La enseñanza bilingüe, tan venerada hace tiempo en los Estados Unidos como herramienta de integración de los niños migrantes, tenía como objetivo principal una gradual transición al inglés mientras se mantenían algunas habilidades en la lengua materna. La insatisfacción de las comunidades hizo que el sistema evolucionara, y hoy la palabra bilingüe casi no existe en los programas oficiales.
Lo que da resultados en este momento para atender las necesidades de inclusión de un porcentaje importante de la población —un 8% o más de 25 millones de personas— es un programa que lleva décadas en un puñado de comunidades, pero que en los últimos años creció y se extendió a 32 estados: la inmersión en dos lenguajes. Los estudiantes aprenden los mismos contenidos en ambas lenguas, y comparten entre sí sus diferentes idiomas al comunicarse.
Acaso ese punto sea igual de importante para las comunidades integradas: la educación de inmersión dual no sólo da resultados entre los niños hispanoparlantes, haitianos o asiáticos que necesitan aprender el idioma inglés para tener un futuro en este país, sino que también funciona para que los niños estadounidenses incorporen de modo natural una segunda lengua, requisito casi indispensable de un mundo global. Se estima que 1,5 billones de dólares en exportaciones de los Estados Unidos dependen en algún punto de la industria del lenguaje: intérpretes, traductores, maestros de idiomas. Y ahora, maestros de contenidos generales en diferentes idiomas.
Porque la novedad de estas escuelas consiste en eso, precisamente.
—¿Cómo funcionan las aulas de esta modalidad de programas de doble inmersión? —preguntó Infobae a Vanessa Bertelli, cofundadora y directora de Language Immersion Project (Proyecto de Inmersión en Idiomas, DC Immersion), una organización de Washington D.C.
—Algunos programas prevén dos maestros en el aula todo el tiempo, pero es una propuesta costosa. El modelo económicamente más eficiente implica que los niños vayan de un aula a otra: la sala en inglés (con claves visuales en inglés), en la cual un maestro enseña en inglés, y la sala del otro idioma (con claves visuales en el otro idioma), en la cual otro maestro enseña en la otra lengua (por ejemplo, español). No se recomienda que un solo maestro enseñe en los dos idiomas.
—¿Por qué?
—Resulta confuso para los estudiantes. Además, como se requiere una fluidez casi de hablante nativo, es difícil encontrar maestros que la tengan en ambas lenguas.
Las ventajas del sistema son muchas: desde la naturalidad con que los niños incorporan los idiomas hasta la facilidad —traducida en mejor rendimiento: los estudiantes de inmersión dual obtienen 14 puntos más que los estudiantes de programas comunes, más allá de su etnia o su estatus socioeconómico— para comprender los contenidos. Y sin embargo, algunos sectores latinos temen que de este modo sus hijos incorporen el inglés con más debilidad. Es, en realidad, lo opuesto, según Bertelli.
—Algunos medios sostienen que las familias hispanohablantes desconfían de los programas de doble inmersión. ¿A qué se debe?
—Uno de los temas principales con las familias latinas es que durante largo tiempo los programas de doble idioma se han visto como una suerte de remedio, no como el tipo de instrucción realmente deseable y efectiva que son en realidad. El hecho —bien estudiado— de que en el largo plazo estos programas brindan un dominio muy superior del inglés es contraintuitivo, y por eso necesita que se lo explique mejor.
—¿Hay otros aspectos?
—Las ramificaciones sociales en el largo plazo, como que los niños latinos perderán su lengua materna, no se comprenden bien. En su esencia, es un tema de derechos civiles: cuando a los bilingües emergentes no se les permite retener el idioma que hablan en su hogar, las interacciones sociales de las familias son limitadas, y así se terminan por perder las culturas y las identidades.
Desde la casa y la escuela hasta el empleo
Existen muchos modelos diferentes para las aulas de escuela primaria con doble lenguaje, pero tienen algo en común: al menos el 50% de la enseñanza se brinda en el idioma que no es inglés. En general, estos modelos se pueden dividir en dos grandes grupos: los de inmersión completa (en los primeros grados se emplea la lengua materna de los niños entre el 80% y el 90% del tiempo) y los de inmersión parcial (se usan el inglés y el otro idioma en partes iguales).
"Los modelos de dos vías (donde hay aproximadamente el mismo número de niños que aprenden inglés que de niños que hablan inglés) son más fáciles de implementar ya que hay menos necesidad de llevar al aula ejemplos del uso del lenguaje para que los niños se metan de lleno en el otro idioma", explicó la impulsora de esta organización que aspira a crear "una fuerza de trabajo lingüística y culturalmente competente para el siglo XXI".
—Poder confiar en que los niños ejemplifiquen el uso del idioma ante los otros niños (recordemos, es algo de doble vía: los niños que hablan español ejemplifican el uso del lenguaje para los que hablan inglés, y los niños que hablan inglés ejemplifican el uso del lenguaje para los que hablan español) es muy efectivo.
—¿Y se entienden? ¿O pasa un tiempo en el que los niños están perdidos, hasta que aprenden a pasar de un código a otro?
—Por lo general los estudiantes no tienen problemas para comprender el idioma, pero dado que dominar las habilidades de recepción y producción de la lengua requiere diferentes cantidades de tiempo, no se debería considerar que un estudiante no comprende un idioma simplemente porque no responde en una lengua que no es la suya de origen.
Hay programas de desarrollo o mantenimiento, dirigidos a estudiantes cuya lengua materna no es el inglés. Otros son los de dos vías que citó la experta, que mezclan a niños cuya lengua materna es el inglés con niños cuya lengua materna es (según el grupo) el castellano, el créole, el cantonés. Otros son exclusivamente para que los niños angloparlantes incorporen otra lengua desde temprano, cuando les resulta más fácil: planes de inmersión en un idioma extranjero. Y también hay opciones para los niños, por ejemplo, hispanos, nacidos en los Estados Unidos y angloparlantes, pero cuyos padres o abuelos hablan castellano y quieren que no pierdan su riqueza cultural.
—La expresión "bilingüe" es un paraguas para describir programas que ofrecen educación en dos idiomas con la esperanza de que los estudiantes adquieran alfabetización en dos lenguas.
—¿Qué significa alfabetización en dos lenguas?
—Que los beneficios de estos programas exceden en mucho la capacidad de hablar dos idiomas. Muchos estudios han concluido que los beneficios cognitivos de ser bilingüe se extienden a diferentes aspectos de la vida de una persona. Entre ellos se incluye una confianza mayor en los ámbitos sociales, una comprensión mejor de la lengua materna del estudiante y un desarrollo mental aumentado.
—¿Y desde la perspectiva del empleo futuro? Según un estudio de la Universidad Estatal de Michigan citado en la página web de DC Immersion, el 45% de las empresas de los Estados Unidos prefieren empleados que hablen otro idioma además del inglés.
—Muchas veces, aun si una empresa no pone como requisito que se hable determinado idioma para un puesto de trabajo, va a preferir a un empleado potencial bilingüe o multilingüe debido a los beneficios que se sabe que vienen con serlo. Cuando las compañías tienen empleados multilingües, aumentan su capacidad para hacer negocios con otras empresas en el exterior, lo cual permite un aumento del comercio internacional. Así que sí, otro beneficio de la alfabetización en dos lenguas es una oportunidad de empleo más diversa cuando se ingresa a la fuerza de trabajo.
Ayer rechazo, hoy éxito
La primera vez que se oyó hablar en los Estados Unidos de los programas de inmersión dual fue en la década de 1960, en la Florida y en Maine: en un estado, para atender las necesidades de los niños hispanoparlantes; en el otro, las de los que hablaban francés. Desde Florida, dada la creciente migración de origen latinoamericano, el concepto se fue expandiendo a lugares como Texas, Arizona, California, donde se los conoció en los 80. Si bien en la década siguiente muchos políticos los atacaron —no eran todo lo efectivos que se decía para enseñar inglés a los inmigrantes— y lograron que algunas comunidades los eliminaran, los programas de inmersión dual siguieron su curso silencioso.
En la década del 2000 comenzaron a ser reflotados; en los últimos diez años pasaron de 275 a 450 escuelas, según cifras del Center for Applied Linguistics (Centro de Lingüísitica Aplicada).
En esos mismos años, la cofundadora de DC Immersion trabajó en responsabilidad social corporativa y estructuras organizacionales, mientras obtenía dos maestrías en distintos idiomas (habla cinco), lo que la llevó a experimentar un rasgo fundamental de esta iniciativa.
—¿Qué se aprende con esta modalidad: un idioma diferente o contenidos en un idioma diferente?
—En los programas de idioma doble, el otro idioma (en este caso, español) es un medio por el cual se enseña contenido. El contenido se enseña tanto en inglés como en el otro idioma, y los niños aprenden ambos idiomas a la vez que aprenden contenidos. Los cerebros de los niños están hechos para asimilar idiomas. Es una de las funciones necesarias de su desarrollo cognitivo, de manera tal que sus cerebros interpretan y aprenden a utilizar el idioma de una manera muy natural. Es muy común en la mayor parte del mundo que los niños asimilen dos o más lenguas en su infancia temprana.
—¿Los niños tardan más con este método?
—A veces puede llevarles un poco más dominar los dos idiomas, dado que hay más que aprender, sobre todo en cuanto al vocabulario. Pero la exposición a diferentes estructuras lingüísticas ayuda a nuestro cerebro a comprender mejor cómo funciona el idioma. Los estudios han mostrado también que los estudiantes podrían conocer el vocabulario mejor en un idioma que en otro, por ejemplo los términos de la multiplicación en español, pero una vez que reciben el vocabulario adecuado en el otro idioma, el estudiante puede explicar la información exactamente del mismo modo. Y conviene recalcar, aunque sea obvio, que dominan dos idiomas.
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