De pasante a multitasking en comercio exterior

Si bien el nuevo contexto normativo vinculado al comercio exterior argentino facilita la gestión de las operaciones, el sector sigue presentando desafíos, así como una gran oportunidad de aprendizaje y desarrollo profesional

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Camila Bonanati es analista de
Camila Bonanati es analista de comercio internacional para la industria de electrodomésticos y electrónicos (Foto: Movant Connection)

Comencé mi experiencia en comercio exterior a través de una pasantía. Era mi primer acercamiento al área y mis tareas incluían documentación, uso de SAP (sistema de gestión) y reclamos a proveedores del exterior. Dos meses después, me efectivizaron. El final de la pasantía y el comienzo como analista de comercio exterior marcaron un punto de inflexión: empecé a formar parte de tareas que conllevan mayor responsabilidad o que son más abarcativas, como las ventas internacionales y los pagos al exterior.

Hoy, no podría decir que mi función se limita a lo operativo o a lo financiero. Trabajo en todos los subsectores del comercio exterior. Soy, en términos informales, el back-up de mis compañeros: desde los que se especializan en el seguimiento operativo de cargas, aquellos que gestionan las ventas internacionales, hasta los que se ocupan de los giros al exterior.

Desafíos del comercio exterior en la industria argentina

Esta experiencia “multisectorial” me permitió identificar las problemáticas que marcan el ritmo del sector. Donde, más allá de obstáculos puntuales, creo que el mayor problema en Argentina es la inestabilidad de las reglas del juego. Con cada cambio de gobierno –e incluso dentro del mismo mandato– hemos atravesado transformaciones importantes en muy poco tiempo, y con necesidad de adaptación inmediata.

Esto, sumado a la burocracia típica de nuestro país, hace que desarrollarse en comercio exterior sea un desafío constante. Sin embargo, se han logrado avances. El sistema para declarar importaciones es un reflejo de esta situación: pasamos por la SIMI, luego la SIRA, después la SEDI y, recientemente, la derogación de esta última en febrero de 2025.

Cada sistema implicó nuevas reglas, plazos y exigencias. Por ejemplo, la SIMI tenía un plazo de validez de 180 días corridos desde su aprobación, mientras que el de la SIRA era de 90 días. A esto se sumaba el CEF (Capacidad Económico-Financiera), que evaluaba si una empresa podía acceder a dólares. Aunque fue eliminado con la SEDI, marcó una etapa donde se regulaba mucho más el acceso al mercado de cambios.

Otro punto sensible: los giros al exterior. Argentina tenía, hasta la salida del cepo que se concretó hace muy pocos días, una dificultad crónica para realizar pagos al extranjero, lo que nos restaba competitividad. La mayoría de los proveedores no aceptan condiciones como pagar después del embarque, por lo que suelen pedir anticipos. Y ahí empezaba el juego de malabares: el cliente quería los documentos para nacionalizar, pero vos necesitabas pagar para que los liberen, y si había muchas operaciones iguales al mismo tiempo, el cuello de botella era enorme.

En este sentido, los avances recientes marcan realmente un antes y un después para el comercio exterior argentino, y creo que paulatinamente iremos comprobando sus beneficios.

"En esta industria, cada tarea
"En esta industria, cada tarea requiere trabajar con otras áreas. En los reclamos, por ejemplo, necesitamos el informe de logística para verificar el estado de la mercadería", señala Camila (Imagen: Shutterstock)

Comercio exterior en la industria de los electrodomésticos

En esta industria en particular, todo producto eléctrico debe ensayarse para garantizar su seguridad antes de importarse, con lo que se confecciona un informe donde se detalla cada componente eléctrico (marca, modelo, especificaciones).

Además, para productos o insumos en contacto con alimentos –como hornos o freidoras– puede requerirse el certificado de “libre circulación”.

A su vez, todos los productos de baja tensión deben contar con certificación de “seguridad eléctrica” para prevenir accidentes, y en algunos casos también de “eficiencia eléctrica”, sobre todo en productos de mayor consumo energético como heladeras, lavarropas o termotanques.

Interacción con otras áreas: el engranaje del Comex

En esta industria, cada tarea requiere trabajar con otras áreas. En los reclamos, por ejemplo, necesitamos el informe de logística para verificar el estado de la mercadería. Si hay daño, sumamos a ingeniería o calidad, especialmente tratándose de productos eléctricos.

En las ventas internacionales, dependemos del cronograma y condiciones de venta que define el equipo comercial. Ellos son el primer contacto con el cliente y quienes aprueban el pedido que origina toda la operatoria. Además, estas ventas implican contacto con el equipo de pagos internacionales, tanto para pagarle al proveedor como para cobrarle al cliente. En este punto es necesario llevar a cabo el seguimiento de acuerdo a las condiciones de pago asignadas, ya sean anticipos, el pago contra documentos o pago diferido, y así reclamar saldos restantes y corroborar su cumplimiento.

En lo que respecta a los pagos internacionales, trabajamos en conjunto con el equipo de finanzas, no solo por la adecuación y cumplimiento de las normativas cambiarias y el conocimiento del MULC, sino también para confirmar la disponibilidad de fondos antes de proceder

Y en el aspecto más operativo, también interactuamos con ingeniería, ya que ellos gestionan los certificados de seguridad y eficiencia eléctrica necesarios para importar.

Trabajar en comercio exterior en Argentina es como correr una maratón con obstáculos que cambian de lugar todo el tiempo. Pero en esa incertidumbre también se aprende a ser más flexible, a pensar en soluciones y a trabajar en equipo. Después de todo, cada operación es una oportunidad para seguir creciendo.