Los datos surgen del informe “Perspectivas de los mercados de productos básicos” del Banco Mundial, donde se prevé que el próximo año la oferta mundial de petróleo supere la demanda en un promedio de 1,2 millones de barriles diarios, un excedente que solo se ha superado dos veces antes: durante los cierres derivados de la pandemia en 2020 y durante el colapso de los precios del petróleo, en 1998.
Este nuevo exceso de oferta refleja en parte un cambio importante en China, donde la demanda de petróleo se ha estancado prácticamente desde 2023 como consecuencia de la desaceleración de la producción industrial y el aumento de las ventas de vehículos eléctricos y de camiones propulsados a gas natural licuado.
Además, se espera que varios países que no forman parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo o de sus aliados (OPEP+) aumenten su producción de petróleo. La propia OPEP+ mantiene una importante capacidad de reserva, que asciende a 7 millones de barriles diarios, casi el doble que en vísperas de la pandemia, en 2019.
Commodities a la baja
Se prevé que, entre 2024 y 2026, los precios mundiales de los productos básicos se desplomarán casi un 10%. En el caso de los alimentos, caerán un 9% este año y un 4% adicional en 2025 antes de estabilizarse. De todos modos, sus valores seguirían casi un 25% por encima del nivel promedio registrado entre 2015 y 2019. Por su parte, los precios de la energía caerán según las previsiones un 6% en 2025 y otro 2 % en 2026. La baja de los precios de los alimentos y la energía debería facilitar a los bancos centrales el control de la inflación. Sin embargo, una escalada de los conflictos armados podría complicar esos esfuerzos al interrumpir el suministro de energía y hacer subir los precios de los alimentos y la energía.
“La caída de los precios de los productos básicos y la mejora de las condiciones de la oferta pueden servir como factor de amortiguación frente a las crisis geopolíticas”, afirmó Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial. “Pero no lograrán aliviar las penurias que generarán los altos precios de los alimentos en los países en desarrollo, donde la inflación de esos precios duplica la de las economías avanzadas. Los precios altos, los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y otras perturbaciones han provocado que más de 725 millones de personas sufrieran inseguridad alimentaria en 2024″.
Perspectivas estables para el oro
Se espera que el precio promedio del oro, una opción popular entre los inversionistas que buscan un “refugio seguro”, alcance un valor récord este año, elevándose un 21% por sobre el promedio de 2023. El oro ocupa una categoría especial entre los activos, ya que a menudo sube de precio durante períodos de incertidumbre geopolítica y normativa, como los conflictos.
Se prevé que, en los próximos dos años, sus precios se mantendrán un 80% por encima del promedio de los cinco años anteriores a la pandemia de COVID-19, y solo disminuirán ligeramente. Por su parte, el precio de los metales industriales se mantendrá estable en 2025/26, ya que la debilidad del sector inmobiliario de China se verá compensada con las limitaciones de la oferta y el aumento de la demanda de algunos metales derivada de la transición energética. Sin embargo, si el crecimiento de China mostrara resultados inesperados, podría generarse volatilidad en los mercados de metales.
En una sección especial del informe se examinan las razones por las cuales las fluctuaciones de los precios de los productos básicos a nivel mundial estuvieron tan sincronizadas durante la pandemia y en el período posterior. Allí se concluye que dichos precios se movieron a la par durante el período 2020/23 debido a las repercusiones económicas mundiales de la pandemia y de las crisis de gran escala relacionadas con productos básicos específicos, como la invasión de Rusia a Ucrania. Los aumentos sincronizados de precios tienden a conducir a una mayor inflación y a un menor crecimiento económico a nivel mundial. Durante el último año, aproximadamente, los movimientos de precios se han vuelto menos sincronizados.