Propiedades, autos de lujo y sospechas de lavado: la Justicia pone la lupa sobre el SOEME

Se trata del Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación. Sus máximos referentes son investigados porque tienen un nivel de vida que no se condice con su capacidad contributiva. Años atrás también fueron vinculados con el narcotráfico

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Marcelo Balcedo, investigado por múltiples
Marcelo Balcedo, investigado por múltiples irregularidades. (Foto de archivo)

El secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación (SOEME), Marcelo Balcedo, y su esposa, Paola Fiege, quedaron en la mira de la Justicia sospechados por varias maniobras vinculadas a delitos tributarios y lavado de dinero.

El juez que está a cargo de la investigación es Ernesto Kreplak y en los pasillos judiciales creen que el gremialista podría convertirse en los próximos días en un nuevo ícono de los desaguisados que se producen en el seno de algunas asociaciones sindicales, como ya sucedió con Juan Pablo "El Pata" Medina (UOCRA) y Omar "Caballo" Suárez (SOMU). Ayer se dictó el secreto de sumario, un acto procesal excepcional que los magistrados utilizan para resguardar y garantizar la eficacia de distintas medidas que se adoptan en un expediente.

Según supo Infobae, la Justicia tiene bajo la mira numerosas extracciones de dinero en efectivo de la cuenta bancaria del SOEME que estarían vinculadas a maniobras de lavado y a adquisiciones de propiedades y autos de lujo cuyos titulares no tienen capacidad contributiva como para afrontarlas.

Un informe de la AFIP reveló que solo entre 2012 y 2013 se realizaron "operaciones de extracciones de dinero en efectivo sin verificación por $53.532.221". Una presentación de la UIF señaló a Balcedo y a Mauricio Yebra, otro integrante del SOEME. Yebra está involucrado en una de las causas contra Los Monos, la banda rosarina. Catorce autos de alta gama -entre ellos BMW, Toyota Hilux, Volkswagen Vento, VW Passat y un Mini Cooper- que estaban en poder de los narcotraficantes fueron registrados a su nombre.

Ingeniero, con un máster en Comunicaciones en Washington, Marcelo Balcedo asumió el cargo que dejó su papá, Antonio Balcedo. Esa movida fue criticada por un sector del sindicato porque la Secretaría General no es un cargo hereditario. Sus primeras decisiones fueron igual de polémicas: encaró una etapa de afiliación compulsiva e irregular de 8 mil empleados del área administrativa del Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires, en ese entonces a cargo de Mario Oporto.

"Yo me negué a afiliar a personas de manera ilegal y por eso me sacaron a palos", cuenta Zenón Zappitelli, ex sindicalista del SOEME. Zappitelli se presentó ante la Justicia y denunció que dos empleados de seguridad intentaron impedirle el ingreso a la sede del gremio por una supuesta orden interna. Al negarse lo amenazaron y lo atacaron a golpes. El dirigente gremial describió que un individuo fue luego hasta su casa y le dijo: "Si seguís jodiendo vas a aparecer en un zanjón". Zapitelli afirma que las lesiones y amenazas "son una respuesta" a "reclamos y planteos" que él había formulado en el gremio por supuestos descuentos indebidos a afiliados.

Balcedo ya supo tener dolores de cabezas con la Justicia. En 2007 se profugó cuando el juez de Garantías Guillermo Atencio ordenó su detención en una causa que investigaba dos hechos de presunta extorsión a legisladores con el aparente propósito de obtener favores del Estado. A Balcedo nunca lo encontraron. Regresó recién al país cuando la orden de detención fue anulada por un polémico fallo.

Los empresarios platenses Ricardo Carozzi y Ricardo Salomé ya lo habían denunciado tiempo atrás por un hecho similar. Presentaron videos y grabaciones que demostraban las extorsiones. En esa causa, Balcedo fue procesado con eximición de prisión hasta que también fue beneficiado por una nulidad dictada por un fiscal.

Durante los primeros meses de la gestión de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, el SOEME que conduce Balcedo se transformó en una piedra en el zapato para el entonces ministro de Educación bonaerense Alejandro Finocchiaro. Es que pese a que los gremios docentes habían cerrado paritarias y se habían comprometido a dar clases, personal auxiliar que realizaba tareas de limpieza y respondía a SOEME dejó sin clases a los chicos durante casi un mes en varios colegios.

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