Los desafíos económicos de Argentina, la competitividad global y el rol de los empresarios son algunos de los temas abordados por Santiago en esta entrevista realizada por Movant Connection.
¿Cómo considerás que es la imagen de los empresarios en Argentina?
La figura del empresario en el país suele estar marcada por prejuicios. Se trata de un grupo extremadamente heterogéneo que incluye desde pequeños emprendedores hasta ejecutivos de multinacionales, lo cual dificulta una percepción clara y justa. En IDEA trabajamos para agrupar a aquellos empresarios comprometidos con el desarrollo económico del país, con valores éticos y una visión de largo plazo. No somos una cámara sectorial, lo que nos permite evitar debates de intereses específicos y enfocarnos en construir políticas transversales y estratégicas.
Como empresarios, somos ciudadanos con derechos y obligaciones. En mi caso, considero que pertenecer a un grupo privilegiado me otorga una responsabilidad adicional. Mi familia, mis hijos y mi entorno viven y trabajan en Argentina, lo que refuerza mi compromiso con devolverle algo a la sociedad a través de iniciativas que busquen el desarrollo del país. Desde mi rol, no pienso en beneficios inmediatos ni sectoriales, sino en soluciones sostenibles que generen impacto positivo.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la economía argentina desde la perspectiva empresarial?
El desafío principal es alcanzar una macroeconomía ordenada. La inestabilidad hace que planificar a largo plazo sea casi imposible. Para eso, es indispensable bajar la inflación, garantizar el superávit fiscal y establecer una política cambiaria clara.
Además, el sistema impositivo argentino es uno de los más complejos del mundo. Grava todo: flujos, stocks y transacciones. Esto encarece innecesariamente los procesos productivos y limita la competitividad. Sumado a esto, la burocracia excesiva añade costos y tiempo a actividades que deberían ser más simples. Resolver estos problemas es crucial para crear un entorno favorable para las empresas y, en última instancia, para la economía en general.
¿De qué manera puede la tecnología contribuir a superar los desafíos actuales?
La tecnología es una herramienta clave para enfrentar los retos de la economía y mejorar la competitividad. Sin embargo, su implementación no se reduce a la simple adquisición de equipos o software, requiere una inversión integral que incluya dinero, formación y apertura a nuevas ideas.
Es fundamental capacitar a los líderes empresariales, ya que desde allí debe surgir la comprensión profunda de cómo incorporar estas tecnologías de manera efectiva. Los avances tecnológicos no se limitan a la inteligencia artificial, también incluyen mejoras en procesos, maquinaria y sostenibilidad.
¿Qué rol ocupa Argentina en las cadenas de valor globales y cómo puede mejorar su posición?
Argentina participa activamente en diversas cadenas de valor, como la economía del conocimiento, el sector automotriz, la energía y el agro. Sin embargo, enfrentamos un problema estructural: cuanto más valor agregado le damos a un producto dentro de Argentina, más impuestos y costos regulatorios se acumulan. Esto nos hace menos competitivos y limita nuestra capacidad de exportar bienes procesados.
El país necesita reducir el “costo argentino” para facilitar la acumulación de valor en las cadenas productivas. Si logramos esto, podemos pasar de ser meros participantes en estas cadenas a ser protagonistas. Integrarse al mercado internacional no es una opción; es una necesidad para cualquier economía que quiera crecer de manera sostenible.
¿Qué mensaje le darías a los emprendedores y pymes que buscan crecer en este contexto?
Las pymes son el corazón de la economía argentina. Representan innovación, flexibilidad y capacidad de adaptación. Mi consejo es que no teman integrarse en cadenas de valor con grandes empresas, ya que esto les permitirá acceder a conocimientos, estándares de calidad y mercados que serían difíciles de alcanzar por sí solas.
Sin embargo, es cierto que actualmente muchas veces se penaliza el crecimiento de las pymes. El Gobierno debería incentivar su desarrollo mediante una estructura impositiva y regulatoria más lógica en ese sentido. Imagino un futuro en el que las pymes sean protagonistas en el mercado internacional, aprovechando el talento y la creatividad que caracterizan a los argentinos.
¿Qué expectativas tenés para el próximo año?
Soy optimista respecto al próximo año, ya estamos viendo los primeros signos de recuperación. Si logramos mantener el orden macroeconómico, creo que el crecimiento será más evidente. Aunque la recuperación es heterogénea, con sectores que avanzan a ritmos distintos, creo que ya hemos pasado lo peor. La clave será consolidar este proceso, especialmente en aspectos como la inflación y la estructura fiscal, para garantizar una economía más equilibrada.
Si logramos construir una economía más predecible, los beneficios se verán tanto en las empresas como en las familias, que podrán organizarse mejor. Estoy convencido de que el talento, la adaptabilidad y la capacidad de innovación que caracterizan a los argentinos nos permitirán superar estos desafíos y posicionarnos como un actor relevante en el escenario global.