En un contexto de alta demanda externa por los productos derivados del complejo sojero, la cotización en dólares en el mercado de Rosario experimentó una recuperación, acumulando un incremento del 4% en comparación con el mes anterior.
La pizarra Rosario para la soja ha experimentado un incremento de USD 11/t, alcanzando valores cercanos a los USD 292/t. Este aumento fue posible gracias al sostenimiento del tipo de cambio para exportadores y a una pizarra en pesos que pasó de ARS 280.000/t a ARS 295.000/t, consolidando las subidas en dólares.
La comercialización interna mostró una disminución significativa durante la segunda semana de septiembre, con un volumen operado que alcanzó la mitad del promedio que se venía registrando en el mercado local.
Impulsada por el incremento de los precios, la operatoria promedio superaba las 600.000 toneladas semanales, pero durante la segunda semana del mes actual, solo llegó a 380.000 toneladas. En términos de volumen registrado, esta fue la segunda peor semana desde el inicio de la campaña de soja.
El panorama general a mediados de septiembre muestra que se han adquirido casi 28 millones de toneladas de soja, quedando aún un 43% de la oferta total de la oleaginosa por comercializar. Este ritmo de compra se mantiene ligeramente por debajo del promedio registrado en las últimas campañas.
Gran parte del aumento en la cotización de la soja se debe a la sostenida demanda externa. La fuerte demanda por aceite y harina de soja argentinos se refleja en el fortalecimiento de las primas FOB sobre Chicago.
Las cotizaciones sobre el mercado a término norteamericano han sucumbido frente a los fundamentos de oferta de cara a lo que sería la mejor cosecha de soja de su historia.
En contraste, las negociaciones de las condiciones FOB argentinas tuvieron un notable fortalecimiento, generando primas positivas significativas en el mercado de harina de soja y logrando revertir las cifras negativas en el caso del aceite de soja.
Esa presión de demanda se refleja en el volumen exportado a lo largo de la campaña hasta agosto, logrando despachar el mayor tonelaje en tres años dentro del complejo exportador.
El ritmo de exportaciones alcanzó rápidamente un nivel cercano al volumen registrado en las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) del complejo oleaginoso, cubriendo el 96% de las toneladas registradas. Esto representa un avance de 6 puntos porcentuales por encima del promedio histórico y supera los niveles de la campaña anterior.
A pesar de la recuperación productiva, destaca la elevada participación de soja importada en el proceso de crushing interno (proceso de molienda o procesamiento de granos oleaginosos, como la soja, dentro de un país, en lugar de exportarlos sin procesar). Hasta agosto, se habrían importado cerca de 4 millones de toneladas de soja para complementar la oferta local, a las cuales se suman 421.000 toneladas adicionales importadas durante la primera mitad de septiembre, según datos de SENASA.
El abaratamiento relativo de la soja en el mercado internacional permitió que la industria afronte los precios CIF de porotos provenientes de Brasil, Paraguay y Bolivia. Esto se debe a que la fortaleza en los precios de los derivados compensa ampliamente los costos de importación, lo que hace rentable para las fábricas argentinas recurrir al suministro externo de soja.
En este escenario, y gracias a la recuperación productiva de la presente campaña, junto con la alta actividad del sector exportador, el número de ingresos acumulados de camiones durante este año ha duplicado los niveles de la desfavorable campaña 2022/23, aunque aún no alcanza el promedio histórico.
Impacto de la chicharrita
El impacto de la chicharrita y la especulación ante la próxima campaña de maíz se reflejan claramente en los términos actuales.
Las previsiones para la campaña 2024/2025 de maíz tardío están gravemente comprometidas debido al riesgo latente de la plaga de la “chicharrita”. Se estima que la intención de siembra de maíz podría disminuir un 21%, mientras que se intensifican las implantaciones tempranas como estrategia para evitar, en la medida de lo posible, los daños provocados por esta plaga que afectó significativamente la producción este año.
De acuerdo con la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario (GEA BCR), las proyecciones iniciales para la campaña 2024/25 prevén que se sembrarán 8 millones de hectáreas de maíz, lo que, manteniendo un rendimiento promedio a nivel nacional, podría traducirse en una cosecha de entre 52 y 53 millones de toneladas.
Sin embargo, el tiempo juega en contra, ya que las lluvias necesarias aún no han llegado, lo que ha llevado a que en algunos casos se adelante la siembra temprana de maíz, con reservas de humedad que oscilan entre el 40% y el 70%, como ocurre en la zona sureste de Córdoba.
En este escenario, es probable que los mercados de futuros reflejen precios más altos para el maíz, especialmente en los contratos con vencimiento en julio de 2025.
Lo que es más, en las últimas campañas, ha sido común que el visor de precios se vea distorsionado por el impacto del tipo de cambio exportador. Dado que en MatbaRofex (principal mercado de futuros y opciones en Argentina) los contratos a futuro se negocian en dólares oficiales, las cotizaciones deben reflejar una prima positiva, directamente vinculada a la diferencia entre el dólar oficial y el tipo de cambio exportador, siempre que el mercado anticipe la continuidad de este esquema cambiario dual.
Con la presión de oferta en su punto máximo, las expectativas de alcanzar la mayor cosecha de soja de su historia y la segunda mejor en maíz están limitando las subas, llevando a que los contratos se negocien en niveles mínimos de los últimos cuatro años.