Despachantes de aduana: la relevancia de su rol para el comercio exterior

Gerardo Pardal, Presidente del Centro de Despachantes de Aduana de la República Argentina, destaca la relevancia y el nivel de responsabilidad que recae sobre los profesionales que representa

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Gerardo Pardal es Presidente del Centro de Despachantes de Aduana de la República Argentina (Imagen Movant Connection)
Gerardo Pardal es Presidente del Centro de Despachantes de Aduana de la República Argentina (Imagen Movant Connection)

“Los despachantes actúan como un termómetro de la actividad”, sostiene Gerardo, en diálogo con Movant Connection. En ese sentido, detalla las principales trabas que visualiza en el escenario actual del comercio exterior y resalta el potencial exportador del sector agropecuario.

¿Cómo describirías el rol que cumplen los despachantes de aduana en las operaciones de comercio exterior?

Los despachantes de aduana son los responsables de toda la mercadería que traen los importadores y exportadores, y también de lo que no está documentado. Es decir, también se tiene que hacer cargo de revelar los engaños que intentan llevar a cabo algunos comerciantes internacionales en su afán de deshacerse de productos ocultándolos dentro de otros artículos.

La responsabilidad penal recae directamente sobre el despachante, quien es el primer punto de contacto y el encargado de la documentación. En caso de problemas, el despachante será el primero en ser investigado antes de que se busque a otros involucrados. Existen productos que, si no se manejan adecuadamente, pueden tener consecuencias legales graves.

En ese sentido, es crucial conocer bien a la persona o empresa que está actuando porque, en definitiva, la responsabilidad recae sobre el despachante de aduana. También es importante mantenerse actualizado sobre las diferentes normas para el comercio exterior que se modifican regularmente.

Por otra parte, los despachantes actúan como un termómetro de la actividad y acumulan una gran cantidad de conocimiento que resulta valioso.

Sin embargo, actualmente se permite que cualquier persona física pueda documentar los bienes comerciados con otros países.

¿Cómo es la situación actual de los despachantes en relación al Decreto 70/2023 que establece la no obligatoriedad de contar con despachantes para operar en comercio exterior?

El DNU 70/2023 aborda la desregulación de la actividad aduanera en pos de la facilitación del comercio exterior y tiene muchas cosas que son positivas. Nosotros, desde la cámara, siempre estuvimos a favor de la facilitación, de hecho, venimos insistiendo con todos los gobiernos en la conformación de un “Comité de facilitación”, como lo tienen la gran mayoría de los países en nuestro continente.

Pero consideramos que el comercio exterior no puede estar en manos de personas que no han estudiado ni están debidamente formadas, que es lo que está sucediendo actualmente, ya que el decreto habilita a que cualquiera pueda ser “documentante” de operaciones de importación o exportación, sin tener ninguna responsabilidad dentro de lo que es la legislación aduanera actual.

“Los despachantes actúan como un termómetro de la actividad”, sostiene Gerardo (Shutterstock)
“Los despachantes actúan como un termómetro de la actividad”, sostiene Gerardo (Shutterstock)

Desde el Centro de Despachantes interpretamos y analizamos cada norma y hacemos las consultas pertinentes cuando algo no es claro. Trabajamos para que el profesional que representamos, que es el despachante, no tenga dudas a la hora de hacer su trabajo.

Claramente no es lo mismo que un declarante, que difícilmente pueda interiorizarse en profundidad sobre las normas, ya que las normativas están todas conectadas con una “norma madre”, sobre la que luego se aplican “parches” o modificaciones.

Por eso, nada como un profesional del comercio exterior para interpretar todo esto y poder asesorar y actuar de manera efectiva.

Me comentabas que los despachantes son como un termómetro del comercio exterior. En ese marco, ¿cómo estás viendo el nivel de actividad en la actualidad?

El volumen disminuyó, esto es coherente con la situación que atraviesa el país. Desde el año pasado, el Gobierno enfrenta una carga de deuda de alrededor de 45 mil millones de dólares. En ese marco, los proveedores siguen preguntando cuándo se les pagará y los vendedores siguen diciendo que necesitan que les envíen mercadería. Esto está generando negociaciones prolongadas.

Aunque se está intentando pagar todo lo posible, es un año en el que las operaciones se realizan sin pagos, lo que complica la reactivación hasta que se haya saldado al menos tres cuartas partes de la deuda para recuperar el crédito.

¿Ves potencial para que Argentina mejore su saldo exportador?

Hay un gran potencial en el sector agropecuario. Es posible duplicar la cantidad de exportaciones solo en este ámbito. Por otro lado, hay muchas fábricas ociosas, debido a la falta de demanda, especialmente después de un año catastrófico para la agricultura, marcado por la falta de lluvias y bajos rendimientos.

Respecto del potencial del campo, por ejemplo, recientemente descubrí que la producción de maní se está expandiendo. La llegada de jóvenes ingenieros agrónomos, formados en universidades, fue crucial para este tipo de procesos, porque generan las condiciones para que se apliquen nuevas tecnologías y se exploren nuevas áreas de producción. En Río Negro, por ejemplo, se está intentando cultivar soja en latitudes que antes no se consideraban viables, como el paralelo 42, lo cual era impensable en el pasado.

Es fundamental trabajar con determinación y no rendirse, incluso si los resultados iniciales no son los esperados. El comercio exterior, a pesar de sus fluctuaciones, siempre ha mostrado una tendencia al alza en el largo plazo, cada ciclo de crecimiento suele ser más vigoroso que el anterior, ya que quienes invierten buscan aumentar sus ganancias y expandir sus operaciones. Y, a pesar de que los commodities están sujetos a las fluctuaciones del mercado global, hay demanda para ellos. No debemos temer a los desafíos; el objetivo es producir más y avanzar, aceptando que habrá altibajos en el camino.

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