El paro iniciado hace dos semanas por trabajadores de la Dirección Nacional de Registros de la Propiedad Automotor (DNRPA), dependiente del Ministerio de Justicia, mantiene frenada la emisión de certificados necesarios para la importación de autos y motos. Esta documentación, indispensable para facturar y patentar los vehículos, permanece sin procesarse, lo que impide la entrega a los compradores. En los depósitos y concesionarios se acumulan unidades que no pueden ser comercializadas debido a la falta de estos trámites fundamentales.
El conflicto tiene como origen un programa de retiros voluntarios impulsado por el Ministerio de Justicia, que busca reducir el personal de la DNRPA en el marco de un ajuste presupuestario. Según se informó, más de 1.000 empleados habrían aceptado esta propuesta, mientras que otros enfrentan presiones para adherirse antes del 20 de noviembre. Los gremios denuncian que la oferta de retiros no es realmente voluntaria, ya que quienes no la acepten podrían ser despedidos a fin de año. Las tensiones entre la administración y los sindicatos mantienen paralizado al organismo.
Paralización de las operaciones y acumulación de vehículos
La imposibilidad de emitir certificados de importación afecta tanto a los autos como a las motos. Los vehículos que ya ingresaron al país permanecen varados en depósitos y concesionarios, sin posibilidad de ser entregados a los compradores. En algunos casos, la demora para regularizar la documentación alcanza entre 10 y 15 días, aunque no existe una fecha estimada para la normalización de la situación.
En los puertos, los autos importados pueden ser despachados, pero no comercializados sin los certificados correspondientes. Esta situación también se replica en las concesionarias, donde los vehículos permanecen a la vista de los clientes, quienes no pueden retirarlos hasta que se resuelva el conflicto. En el caso de las motos, las unidades se acumulan en los salones de venta, reflejando el impacto directo en la cadena de distribución y comercialización.
El mercado automotriz, que en octubre había mostrado signos de recuperación con un incremento en las importaciones respecto al mismo mes del año pasado, enfrenta ahora una nueva amenaza. Las concesionarias y los compradores se encuentran en una posición de incertidumbre, esperando una resolución que permita liberar las operaciones detenidas.
Ajustes internos y medidas temporales
El conflicto gremial coincide con un proceso de reestructuración en la DNRPA, que incluye la implementación de nuevas medidas para optimizar su gestión. Ante la falta de insumos, como chapas metálicas y cédulas de identificación, el organismo emitió una circular que permite la asignación de dominios provisorios como solución paliativa. Esta medida permite que algunos compradores puedan circular con sus vehículos de manera provisoria, aunque sin resolver completamente las demoras en el sistema.
La oferta de retiros voluntarios contempla el pago de indemnizaciones en cuotas, lo que ha generado rechazo entre los empleados. Según denuncian, las condiciones propuestas no son favorables, y quienes no acepten el retiro enfrentarían despidos al finalizar el año. Esta situación ha intensificado el conflicto, bloqueando las operaciones esenciales del organismo.
Incertidumbre hacia el cierre del año
El impacto del conflicto no solo afecta la importación y comercialización de vehículos, sino que también podría complicar los patentamientos hacia fin de mes. Si bien el repunte de octubre había generado expectativas positivas en el mercado automotriz, las paralizaciones actuales amenazan con revertir esta tendencia. La acumulación de vehículos sin entregar podría reflejarse en una disminución en los registros de noviembre.
La falta de avances concretos en las negociaciones y las tensiones crecientes entre los trabajadores y las autoridades generan un panorama incierto para el sector. Los compradores que adquirieron vehículos importados enfrentan largas esperas para recibir sus unidades, mientras que los concesionarios intentan reorganizar su logística frente al aumento en los tiempos de entrega.
A medida que el conflicto se prolonga, las operaciones del mercado automotriz continúan trabadas, afectando no solo a las empresas involucradas en la importación, sino también a los consumidores finales que dependen de estos trámites. La evolución de las negociaciones será clave para determinar si el sector puede cerrar el año con cifras positivas o si el conflicto gremial marcará un retroceso en la recuperación observada durante los últimos meses. Con cientos de vehículos varados y un sistema paralizado, la resolución del conflicto se posiciona como una de las principales prioridades para el mercado automotriz.