
Para Marcelo, la logística “es esencial y está en constante funcionamiento para que tengamos lo que necesitamos a diario”. En esta nota, detalla distintos factores, como las innovaciones en tecnología y los cambios en el comportamiento del consumidor, que caracterizan al sector logístico y lo vuelven indispensable para el desarrollo de la sociedad.
¿Qué desafíos diarios enfrenta alguien que cumple tu rol?
Los que trabajamos en logística no tenemos tiempo para aburrirnos. Siempre me atrajo esta industria porque todos los días hay desafíos. El día que parece tranquilo deja de serlo en poco tiempo. Desde mi rol, los desafíos son múltiples. Por un lado, trabajamos en un sector que es mano de obra intensiva, por lo que gestionar personas se convierte en una tarea central. Necesitamos gente capacitada y al mismo tiempo debemos reducir la conflictividad para lograr alta productividad.
Otro gran desafío es el manejo sindical, un aspecto clave en nuestro rubro. Además, enfrentamos los cambios macroeconómicos del país, que nos obligan a adaptarnos constantemente. Un día, la importación es negocio y se eleva el stock; seis meses después, el contexto cambia y lo que antes faltaba ahora sobra. Estos cambios bruscos nos obligan a ser flexibles y a ajustar recursos rápidamente.
¿Cómo describís la actualidad de la logística en Argentina?
La coyuntura actual y el futuro son dos cuestiones distintas. Hasta hace poco, era negocio importar y mantener stock porque el valor de los productos aumentaba día a día. Ahora, con un cambio rotundo, las ventas cayeron y ya no conviene mantener grandes inventarios. Todos están reduciendo existencias al mínimo posible.
En cuanto al futuro, la logística tiende a simplificar eslabones. Antes, para obtener un producto, había que recorrer un camino que incluía productores, distribuidores, tiendas y supermercados. Hoy, el consumidor compra directamente al productor, y la logística debe ser el eslabón que hace posible esa conexión. Vamos hacia un modelo donde se prioriza la entrega directa y casi instantánea del productor al consumidor.
¿Es un sector que sigue siendo fértil pese a tantos cambios?
Sin dudas. La pandemia evidenció que, aunque el mundo se detuviera, los productos tenían que seguir circulando. Nosotros debíamos encontrar la forma de entregar lo que la gente necesitaba, especialmente cuando el consumidor no podía moverse de su casa.
La logística no va a desaparecer; está en plena transformación. De hecho, va a crecer porque ahora es mucho más atomizada. Antes, muchas tareas logísticas las hacía el consumidor, que se encargaba de buscar los productos. Hoy, somos nosotros quienes llegamos a cada domicilio. Esto incrementa la necesidad de mano de obra, transporte y tecnología. La inteligencia artificial será fundamental para enfrentar esta atomización, anticipar necesidades y agilizar procesos.
¿De qué manera influye un consumidor más informado y exigente?
Hoy, el consumidor quiere saber todo. Espera ver dónde está su pedido en tiempo real y recibe actualizaciones en cada etapa del proceso. Quiere saber exactamente cuándo va a recibir su compra.
Esto genera una presión adicional para el sector. No se trata solo de entregar el producto, sino de garantizar una experiencia completa, con información clara y precisa. La tecnología nos permite ofrecer tiempos estimados de arribo que se actualizan en función del tránsito y otros imprevistos. Así, el consumidor se siente más seguro y reduce su ansiedad al ver el avance de su pedido.
¿Dónde creés que está la clave entre lo automatizado y lo humano?
La automatización está presente desde hace décadas, sobre todo en grandes centros de distribución. Sin embargo, la última etapa del proceso, como la carga final en las unidades y la entrega domiciliaria, sigue dependiendo del trabajo humano. La atomización de las entregas hace que necesitemos aún más mano de obra, ya que se pasa de grandes volúmenes a envíos individuales.
Como ha ocurrido con todas las revoluciones tecnológicas, parecía que se necesitaría menos personal, pero la realidad demuestra lo contrario. Mientras la inteligencia artificial sigue avanzando, el factor humano sigue siendo indispensable. El futuro traerá más automatización, pero, por ahora, la logística seguirá demandando cada vez más trabajadores.

¿Qué te motiva diariamente a seguir en este sector?
Desde que era joven, la logística me fascinó por su dinamismo. Empecé mi carrera en un puesto soñado, pero siempre observé que la acción real estaba en la logística. Es un sector donde todos los días surgen desafíos y cambios. Un cliente puede pasar de vender 150.000 unidades a 40.000 en poco tiempo, y luego volver a recuperar mercado. Tenemos que adaptarnos a esas fluctuaciones casi de inmediato.
La logística implica estar siempre alerta, resolviendo problemas sin detener el motor. Recientemente mudamos un centro de distribución completo, incluyendo tecnología y racks, sin interrumpir las operaciones de nuestros clientes. Esa capacidad de adaptarse constantemente es lo que me mantiene motivado.
¿Cómo explicás a la sociedad el impacto de la logística en su vida cotidiana?
La pandemia nos dio visibilidad: mientras todos estaban en casa, la logística seguía funcionando para que no faltaran alimentos, medicinas y bienes esenciales. Todo lo que llega a nuestros hogares pasó por una cadena logística.
Cuando observamos un camión en la autopista o recibimos un pedido en casa, deberíamos pensar en todos los procesos involucrados. Desde el alimento para el ganado hasta una hamburguesa congelada o un teléfono móvil, todo requiere logística. Esta red de movimientos es esencial y está en constante funcionamiento para que tengamos lo que necesitamos a diario.
Me gustaría invitar a la gente a que preste atención a la logística que hay detrás de todo lo que consumen. Cuando vean un camión en la ruta, observen qué tipo de unidad es, qué transporta. Todo eso forma parte de un sistema vital que garantiza que podamos vivir con normalidad. La logística está en movimiento continuo y es lo que mantiene al mundo funcionando.
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