La relevancia de los equipos de comercio exterior en las cadenas de producción es uno de los tópicos que aborda Adrián en esta entrevista brindada a Movant Connection. Además, señala los desafíos logísticos de Argentina y las posibles soluciones que permitirían mejorar la competitividad de los productos argentinos.
¿Cómo describirías tu rol y el de tus colegas en el comercio exterior?
El rol de quienes trabajamos en comercio exterior es crucial para garantizar el abastecimiento. Somos los intermediarios entre los insumos necesarios y las empresas que los utilizan, ya sea para venta local o internacional. Esto implica coordinar con diversas áreas como finanzas, producción y ventas. Sin el trabajo de los profesionales de comercio exterior, las cadenas de producción se detendrían, afectando a múltiples industrias.
Nuestra labor es compleja, especialmente en un entorno como el argentino, donde la presión es constante. Producción necesita insumos para fabricar, ventas presiona por entregas, y todo esto sucede mientras nos enfrentamos a desafíos logísticos y regulatorios. A pesar de esto, nuestro objetivo es asegurar que las empresas operen sin interrupciones, lo que en última instancia impacta en la sociedad.
¿Cuáles son los principales desafíos logísticos que enfrentan las industrias?
Argentina presenta un escenario logístico complicado debido a la falta de infraestructura ferroviaria, lo que hace que el transporte interno dependa casi exclusivamente de camiones. Esto no solo encarece los costos, sino que también afecta las rutas, incrementa el riesgo de accidentes y reduce la eficiencia del comercio interno.
Además, trabajar en comercio exterior en Argentina significa adaptarse constantemente a cambios en políticas económicas, plazos de pago y restricciones cambiarias. Como profesionales, debemos desarrollar estrategias para sortear estas dificultades, asegurando que las empresas puedan cumplir con sus compromisos, tanto locales como internacionales.
¿Qué destacarías de tu experiencia logística en el interior del país?
Recientemente viajé al sur del país y quedé impresionado con la riqueza y diversidad de nuestras industrias. Desde las zonas agrícolas y ganaderas en La Pampa y Buenos Aires, hasta las explotaciones petroleras y mineras en Río Negro y Neuquén, todo el comercio está conectado por carreteras. El transporte que observé iba desde productos agrícolas hasta bienes semielaborados, lo que refleja la amplitud de actividades económicas que sostienen al país.
Sin embargo, este viaje también dejó claro cuánto podría mejorar nuestra infraestructura. Un sistema ferroviario eficiente transformaría nuestra logística, haciéndola más competitiva y sostenible. Pero a pesar de estas limitaciones, es admirable cómo el comercio exterior conecta las diferentes regiones, mostrando el potencial que tenemos como país.
¿Cómo evalúas el comercio exterior en el contexto actual?
Si bien el panorama actual presenta desafíos, tengo buenas expectativas. Hemos superado situaciones más críticas, como el desabastecimiento durante la pandemia. En aquel momento, la logística jugó un papel vital para garantizar el acceso a insumos básicos, vacunas y medicamentos, demostrando que el comercio exterior es un motor esencial para la recuperación económica.
Hoy, aunque enfrentamos problemas como deudas externas y sobreinventarios que afectan la rotación de productos, creo que el flujo comercial puede recuperarse. Es fundamental que se incentive el consumo local para dinamizar la rueda económica y permitir que el comercio exterior vuelva a ser un flujo continuo y sostenible.
¿Qué mensaje dejarías para quienes ven en el comercio exterior una oportunidad?
El comercio exterior es mucho más que mover bienes, es un puente que conecta regiones, industrias y personas. Invito a todos a mirar más allá de los puertos y aeropuertos y a explorar el impacto que tiene en el interior del país. Desde la producción agrícola hasta la explotación minera y petrolera, nuestra riqueza como nación es inmensa.
Si bien hay mucho por mejorar, como argentinos debemos estar orgullosos de nuestras capacidades. El desafío está en especializarnos y potenciar nuestras fortalezas, pero siempre recordando que el comercio exterior no solo mueve productos, sino que mejora la vida de las personas y define el futuro de nuestras comunidades.