“Vamos a atender 35 tránsitos diarios a partir de hoy, eso implica que en la línea del tercer carril, las esclusas neopanamax (la ampliación), vamos a tener un buque adicional”, dijo el supervisor general de las esclusas de Cocolí (Pacífico), Jorge Pitti.
En condiciones normales, el Canal de Panamá, que conecta el Atlántico con el Pacífico, permite el paso de entre 35 y 36 barcos diariamente. Sin embargo, la sequía estacional de 2023, que fue más extensa de lo habitual y agravada por el fenómeno de El Niño, obligó a reducir el tránsito a 32 embarcaciones a partir del 30 de julio del año pasado y a implementar nuevas restricciones en los meses siguientes.
Para noviembre de 2023, el número de naves que cruzaban diariamente por el Canal de Panamá se redujo a 22, aunque nunca se alcanzó el peor escenario anticipado de 18 cruces diarios en febrero pasado.
El calado, es decir, la profundidad que alcanza la parte sumergida de un barco y que es de un máximo de 50 pies en esta vía interoceánica panameña, también se redujo gradualmente hasta los 44 pies. Sin embargo, desde el pasado 11 de julio, el calado aumentó a 48 pies, según la información oficial.
Inicialmente, se estimó que las restricciones de tránsito podrían tener un impacto de 800 millones de dólares en los ingresos por peajes del canal, una disminución que se vería parcialmente compensada por los ingresos de otros servicios.
Buenas perspectivas de recursos hídricos para este año y el próximo
Pitti señaló que los pronósticos que maneja el canal de Panamá “son muy buenos” y que se espera que “este año y el siguiente” se tengan “buenas dotaciones de lluvias”, que mantengan en niveles óptimos a los lagos artificiales que alimentan la vía: Gatún (1913) y Alhajuela (1935).
El lago Gatún, el más grande con un nivel operativo máximo de 87,5 pies, se encuentra actualmente en 84,40 pies. Se espera que alcance los 87 pies para finales de septiembre o principios de octubre, según indicó el funcionario.
A mediados del año pasado, el nivel del lago descendió por debajo de los 80 pies, una situación similar a la experimentada por el lago Alhajuela.
La gestión del recurso hídrico del canal no solo se ve afectada por la crisis climática: ambos lagos artificiales también abastecen de agua a la capital panameña, el área metropolitana y sus alrededores, cubriendo aproximadamente a la mitad de la población de este país centroamericano de 4,2 millones de habitantes.
“El canal trabaja de manera enérgica” y analiza la “viabilidad de algunos proyectos que se están considerando para lograr cubrir las deficiencias que traerán las variaciones del clima”, afirmó Pitti.
Uno de esos planes incluye la construcción de un nuevo embalse en el Río Indio, un proyecto que supera los 1.200 millones de dólares, además de otros 400 millones destinados a “sostenibilidad”. Según explicó el administrador de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), Ricaurte Vásquez, se estima que este proyecto tardará aproximadamente seis años en completarse.
Dos décadas lidiando con el cambio climático
La sequía que afectó la cuenca del canal entre 2023 y 2024, junto con las restricciones al tránsito de buques, provocó un atasco sin precedentes en la vía, con hasta 160 buques en espera. Esto obligó a la administración del canal a implementar cambios en el sistema de asignación de cupos de tránsito para abordar la situación.
“Este año se inició con la sequía que venía de 2023 (...) logramos balancear para (superar con éxito) la etapa seca. Se han establecido nuevos procedimientos para satisfacer las necesidades de los clientes”, afirmó Pitti.
Además, destacó que el canal de Panamá, por el cual transita aproximadamente el 3% del comercio mundial, estuvo lidiando con la variabilidad climática durante los últimos 20 años.