El paro nacional convocado para el 30 de octubre por la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) afectará severamente los servicios de transporte de carga y pasajeros, con un cese de actividades que abarcará camiones, trenes, subtes, aviones y barcos. Además, los conductores de colectivos de corta distancia en el área metropolitana de Buenos Aires realizarán un paro el jueves, tras la decisión de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) por el fracaso en las negociaciones salariales con los empresarios.
Desde el sector logístico, las voces de preocupación no se hicieron esperar ante los anuncios de paro. “Las medidas de fuerza son muy perjudiciales para nuestra actividad”, expresó German Raña, presidente de la Asociación Argentina de Agentes de Carga Internacional (AAACI), señalando que generarán demoras y dificultarán el cumplimiento de los compromisos.
Impacto planificado y costos ineludibles
El paro, que abarcará toda la jornada laboral del miércoles, genera incertidumbre en la cadena logística y de comercio exterior. Hernán Sánchez, presidente de la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (CEDOL), subrayó que la medida impacta principalmente en la planificación operativa. Señaló que un paro anunciado con tantos días de anticipación permite rearmar los cuadros de planeamiento pero que, sin embargo, eso no elimina los costos adicionales que enfrentarán las empresas.
Sánchez hizo énfasis en las dificultades que genera un paro de estas características en sectores sensibles como la medicina, donde se intenta anticipar la planificación para minimizar daños. En el resto de las actividades, como el consumo masivo o la industria, las empresas no tienen más opción que “perder el día e intentar recuperarlo con horas extras a futuro o con algún trabajo adicional un fin de semana”. Además, advirtió que existen pérdidas genuinas de venta por quiebres de inventario que no se pueden recuperar, mientras que las entregas reprogramadas aumentan los costos logísticos.
Consecuencias para las empresas y los trabajadores
El presidente de CEDOL también destacó que los días de inactividad implican una pérdida de productividad. “Lo que no se puede replanificar es el día o los días parados de la estructura y de la infraestructura”, afirmó Sánchez, aludiendo a las pérdidas generadas por camiones detenidos y depósitos sin operar, lo cual afecta directamente a las empresas.
Para el sector de agentes de carga, las complicaciones podrían extenderse más allá del paro de un día. German Raña enfatizó que las demoras acumuladas en los procesos de descarga y despacho incrementarán la congestión en los días siguientes, afectando las salidas de cargas de exportación. “Generará demoras en las salidas de las cargas de exportación por lo que los exportadores no podrán cumplir sus compromisos con sus clientes del exterior”, advirtió el titular de AAACI. Por esta razón, la entidad sugiere a los operadores logísticos que se comuniquen con sus clientes internacionales para informarles de posibles demoras en la llegada de sus mercancías.
El impacto de las medidas de fuerza programadas puede reflejarse en un incremento de los costos operativos para las empresas que deberán asumir las pérdidas derivadas de la paralización. La interrupción de diferentes medios de transporte por dos jornadas consecutivas representa un desafío significativo para sectores que dependen de la eficiencia logística.
Ese escenario de complicaciones puede generar una acumulación de retrasos, tanto en el transporte de carga como en la distribución urbana y podría dificultar la reposición de inventarios y la entrega de mercancías. Además, las empresas pueden verse tentadas a ajustar sus calendarios operativos para minimizar el impacto financiero y evitar pérdidas adicionales. Frente a un escenario de incertidumbre, se espera que las demoras se extiendan en los días siguientes, poniendo a prueba la capacidad de adaptación de las compañías para enfrentar estas contingencias y cumplir con los compromisos internacionales establecidos.