas y también territoriales, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde él ayudó a armar para el PRO desde su incorporación al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el 2011.

Poco a poco el titular de Diputados fue desplazado de la mesa de las decisiones estratégicas y fracasó en su intento por incorporar peronistas a la gestión. La gobernadora María Eugenia Vidal, por su lado, tampoco aceptó negociar con él un espacio de influencia en el principal distrito del país.

Se hicieron públicas sus críticas al timbreo, la práctica de cercanía de la nueva política (ironizaba con el "ring raje") y luego de varios reportajes que fueron considerados "destemplados" por la comunicación oficial, Macri y Monzó pudieron lograr una mejor convivencia. Pero a fin del año pasado, cuando trascendió que la electa diputada por la Ciudad de Buenos Aires Carmen Polledo podría ser elegida titular de la bancada PRO en Diputados, amenazó con renunciar. "Yo necesito a mi equipo", dijo por entonces, defendiendo el lugar de Nicolás Massot, el joven peronista que se transformó en su mano derecha. Finalmente, aceptaron su exigencia.

Esas tensiones no fueron buenas para el Gobierno, distrajeron a la tropa propia, y cuando apareció la dura oposición a la reforma previsional en el recinto y en la calle, Cambiemos estaba en sus complejas batallas internas, difíciles de digerir para quienes tienen que convivir a diario con la oposición, defendiendo al Gobierno.

Los ánimos se aplacaron, volvieron a coordinar políticas para diseñar la estrategia de la legalización del aborto, cuando Monzó, Massot y Silvia Lospennato alertaron al Gobierno de la agenda que se venía. Pero volvió a complicarse la semana pasada, cuando el peronismo unido casi logra el quórum para discutir las tarifas en sesión especial. El propio Peña se comunicó con varios diputados del peronismo para expresarles su preocupación, deslegitimando a Monzó.

Los diputados peronistas le explicaron al jefe de Gabinete que debieron acelerar lo que tenían previsto para después del Mundial al ver que los aliados de Cambiemos (Lilita Carrió y Alfredo Cornejo) tomaban la agenda que ellos pensaban discutir más adelante.

Con total tranquilidad, y sin rencores, Monzó se reunió con Macri y Peña para transmitirles su decisión, ya tomada. No trascendieron los contenidos de esas charlas pero, parece evidente, nadie le pidió que se quedara para un eventual segundo mandato.