Chile y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), compuesta por Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein, firmaron un acuerdo para modernizar su tratado de libre comercio, veinte años después de su entrada en vigor y que ha sido la base para un aumento considerable de las exportaciones del país sudamericano a este bloque europeo.
Esta modernización no solo refuerza los lazos comerciales existentes, sino que también introduce nuevos elementos que se alinean con las políticas económicas y sociales de Chile.
En ese sentido, el ministro de Asuntos Exteriores de Chile, Alberto van Klaveren, destacó la importancia de este acuerdo y subrayó que “casi todo nuestro comercio exterior está cubierto por acuerdos de libre comercio, pero los acuerdos de libre comercio con Europa tienen una cualidad especial porque incorporan temas que son muy relevantes para nuestra economía, como son el fomento a la pequeña y mediana empresa, que es un capítulo nuevo con los países del EFTA”.
La firma del documento tuvo lugar en una ceremonia en Ginebra, donde el ministro Van Klaveren y sus homólogos de los cuatro países europeos involucrados rubricaron el voluminoso texto. Este acuerdo actualizado no solo abarca temas tradicionales de comercio, sino que también incorpora disposiciones sobre sostenibilidad y cuestiones de género.
Van Klaveren señaló que “como país estamos tratando de alinear nuestros estándares en materia laboral o medioambiental con los estándares más exigentes, entre los cuales creemos que están los europeos”.
Acuerdo de Chile con bloque europeo: qué industrias se verán beneficiadas
Uno de los aspectos destacados del nuevo acuerdo es la mejora en el acceso del vino chileno al mercado suizo, que por primera vez acepta una cuota de 1,5 millones de litros de vino embotellado sin aranceles. Esta apertura no solo beneficia a la industria vitivinícola chilena, sino que también fortalece los lazos culturales entre ambos países a través del comercio de uno de los productos más emblemáticos de Chile.
La fruticultura chilena también se verá beneficiada con este acuerdo, obteniendo un mayor acceso para productos como los duraznos, las nectarinas y los berries congelados.
Además, se han logrado ventajas significativas para la miel y el queso chilenos, abriendo nuevas oportunidades para estos productos en los mercados europeos. Suiza, por su parte, ha aceptado la entrada sin aranceles de 500 toneladas de aceite de oliva chileno, mientras que Noruega ha ofrecido concesiones importantes para los alimentos de piscicultura.
En términos de inversiones y comercio de minerales críticos, vitales para las nuevas tecnologías y la transición energética, Chile se presenta como un país atractivo. El ministro de Exteriores resaltó que el objetivo del gobierno chileno es que los acuerdos internacionales favorezcan la agregación de valor a los productos antes de su exportación. Esta visión se alinea con la política comercial de Chile, que busca diversificar las cadenas de suministro.
El ministro de Comercio de Suiza, Guy Parmelin, anfitrión de la ceremonia, destacó la incorporación de capítulos dedicados a la propiedad intelectual y al comercio digital en el acuerdo de modernización del tratado de libre comercio con Chile. Estos nuevos capítulos reflejan la evolución de las necesidades y prioridades comerciales de ambos bloques, adaptándose a los desafíos y oportunidades del siglo XXI.
Relevancia del acuerdo: cómo son los antecedentes de intercambio comercial
En términos de cifras, las importaciones de Chile a los países del EFTA alcanzaron en 2023 los 449 millones de euros, mientras que las exportaciones hacia esos países totalizaron 521 millones de euros.
El intercambio comercial entre Chile y este bloque europeo ha experimentado un crecimiento significativo, con un aumento del 21,6% en las importaciones y del 4,3% en las exportaciones en los últimos cinco años.
Los principales productos que Chile importa del grupo de países europeos incluyen farmacéuticos y químicos, maquinarias y dispositivos mecánicos, de óptica, médicos y quirúrgicos. Por otro lado, los países del EFTA importan de Chile productos como químicos inorgánicos, grasas y aceites, y frutos secos, entre otros.