La exportación de aceite y derivados de girasol registra el mayor volumen en casi dos décadas, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Entre enero y octubre de 2024, las exportaciones alcanzaron 989.000 toneladas de aceite y 961.800 toneladas de subproductos, una cifra que no se veía desde la campaña 2005/06. Este repunte se enmarca en un contexto global de estrés en la oferta y precios internacionales en ascenso.
El precio del aceite de girasol argentino aumentó un 45% desde principios de año, alcanzando 1.140 dólares por tonelada en el mercado FOB, según datos del informe. La tendencia se explica por un escenario global marcado por la disminución de la producción de girasol en regiones clave como Rusia y Ucrania, responsables del 70% de las exportaciones mundiales. La producción mundial de girasol para la campaña 2024/25 se proyecta con una caída del 10%, mientras que los precios de los aceites vegetales continúan superando los niveles registrados a comienzos de año.
Máximos históricos en exportaciones y una oferta local estable
Pese al fuerte desempeño exportador, la molienda de girasol en Argentina se mantiene en línea con los promedios históricos. Durante la campaña 2023/24 se procesaron 3,2 millones de toneladas, apenas por encima del promedio del último quinquenio. Sin embargo, el 70% de esta producción fue destinado al mercado internacional, marcando un incremento de 13 puntos porcentuales respecto del promedio y el nivel más alto desde 2006.
El informe detalla que las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) registran hasta la fecha 1 millón de toneladas de aceite y 1,1 millones de toneladas de subproductos de girasol, consolidando un récord en los negocios de exportación. Entre la primera quincena de noviembre, 82.214 toneladas de derivados ya fueron embarcadas, quedando por despachar unas 88.000 toneladas antes del cierre del año.
El precio internacional del aceite de girasol, que ahora cotiza por encima de los 1.100 dólares por tonelada, se ha convertido en un factor clave para impulsar estas exportaciones. La estabilidad en la molienda doméstica se debe a que la oferta interna se redirige en gran medida al mercado externo, en respuesta a la creciente demanda y al aumento de los precios internacionales.
Impacto en el mercado interno y perspectivas para la nueva campaña
En el mercado local, las compras internas de girasol muestran rezago frente a la oferta disponible. Hasta la primera semana de noviembre, se adquirieron 2,6 millones de toneladas, el 70% de la producción estimada para 2024. Si bien esta proporción se encuentra en línea con los últimos años, corre 11 puntos porcentuales por detrás del promedio de la última década, lo que refleja una menor dinámica en el consumo interno.
La dinámica exportadora contrasta con la relativa estabilidad en el procesamiento industrial doméstico. Según la BCR, aunque la exportación conjunta de aceite y subproductos de girasol está un 45% por encima del promedio de la última década, el procesamiento industrial solo se encuentra un 16% arriba del promedio del mismo período. Esto indica que la demanda local se ha mantenido rezagada en comparación con el mercado externo.
De cara a la campaña 2024/25, el panorama es prometedor. Los compromisos de girasol nuevo suman ya 401.000 toneladas, el volumen más alto en tres años. Este ritmo operativo, combinado con las expectativas de precios FOB promedio de 1.180 dólares por tonelada, augura una temporada con un comienzo sólido y contratos en niveles históricos. El volumen de compromisos alcanzado durante octubre se posicionó como el tercero más alto en dos décadas, consolidando la fortaleza del programa exportador.
Un escenario global que condiciona los precios
La coyuntura internacional también influye en las proyecciones. La disminución de la producción mundial de girasol afecta los mercados clave, mientras que otros aceites vegetales, como el de palma y el de soja, enfrentan dinámicas particulares que limitan su oferta exportable. En países como Indonesia y Estados Unidos, el uso intensivo de aceites vegetales para biocombustibles reduce el saldo disponible para el comercio internacional, contribuyendo al aumento generalizado de los precios.
Esta situación beneficia a Argentina, que lidera las exportaciones de aceite de soja y encuentra en el aceite de girasol una oportunidad para diversificar mercados. El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario indica que el desempeño exportador del país responde tanto a la coyuntura internacional como a la capacidad de adaptación de los productores locales.
Perspectivas para el cierre del año
Con el 96% de las ventas al exterior de aceite y subproductos ya registradas, quedan por despachar alrededor de 88.000 toneladas antes de que finalice 2024. La dinámica exportadora continuará siendo clave para el sector, en un contexto global que favorece los precios y dinamiza el comercio internacional de aceites vegetales.
La industria del girasol en Argentina se posiciona como un sector estratégico, equilibrando su capacidad productiva con las oportunidades en los mercados internacionales. Los próximos meses serán decisivos para consolidar estos resultados y proyectar el crecimiento hacia la nueva campaña.