Entrevistado por Movant Connection, Alexis comparte su mirada sobre la logística vinculada a la industria energética. Aborda los desafíos que enfrentan productos clave para el sector como las tuberías, las barreras de acceso del gas y el petróleo, y las perspectivas para el desarrollo del sector energético en Argentina.
¿Qué rol cumple tu trabajo en el vínculo entre la logística, el comercio exterior y la industria energética?
Mi función está estrechamente ligada a la industria energética, ya que me encargo de gestionar el suministro de materias primas esenciales para fabricar tuberías de epoxi reforzado con fibra de vidrio. Estas tuberías son clave en la industria petrolera, especialmente en entornos donde la corrosión representa un desafío para el acero. Aunque su costo es mayor, su durabilidad y prestaciones las hacen ideales para aplicaciones específicas, como el transporte de fluidos en áreas críticas o pozos petroleros. Además, este tipo de productos no solo es relevante en Argentina, sino que también ha encontrado mercados en países como Canadá, Brasil y Australia.
Este trabajo no solo implica coordinar aspectos logísticos, sino también abordar el impacto económico y social de nuestras operaciones. Por ejemplo, cada vez que la empresa crece, se crean nuevas oportunidades de empleo, generando un efecto positivo en las comunidades. En términos más amplios, nuestra actividad contribuye al fortalecimiento de la industria energética nacional, un factor clave para garantizar el desarrollo económico y social del país.
¿Cómo ves la situación actual de la industria energética en Argentina?
La industria energética en Argentina está dividida entre los pozos convencionales y los no convencionales. Los pozos convencionales, muchos de ellos maduros y en declive, han perdido relevancia en las agendas de las grandes empresas. Este segmento está prácticamente paralizado, lo que genera un freno en la actividad de muchas empresas vinculadas a este mercado. Por el contrario, el desarrollo de los pozos no convencionales, liderado por Vaca Muerta, presenta una perspectiva más optimista. Aunque este proyecto aún está en una etapa de desarrollo, representa una oportunidad importante para el crecimiento del sector.
En cuanto a las inversiones, el panorama es prometedor, pero depende de factores clave como la estabilidad económica y la seguridad jurídica. Las señales recientes indican interés de empresas extranjeras, pero las condiciones aún no están completamente dadas para un flujo significativo de capitales. En el mediano plazo, estas inversiones serán fundamentales no solo para desarrollar infraestructura crítica, sino también para garantizar el abastecimiento interno y explorar mercados externos. Este equilibrio será vital para que el sector energético pueda alcanzar su máximo potencial.
¿Qué desafíos logísticos enfrentan productos como las tuberías y el gas?
Exportar tuberías plantea retos específicos. Estos productos ocupan mucho espacio en los contenedores debido a su diseño, lo que implica que una parte importante del volumen exportado es aire. Esto incrementa significativamente los costos logísticos, especialmente en exportaciones a mercados como el canadiense, donde solo podemos enviar tuberías de hasta seis pulgadas sin que los costos sean prohibitivos. Cuando los costos logísticos representan más del 15% del valor del producto, la competitividad se ve comprometida.
En el caso del gas, el desafío logístico está más relacionado con la construcción de la infraestructura que con su transporte. Los gasoductos son esenciales para garantizar la distribución interna y permitir exportaciones a países vecinos. Aunque la tecnología actual facilita la operación una vez construidos, la inversión inicial y los tiempos de construcción son barreras significativas. Sin embargo, avances recientes en infraestructura, como nuevos gasoductos, son pasos importantes hacia una logística más eficiente y competitiva.
¿Qué lugar ocupa la sustentabilidad en este sector?
La sustentabilidad es un eje importante a tener en cuenta dentro de la industria energética. Nuestro producto, al ser inerte y altamente duradero, tiene un impacto ambiental mínimo durante su vida útil.
Sin embargo, el desafío radica en gestionar los desechos y subproductos de manera responsable. Actualmente, estamos desarrollando procesos para reutilizar materiales sobrantes, aunque esto presenta dificultades técnicas, ya que una vez endurecido el material, es complicado reciclarlo. Por otro lado, estamos explorando alternativas para incorporar estos residuos en otras industrias y minimizar su impacto ambiental.
Además, la industria en general está aprendiendo a adaptarse a estos desafíos. Las empresas han comenzado a implementar prácticas más sostenibles, lo que no solo genera mejoras en su desempeño ambiental, sino también en su competitividad. Este enfoque será clave para garantizar un desarrollo energético que sea tanto económicamente viable como ambientalmente responsable.
¿Cuáles son tus perspectivas a futuro para el sector energético en Argentina?
Argentina tiene un potencial energético impresionante, tanto en hidrocarburos como en recursos como el litio. Sin embargo, aún estamos lejos de aprovechar al máximo estas oportunidades. Con las inversiones adecuadas, el país tiene el potencial no solo de cubrir su demanda interna, sino también de posicionarse como un exportador energético clave en la región y el mundo. Este camino, aunque largo, es inevitable y estoy convencido de que llegaremos a alcanzarlo.
Desde mi rol, espero seguir contribuyendo a este desarrollo. El comercio exterior y la logística son herramientas esenciales para conectar el potencial energético de Argentina con el resto del mundo. Ver cómo estas posibilidades se materializan no solo es emocionante a nivel profesional, sino también inspirador para quienes creemos en el futuro energético del país.