El 2024 en Argentina inició como un gran signo de interrogación. Comenzamos el año no solo con una renovación presidencial, sino con una fuerza política nueva en el poder sobre la que ni los más experimentados analistas se animaban a realizar proyecciones.
Nuestro impredecible país iniciaba así otro capítulo de su historia, fiel a su estilo, con un cambio más radical que nunca en su mirada sobre la dinámica de la economía y sus jugadores.
Mientras tanto, más allá de nuestras fronteras, el mundo inició el 2024 con expectativas de crecimiento de un 3,2%, las cuales se mantuvieron a lo largo del año, mostrando la gran capacidad de resiliencia de la economía mundial, que siguió su desarrollo a pesar de conflictos bélicos, guerras comerciales y de las consecuencias del cambio climático que cada vez muestran más su impacto.
Hoy en Argentina, a pocos días de cerrar el año, nos encontramos con un balance que incluye una baja en la inflación aunque también en el consumo, junto con una caída del PBI de un 3,5%.
En cuanto al comercio exterior se destaca la desregulación de diversos aspectos relacionados con las importaciones y las exportaciones, así como un esfuerzo por reducir la burocracia en muchos sectores, todas medidas que han sido, en general, muy bien recibidas por quienes se desempeñan en el comercio internacional.
La caída del consumo fue un desafío para la logística y el comercio exterior, actividades encargadas de abastecer a la sociedad de todos esos bienes de consumo, así como a la industria de sus insumos productivos. Sin embargo, las estimaciones muestran que ambas actividades crecieron en su conjunto, compensadas por el aumento de las exportaciones y del comercio electrónico.
En este nuevo y desafiante escenario las personas vinculadas a las cadenas de suministro debieron mantenerse continuamente informadas para estar al tanto de los cambios continuos que se fueron produciendo en las reglas de juego.
En este sentido, los medios especializados y los “influencers” de la logística y el comex en redes sociales tuvieron más primicias que nunca durante este año para dar rápida difusión a las novedades. Mientras que los grupos de Whatsapp de profesionales del sector “ardieron” intercambiando normativas, opiniones y experiencias.
La búsqueda de sumar eficiencias aprovechando las nuevas oportunidades del contexto fue una constante durante el año.
2025: el año de la bisagra tecnológica
Si 2024 es el año en que la IA generativa pasó de ser una herramienta innovadora a convertirse en un componente habitual en diversos ámbitos, el nuevo año marcará el inició de una carrera que revolucionará el mundo que conocimos, ya que el ritmo de los cambios se acelerará considerablemente.
Se estima que con el aporte de la IA, el conocimiento de la humanidad en áreas clave, como biotecnología y computación, se duplicará cada seis meses, mientras que el conocimiento general lo hará cada año de acá a 2030.
Es tan rápido y significativo este avance, que muy posiblemente vivamos en 2025 el mismo número de cambios que anteriormente hubieran demandando varios años.
Con un crecimiento tan grande del conocimiento, la eficiencia en logística y comercio exterior estará liderada por aquellos que cuenten con la capacidad de utilizar la tecnología para tomar decisiones basadas en datos, de manera mucho más precisa y actualizada.
En breve, la información sobre de dónde conviene importar o hacia dónde es más favorable exportar un determinado producto estará al alcance de nuestra mano, completamente libre de subjetividades, preferencias personales o de intuiciones.
Del mismo modo, la inteligencia artificial con su gran capacidad para el análisis de datos en tiempo real, será una herramienta clave para trazar las mejores rutas logísticas contemplando todas las variables posibles.
De esta forma, se evidenciará una marcada diferencia de competitividad entre quienes adopten la IA en sus procesos y quienes se aferren a un pasado que no va a volver.
Un nuevo comienzo
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento para el PBI argentino del 5% en 2025, luego de la contracción registrada este año.
Las expectativas son buenas aunque, sin dudas, el nuevo año será clave para iniciar el camino hacia la evolución tecnológica, antes de que ya no nos sea posible ver a los primeros de la caravana.
La evolución tecnológica es imparable y trae consigo amenazas en algunas cuestiones, así como soluciones para muchas otras.
Pensemos que cuando en 1880 se comenzaron a construir las primeras redes de distribución eléctrica, la electricidad era considerada como “magia” y una amenaza para los trabajadores. Sin embargo, su utilización cambió el ritmo de la humanidad y creó miles de posibilidades de empleo y desarrollo.
El año que está próximo a iniciar tendrá el ritmo de lo digital y estará en nosotros identificar las oportunidades y los retos para poder adaptarnos en tiempo real.
Los desafíos son tecnológicos pero no dejemos de lado que los beneficios tienen que ser para las personas y el entorno que nos rodea.