La gestión adecuada de los niveles de agua es esencial para mantener la fluidez y la competitividad en el transporte de contenedores por vías fluviales. Para eso, las empresas deben optimizar rutas, planificar de forma anticipada y diversificar opciones de transporte para mitigar los efectos de la escasez de agua.
El transporte por vías navegables interiores (IWT) puede contribuir significativamente al desarrollo sostenible de las conexiones portuarias. En ese tipo de transporte se utilizan barcazas que pueden transportar el equivalente a 200 camiones. De esa forma, se pueden reducir costos de transporte externo, minimizar accidentes, ruido, congestión, daños al hábitat y emisiones.
Para maximizar su potencial, la competitividad del IWT depende de mantener las condiciones de navegabilidad y desarrollar respuestas resilientes a los eventos climáticos extremos. Las condiciones de agua extremadamente bajas reducen la capacidad de carga de los buques, mientras que los niveles de agua críticamente altos pueden dañar la infraestructura de transporte. Las repercusiones incluyen aumento de los precios del transporte, mayor consumo de energía y pérdidas de mercado.
Europa: la importancia transporte por vías navegables interiores
El desarrollo del IWT es relevante para la integración regional en Europa. La Red Transeuropea de Transporte (TEN-T) de la Unión Europea ha identificado el Corredor Rin-Alpino (RALP) como un corredor vital para establecer una red de transporte integrada, competitiva y sostenible para 2030. Este corredor conecta Bélgica, los Países Bajos, Francia, Alemania, Luxemburgo y Suiza, manejando más de 500 millones de toneladas de carga al año.
Entre 2007 y 2021, se observó una tendencia negativa en el transporte intrarregional de mercancías en Europa, coincidiendo con un aumento de la cuota de mercado del transporte por carretera. Esta tendencia se intensificó tras el verano seco de 2018, donde el número de días con niveles de agua por debajo del umbral mínimo navegable en Kaub, Alemania, alcanzó los 107 días. Esto resultó en una disminución sin precedentes del tráfico a lo largo del Rin (-11,9%), casi el doble que en 1971 (-6,2%).
La literatura empírica sobre niveles críticos de agua se centra en simulaciones y sus impactos en el rendimiento total, sin diferenciar entre tipos de carga. Además se indica que para finales del siglo XXI, la tendencia hacia veranos más secos e inviernos más húmedos podría tener efectos adversos más importantes. La formación de hielo en el Rin podría disminuir a lo largo del siglo.
En Alemania y los Países Bajos, el impacto financiero de los prolongados niveles bajos de agua en 2018 se estimó en una pérdida de 2.700 millones de euros, principalmente debido a una disminución en la producción de los transportistas alemanes.
Niveles bajos de agua influirían en los precios de transporte por tonelada. En Canadá, se proyectó que los costos operativos para el sistema fluvial de los Grandes Lagos debido al cambio climático podrían aumentar entre un 3% y un 22% para 2050. Además proyectaron que las pérdidas por niveles bajos de agua en el río Misisipi pueden llegar a promediar 77 millones de dólares anuales, y los escenarios para 2100 predicen pérdidas potenciales entre 10 y 118 millones de dólares anuales.
En Europa, se estimó que, debido a los bajos niveles de agua en Kaub entre 1986 y 2004, se dio una pérdida de bienestar de 28 millones de euros, con un máximo de 91 millones de euros en 2003.
Además, las ventajas de utilizar barcos más grandes se vuelven desventajosas en condiciones de bajo nivel del agua, lo que aumenta significativamente los costos.
En ese marco, se utilizaron simulaciones que estimaron que el transporte marítimo de mercancías en Europa podría perder alrededor del 5,4% de la carga transportada anualmente.