En diálogo con Movant Connection, Marcela explica las particularidades logísticas que enfrentan los productos electrónicos en Argentina, desde los costos elevados de transporte hasta el impacto de las externalidades internacionales. Además, profundiza en las oportunidades que podrían surgir con la modernización de la cadena de suministro y mejoras en infraestructura.
¿Qué particularidades tiene el proceso logístico para la producción de artículos electrónicos en Argentina?
La logística para productos electrónicos como aires acondicionados, televisores y celulares empieza desde China, desde donde llegan en barco hasta el puerto de Buenos Aires la mayoría de los insumos tecnológicos. Una vez aquí, se transportan a un depósito fiscal donde se consolidan, y se cargan en camiones que los llevan hasta Tierra del Fuego, donde se completa la fabricación del producto final.
Este proceso tiene una particularidad importante: Tierra del Fuego es un área aduanera especial, lo que implica que estos productos deben transitar bajo una documentación y pago de tributos diferentes, ya que técnicamente no están nacionalizados hasta que llegan a su destino final en el continente.
Desde el año pasado, el tránsito de estos productos se realiza con un sistema de precinto monitoreado, lo que permite un control más riguroso por parte de la Aduana. Esta medida aporta seguridad a la mercadería en tránsito, aunque también representa un costo adicional, pues requiere la intervención de un operador logístico adicional y una coordinación muy precisa. Sin este sistema, el proceso no puede continuar, y cualquier problema técnico en el dispositivo de monitoreo puede retrasar la liberación de la mercancía. Es esencial que la carga llegue a tiempo y cumpla con los estándares de seguridad, ya que cualquier incidente podría generar demoras significativas en el abastecimiento.
¿Qué impacto tienen las externalidades internacionales en este proceso logístico?
Las variables internacionales pueden tener un impacto significativo en la logística y el comercio exterior, especialmente para productos que vienen desde Oriente. Este año enfrentamos situaciones externas como la piratería en el Mar Rojo, la guerra en Ucrania y el aumento en la demanda de importaciones en Estados Unidos y Brasil.
Estas situaciones no solo afectan la seguridad del transporte marítimo, sino también la planificación logística, ya que obligan a las marítimas a realizar ajustes de ruta, alargando los tiempos de tránsito. Un ejemplo fue un buque que, en lugar de los 45 o 50 días habituales, demoró 83 días en llegar a Buenos Aires, lo cual generó una ruptura en la cadena logística.
Estas externalidades, aunque pueden parecer lejanas, tienen un impacto directo en la cadena de abastecimiento local. Cambios climáticos, eventos geopolíticos y variaciones en la demanda global afectan los tiempos de llegada y disponibilidad de productos. Esto implica que, en comercio exterior, no solo se debe considerar el trayecto local sino toda la ruta global del producto, ya que cada eslabón de la cadena puede verse alterado, afectando el tiempo en que un producto estará disponible para el consumidor.
¿Existen alternativas al tránsito terrestre para el transporte de estos productos?
Actualmente, el tránsito terrestre es la principal opción para la distribución de estos productos, aunque se han explorado otras alternativas, como el transporte marítimo. En este caso, la mercancía debería llegar a un puerto en Chile y cruzar en barcaza hasta Argentina. Sin embargo, esta opción enfrenta limitaciones debido a la disponibilidad de barcazas, lo que hace que el tránsito terrestre sea la opción más viable por el momento.
El uso del ferrocarril también podría ser una alternativa atractiva, ya que es un medio de transporte económico, sustentable y eficiente. Sin embargo, para que esto sea posible, sería necesario desarrollar una infraestructura adecuada en Tierra del Fuego y en el continente, lo cual requiere una inversión considerable. Aunque existen propuestas para mejorar el sistema de transporte, la falta de infraestructura limita las opciones, y el tránsito terrestre sigue siendo la solución más accesible en la actualidad.
¿Qué rol juegan los costos en tu gestión diaria en comercio exterior?
Aunque hoy en día no estoy directamente abocada a la gestión de costos, es un aspecto que siempre estamos monitoreando, sobre todo en lo referente a la relación con los operadores logísticos. Revisamos cada factura para asegurarnos de que los costos coincidan con los tarifarios y negociaciones acordadas previamente. Este control es importante, ya que cualquier desviación puede afectar la rentabilidad de los productos que se comercializan y, en última instancia, su competitividad en el mercado.
La apertura de mercado y la eliminación de ciertos valores referenciales han traído consigo una competencia más amplia, lo que hace que el control de costos sea una herramienta clave para mantener la posición competitiva. A pesar de no realizar un análisis detallado día a día, mantenemos un enfoque preventivo para detectar cualquier aumento inesperado y tomar las medidas necesarias. En un mercado donde cada peso cuenta, esta vigilancia es fundamental para mantener un precio competitivo que permita seguir compitiendo.
¿Cómo se podría mejorar la competitividad en la producción nacional en lo vinculado a los costos logísticos?
Uno de los mayores desafíos es reducir los costos de transporte, especialmente el flete terrestre. Hoy en día, el traslado de Buenos Aires a Tierra del Fuego representa un gasto elevado, debido a factores como el precio del gasoil y los salarios. Si bien la competencia ha ampliado la oferta, también obliga a que cada empresa ajuste sus precios y costos para poder mantenerse. Las compañías deben decidir si mantener precios altos y una clientela reducida o bajar precios para ampliar el mercado.
Este ajuste de precios puede ser un gran desafío, especialmente en un sector donde la competencia puede aparecer de manera repentina tras cambios en las políticas económicas. Para sostener la competitividad, se necesitan estrategias de precios y una eficiencia operativa que compense el costo de los fletes. Sin embargo, en el contexto actual, estos costos logísticos son una barrera constante que requiere de soluciones estructurales para ser competitivos.
En el futuro, implementar mejoras logísticas y de infraestructura podría no solo reducir estos costos, sino también reforzar la posición de la industria en el mercado global. La modernización de la cadena de suministro, junto con políticas que fomenten una infraestructura de transporte más eficiente, permitirían a las empresas argentinas competir en condiciones más favorables.