El Congreso argentino aprobó la Ley 27763, que ratifica el Convenio Internacional del Aceite de Oliva y de las Aceitunas de Mesa de 2015, con el objetivo de regular las exportaciones y garantizar la calidad de los productos. Este convenio, adoptado en Ginebra el 9 de octubre de 2015, establece un marco normativo común entre los países productores para asegurar estándares internacionales en el comercio de estos productos. La normativa, publicada por el Boletín Oficial, busca mejorar la competitividad de la producción argentina en los mercados globales.
La medida representa un avance significativo para los productores nacionales de aceite de oliva y aceitunas, quienes se beneficiarán de la adhesión de Argentina a estándares internacionales que favorecen el acceso a nuevos mercados. Según datos proporcionados por la Cámara Argentina de Industriales del Olivo (CAIO), el país exporta alrededor del 20% de su producción de aceite de oliva, lo que convierte al convenio en una herramienta clave para mejorar la competitividad frente a grandes jugadores del sector como España e Italia.
Impacto en la calidad y trazabilidad de los productos
El convenio establece normas claras sobre la calidad del aceite de oliva y las aceitunas de mesa, algo que influye directamente en la aceptación de estos productos en mercados internacionales exigentes. Las regulaciones abarcan desde el cultivo de los olivos hasta el proceso de producción, pasando por la correcta identificación de las características del producto. Uno de los objetivos es evitar fraudes en el etiquetado y asegurar que lo que se exporta bajo la denominación de “aceite de oliva” o “aceitunas de mesa” cumpla con los parámetros de calidad establecidos.
En un contexto en el que el comercio global demanda productos certificados y trazables, el cumplimiento de estas normas puede incrementar el valor agregado de las exportaciones argentinas. Los productores locales podrán acceder a mercados donde las regulaciones sobre la calidad son estrictas, como la Unión Europea, lo que abre nuevas oportunidades para ampliar la presencia de productos nacionales en el extranjero.
Nuevos mercados y alianzas estratégicas
Además de la calidad, el convenio facilita la cooperación entre los países firmantes en aspectos técnicos y comerciales. Los mercados emergentes de Asia y América del Norte son algunos de los destinos con mayor potencial para la exportación de aceite de oliva y aceitunas de mesa desde Argentina. El cumplimiento de los estándares internacionales establecidos por el convenio permitirá a las empresas argentinas negociar mejores condiciones comerciales y generar alianzas estratégicas con grandes distribuidores internacionales.
Un aspecto clave que refuerza el impacto del convenio es la eliminación de barreras comerciales técnicas, un factor que, según la Organización Mundial del Comercio (OMC), afecta en gran medida el comercio de alimentos. Argentina, al suscribirse a este marco normativo, se alinea con otros grandes exportadores y simplifica el acceso a nuevos mercados sin la necesidad de realizar costosos ajustes en sus procesos productivos para cumplir con normativas diversas en cada país de destino.
Competitividad frente a grandes exportadores
La adhesión de Argentina al convenio también implica una oportunidad para diferenciarse en un mercado altamente competitivo. Los grandes productores europeos, como España e Italia, ya forman parte del acuerdo y tienen años de experiencia cumpliendo con sus normas. Sin embargo, Argentina cuenta con la ventaja de su producción de alta calidad y sostenibilidad, elementos que cada vez adquieren mayor relevancia en los mercados internacionales.
El convenio establece mecanismos para proteger las denominaciones de origen y las indicaciones geográficas, lo que permite a los productos argentinos posicionarse en segmentos de alta gama. Esta protección es fundamental para que los consumidores internacionales reconozcan y valoren las características únicas del aceite de oliva y las aceitunas de mesa provenientes de regiones como Catamarca, La Rioja y San Juan.
La implementación de este convenio no sólo refuerza la competitividad de Argentina en el mercado internacional, sino que también impulsa el desarrollo de la industria local, atrayendo nuevas inversiones y mejorando la infraestructura productiva. Con esta normativa, Argentina fortalece su posicionamiento en un mercado global cada vez más exigente, donde la calidad, la trazabilidad y la protección de las indicaciones geográficas se han vuelto factores decisivos para asegurar el éxito en las exportaciones de productos agrícolas.