Balanza energética argentina acumula el mayor superávit en 17 años impulsada por Vaca Muerta

El desarrollo de infraestructura y proyectos estratégicos en Vaca Muerta mejora la posición de Argentina en el mercado energético internacional

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Las exportaciones de crudo, gas
Las exportaciones de crudo, gas y otros energéticos crecieron un 23,4% interanual, alcanzando los 7.995 millones de dólares (Foto: Shutterstock)

La balanza comercial energética de Argentina alcanzó un saldo positivo de 4.300 millones de dólares en los primeros diez meses de este año, marcando el mayor superávit desde 2007. Este resultado representa un giro histórico respecto al déficit energético registrado desde 2011, con excepción de 2020, y refleja el impacto de la creciente actividad en la formación de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, según datos oficiales.

Las exportaciones de crudo, gas y otros energéticos crecieron un 23,4% interanual, alcanzando los 7.995 millones de dólares, mientras que las importaciones cayeron un 48,8%, situándose en 3.693 millones de dólares. El banco CMF destacó en un informe que el saldo positivo de este año se debe a una fuerte contracción en las importaciones y a una destacada performance exportadora. Proyecciones oficiales y privadas anticipan un superávit de entre 5.000 y 6.000 millones de dólares para el cierre del año.

Cambio estructural impulsado por Vaca Muerta

La clave de esta transformación radica en el desarrollo de Vaca Muerta, la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo de este tipo. Desde que comenzó su explotación en 2013, el yacimiento ha recibido inversiones por 50.000 millones de dólares, generando un impacto significativo en la producción nacional de hidrocarburos.

Vaca Muerta ya representa más de la mitad de la producción de petróleo y gas del país. Este incremento productivo ha permitido no solo cubrir la demanda interna durante el invierno austral, reduciendo sustancialmente las importaciones de gas, sino también abrir nuevos mercados internacionales. El flujo de divisas generado por las exportaciones energéticas contribuye al fortalecimiento de las reservas monetarias y a diversificar las fuentes de ingresos externos, tradicionalmente dominadas por el sector agrícola.

Infraestructura y nuevos mercados

Las obras de ampliación en gasoductos y oleoductos han sido fundamentales para potenciar la capacidad exportadora. La expansión de oleoductos se perfila como un punto estratégico clave.

Los principales destinos del crudo argentino incluyen Estados Unidos, Chile y Brasil, mercados estratégicos que garantizan un flujo constante de ingresos. Además, se están evaluando nuevos acuerdos de suministro con países de América Latina, lo que reforzará el posicionamiento del país como proveedor energético regional.

En cuanto al gas natural, Argentina ya exporta a Chile y está en proceso de enviar este recurso a Brasil mediante la red utilizada previamente para importar gas desde Bolivia. Este cambio de dinámica refleja un giro significativo en la matriz energética nacional, que ahora proyecta mayor autosuficiencia y competitividad en los mercados internacionales.

Impacto estratégico en la economía nacional

La consolidación de Vaca Muerta como eje energético tiene implicancias significativas para la economía nacional. El flujo de divisas derivado de las exportaciones energéticas no solo contribuye a reducir la presión sobre el déficit fiscal, sino que también potencia la acumulación de reservas internacionales en el Banco Central. Estas mejoras macroeconómicas podrían traducirse en mayor estabilidad cambiaria y en un incremento de la inversión extranjera directa.

La clave de este saldo
La clave de este saldo positivo radica en el desarrollo de Vaca Muerta, la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo de este tipo (Foto: Shutterstock)

Además, el sector energético está generando nuevas oportunidades de empleo, desde el desarrollo de infraestructura hasta la operación de plantas de procesamiento y transporte. La articulación entre actores públicos y privados resulta esencial para maximizar los beneficios de esta expansión, asegurando que los ingresos derivados del sector se traduzcan en mejoras concretas para la economía y la sociedad.

A pesar de estos avances, persisten desafíos en términos de sostenibilidad ambiental y gobernanza del recurso. El equilibrio entre el crecimiento energético y la preservación del medio ambiente será clave para garantizar un desarrollo que no comprometa las generaciones futuras.

La transformación energética en curso no solo puede redefinir el perfil exportador de Argentina, sino que también la posiciona como un actor relevante en los mercados internacionales de hidrocarburos.

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