Tormenta de Santa Rosa: desafíos en la logística terrestre

La famosa tormenta de Santa Rosa, que típicamente ocurre a fines de agosto, ha sido históricamente un fenómeno climático que trae consigo lluvias intensas, vientos fuertes y tormentas eléctricas, afectando significativamente la logística terrestre en Argentina

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Las probabilidades de accidentes de tránsito se incrementan en un 70% durante días lluviosos en comparación con días despejados (Ilustración: Movant Connection)
Las probabilidades de accidentes de tránsito se incrementan en un 70% durante días lluviosos en comparación con días despejados (Ilustración: Movant Connection)

Según los pronósticos meteorológicos, el viernes 30 de agosto se espera la llegada de la conocida tormenta de Santa Rosa. Este fenómeno, habitual en esta época del año, traerá consigo lluvias, tormentas y vientos de diversa intensidad a lo largo del fin de semana, lo que afectará las rutas del país.

Este fenómeno es común en las regiones del centro y noreste de Argentina. En esta ocasión, las provincias con mayores probabilidades de experimentar los efectos de Santa Rosa durante el fin de semana son Buenos Aires (incluyendo CABA), Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y el este de La Pampa.

Un fenómeno recurrente

La tormenta de Santa Rosa es un fenómeno que suele presentarse alrededor del 30 de agosto, en coincidencia con la festividad de Santa Rosa de Lima. Este evento climático es conocido por su capacidad de provocar lluvias torrenciales y vientos de gran intensidad, lo que genera serias complicaciones para el transporte terrestre.

La combinación de calzadas mojadas, visibilidad reducida y posibles anegamientos de las rutas representan un riesgo significativo para camiones y vehículos de transporte de mercancías.

Impacto en la logística terrestre

El impacto de la tormenta en la logística terrestre se siente particularmente en las rutas que conectan los principales centros de producción con los puertos y mercados nacionales e internacionales. Según datos de la Cámara Argentina del Transporte Automotor de Cargas (CATAC), las probabilidades de accidentes de tránsito se incrementan en un 70% durante días lluviosos en comparación con días despejados, lo que pone en riesgo tanto a los conductores como a las mercancías transportadas.

Las estadísticas muestran que en años anteriores, durante eventos similares, el tráfico de camiones en rutas como la Ruta Nacional 9, que conecta Buenos Aires con Rosario y Córdoba, se vio reducido hasta en un 25%. Esta disminución en el tráfico responde a la necesidad de los transportistas de tomar precauciones adicionales, como reducir la velocidad, lo que a su vez genera demoras en la entrega de mercancías.

La combinación de calzadas mojadas, visibilidad reducida y posibles anegamientos de las rutas representan un riesgo significativo para camiones (Imagen: Shutterstock)
La combinación de calzadas mojadas, visibilidad reducida y posibles anegamientos de las rutas representan un riesgo significativo para camiones (Imagen: Shutterstock)

En este sentido, desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) comparten algunas recomendaciones que son extremadamente útiles al conducir en condiciones de calzada mojada o con visibilidad reducida.

  • Aumentar la distancia de seguridad entre vehículos. Para tener más tiempo de frenar ante cualquier eventualidad.
  • Utilizar siempre el cinturón de seguridad.
  • Emplear el acondicionador de aire en modo frío, para desempañar los cristales del vehículo.
  • Llevar siempre encendidas las luces bajas y de posición, a cualquier hora del día.
  • No exceder las velocidades máximas (70 kilómetros por hora para camiones).
  • Usar el limpiaparabrisas.
  • No frenar o cambiar de dirección repentinamente.

Cuando las precipitaciones son muy intensas, detenerse y resguardarse en un lugar seguro hasta que la lluvia disminuya o cese es una excelente opción. Esto evita transitar sobre la capa de agua que cubre la calzada, lo que podría causar el fenómeno conocido como aquaplaning. Este fenómeno ocurre cuando un vehículo cruza una superficie mojada, un charco o una huella con acumulación de agua, y los neumáticos pierden adherencia con el pavimento.

Para prevenir el aquaplaning, es crucial mantener los neumáticos en buen estado. Un inflado adecuado y un diseño de las bandas de rodadura en óptimas condiciones garantizan una mejor adherencia del camión al asfalto, reduciendo así el riesgo de deslizamiento.

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