Las exportaciones agropecuarias tienen gran importancia en el comercio exterior de América Latina y el Caribe (ALC) y, a su vez, las políticas que se implementan en relación a ese sector. Así lo indica el informe “Políticas agropecuarias en América Latina y el Caribe 2023″ elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El sector agropecuario de la región es fundamental para las economías de la región, representando un porcentaje significativo del Producto Interno Bruto (PIB) y las exportaciones totales. La importancia de estas políticas se hace evidente al considerar la concentración de las exportaciones agropecuarias en unos pocos países, como Brasil, Argentina y México, que juntos representan el 76% del valor bruto de la producción agropecuaria.
El contexto internacional también ha jugado un papel decisivo en la configuración de las tendencias del comercio exterior de ALC. El conflicto entre Rusia y Ucrania ha alterado los mercados globales de fertilizantes y productos agrícolas como el maíz, trigo y girasol, productos en los que ambos países son jugadores clave.
Las disrupciones generadas a nivel internacional impulsaron una suba de los precios internacionales, lo que ha creado tanto oportunidades como desafíos para los exportadores de la región. Si bien el aumento de los precios puede beneficiar a corto plazo, también introduce riesgos de estabilidad para las economías que dependen en gran medida de las exportaciones agrícolas.
Informe BID: cambio de dinámica de comercio exterior en la región
Una de las características más destacadas del sector agropecuario de ALC es la concentración de las exportaciones en unos pocos países. Brasil, Argentina y México concentran la mayoría de estas exportaciones, resaltando su importancia en el comercio exterior de productos agroalimentarios y su influencia en los mercados globales.
En los últimos años, las importaciones agropecuarias de la región han crecido a un ritmo más acelerado que las exportaciones, indicando un cambio en la dinámica del comercio exterior.
Ese cambio registrado se debe a múltiples factores, incluidos el aumento de la demanda interna y los impactos de las condiciones climáticas adversas que han limitado la producción local. Este desequilibrio podría implicar una mayor dependencia de los mercados internacionales para satisfacer las necesidades alimentarias internas.
Por esta razón, la diversificación de mercados y productos se ha convertido en una estrategia clave para mejorar la competitividad internacional de los países de ALC. Los esfuerzos para diversificar no solo los destinos de exportación, sino también la canasta de productos, buscan reducir la vulnerabilidad a las fluctuaciones de precios y la dependencia de mercados tradicionales. Esta estrategia es particularmente importante para acceder a mercados de alto valor que ofrecen mayores márgenes y estabilidad.
Innovación y sostenibilidad, los caminos para el crecimiento
La adopción de tecnologías avanzadas y prácticas agrícolas sostenibles está cobrando importancia en la región, no sólo para aumentar la productividad local, sino también para mejorar la competitividad de los productos en los mercados globales.
Países como Brasil están invirtiendo en planes como el Plan ABC, que se centra en la adaptación al cambio climático y la reducción de emisiones de carbono. Estas iniciativas buscan abrir nuevas oportunidades en mercados que valoran la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental.
Sin embargo, el sector agropecuario en ALC enfrenta importantes desafíos, especialmente relacionados con la financiación. En 2023, varios países, incluidos Colombia, Guyana, México y Surinam, redujeron el apoyo presupuestario al sector agropecuario. Esa disminución afecta la capacidad de implementar políticas efectivas que promuevan la innovación y la resiliencia en el sector. La falta de recursos financieros limita la capacidad de los productores para adoptar nuevas tecnologías y prácticas, lo que podría afectar negativamente su competitividad internacional.
Por otra parte, el apoyo a pequeños productores es una tendencia creciente en la región, reconocida por su contribución a la seguridad alimentaria y la estabilidad económica. Países como México han implementado programas específicos para mejorar la productividad de estos productores, buscando fortalecer su participación en los mercados locales e internacionales. Al proporcionar recursos y capacitación, estos programas ayudan a integrar a pequeños productores en cadenas de valor más amplias, aumentando su competitividad.
Por todo eso, el informe del BID señala la importancia de las políticas agropecuarias para el comercio exterior de América Latina y el Caribe. En ese sentido, el éxito del comercio con otros países dependerá de su capacidad para implementar políticas efectivas y sostenibles que fortalezcan su posición en los mercados globales.