En diálogo con Movant Connection, Eduardo sostiene que para mejorar la infraestructura logística y la eficiencia en el comercio exterior, es esencial reducir la intervención estatal y permitir que los emprendedores lideren el camino.
Formaste parte de la creación de una nueva ciudad. ¿Cómo se planifica la logística de un emprendimiento de esta magnitud?
Sí, es un proyecto fascinante, buscamos crear un proyecto urbanístico del futuro. Desarrollamos hubs de innovación, que son distritos corporativos y sectoriales en una gran urbanización donde habrá sectores específicos para compañías de diferentes rubros.
Empezar una ciudad desde cero nos ha permitido integrar los criterios urbanísticos más innovadores, con un enfoque particular en la logística y la movilidad. Toda la logística está diseñada para el abastecimiento multimodal.
Muchas de nuestras iniciativas se centran en la movilidad, utilizando drones para el transporte de mercancías y tiendas que se abastecen y operan de manera autónoma, con inteligencia artificial aplicada a cada servicio. Es emocionante ver cómo la tecnología avanza rápidamente, transformando proyectos que empezamos hace un año en algo completamente nuevo.
Tenemos una excelente conectividad, actualmente hay entre 12 y 16 frecuencias diarias de buques rápidos.
¿Qué mirada tiene el Gobierno argentino respecto de la logística y el comercio exterior?
En general, la visión central del Gobierno tiene que ver con fortalecer el rol del sector privado, con delegar ciertas responsabilidades que a menudo se consideran competencias exclusivas del sector público. En términos de infraestructura logística y comercio exterior, esto también es aplicable.
La logística tiene una gran cantidad de oportunidades para mejorar, invertir y aumentar la eficiencia. La clave es que los emprendedores en Argentina, muchos de ellos frustrados, tengan las herramientas necesarias para resolver los problemas que afectan a la sociedad. Lo más importante que el Estado puede hacer es apartarse del camino.
Actualmente, los privados no pueden resolver muchos de los problemas que generan cuellos de botella en la infraestructura logística porque el Estado no termina de soltar las riendas.
Si el Estado creara un entorno en el que los privados pudieran actuar, seguramente ellos resolverían estos problemas de manera más eficiente y rápida. Hemos visto muchos casos con las asociaciones público-privadas (PPP) que, en su momento, nos generaban expectativas de importantes inversiones en infraestructura logística, algo que no se había hecho en décadas. Lamentablemente, estos proyectos quedaron frustrados, pero ahora tenemos la oportunidad de retomar ese camino.
¿Cuáles son tus expectativas para el futuro y los desafíos que ves en el horizonte?
Creo que estamos en el camino correcto, acercándonos rápidamente a un punto de inflexión histórico en Argentina. Nunca antes habíamos avanzado tan velozmente hacia la estabilidad.
El presidente está profundamente comprometido en alcanzar ese punto de quiebre lo más rápido posible. Todos los procesos de estabilización conllevan momentos difíciles, y muchas personas están atravesando situaciones complicadas. Esa es una carga significativa para el Gobierno, que trabaja incansablemente para llegar a la estabilidad lo más rápido posible, alcanzar ese punto implicará experimentar un boom como nunca hemos experimentado en nuestra historia.
En ese proceso, hay que entender que la macroeconomía es fundamental. Comparo a Argentina con un país en guerra, donde la guerra es el tema que acapara toda la atención debido a su urgencia e importancia. Es muy difícil ocuparse de otros asuntos mientras la guerra está en curso.
Una vez resuelta la macroeconomía, hay muchas otras acciones en las que se debe avanzar. En esencia, esto implica que el Estado debe apartarse lo más rápidamente posible. Esto se logra a través de desregulaciones, la creación de entornos propicios para la inversión privada, mejoras en infraestructura logística, medidas relacionadas con el comercio exterior y la reducción de impuestos.