En esta entrevista, Laborde profundiza en la dinámica del mercado aéreo de carga que vincula al país con el comercio internacional, destacando la importancia de la seguridad, la tecnología y la colaboración interinstitucional para facilitar un intercambio eficiente y seguro.
¿Cómo contribuye la carga aérea a la eficiencia de la cadena logística?
Somos la puerta de entrada y salida de la mercadería que se transporta por vía aérea, ya sea de importación o de exportación. No solo tenemos sede en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, sino también en Aeroparque, Tucumán, Córdoba, Mendoza y Mar del Plata.
Nuestras terminales están preparadas para la operación de carga internacional. Para lo que tiene que ver con exportación, ingresan los transportes terrestres y realizamos las descargas del camión, con todos los procesos de seguridad para su ingreso.
Llevamos a cabo un proceso denominado “armado de vuelo”, que consiste en acondicionar toda la carga para que sea transportada en una aeronave. Una vez que las compañías aéreas lo aprueban y realizan todos sus procedimientos internos, esa carga queda a disposición de la empresa de handling y es egresada a la pista y cargada a la bodega del avión para luego volar. La misma, puede ser transportada tanto en aviones de pasajeros como en aviones cargueros, aquellos que transportan solamente carga.
En cuanto al proceso de importación es muy similar pero inverso. La empresa de handling posiciona la mercadería en palets aéreos y la coloca en las puertas de nuestro depósito. La ingresamos, realizamos el control físico y documental, la colocamos en estiba y queda a disposición de los importadores y de los organismos públicos que tengan intervención, según el tipo de carga, para que realicen los controles. En caso de que todo esté adecuado a la normativa, proceden a realizar la salida de zona primaria aduanera, se entrega a los transportistas y la carga egresa de nuestros aeropuertos.
¿En qué casos se utilizan aviones cargueros y cuándo aviones de pasajeros para las cargas?
Un avión carguero para ser atractivo para un importador o exportador tiene que tener precios competitivos, vendiendo la mayor cantidad posible de espacio de su bodega, tanto de subida como de bajada.
El principal ingreso de la compañía aérea viene por los pasajeros, si bien alrededor de entre un 20% y 30% corresponde a las cargas. En ocasiones, hay limitaciones de espacio y eso es lo que puede traccionar a que uno opte por un transporte aéreo carguero exclusivamente. En líneas generales, tanto el importador como el exportador elige el transporte aéreo para poder trasladar mercaderías costosas o que necesita rápidamente contar con ellas. La dinámica que justifica esta modalidad de transporte está atada a esas dos variables. El importador o exportador quiere que su carga llegue rápida y segura.
¿Cuáles son los retos logísticos que identifican en la modalidad aérea?
El propósito de nuestra organización es facilitar la conexión de personas, bienes y culturas para contribuir a un mundo mejor. Hay un ecosistema muy variopinto en el cual conviven toda una serie de interlocutores.
En un proceso de importación, por ejemplo, interviene la compañía aérea, la empresa de handling, nosotros como Aeropuertos Argentina Cargas, despachantes de aduana, comisionistas, agencias de carga, Dirección General de Aduanas, Policía de Seguridad Aeroportuaria, Senasa y algunos otros organismos que pudieran tener incumbencias específicas, como podría ser ANMAT o el Ministerio de Seguridad, si hablamos de determinados productos. El principal desafío es profundizar el camino entre todos estos interlocutores para que contemos cada vez con mayor visibilidad y previsibilidad.
Queremos poner nuestros espacios a disposición de todos estos interlocutores para generar espacios de diálogo y entender cuáles son los “puntos de dolor”.
Uno de los principales retos que tenemos en el área de exportación e importación tiene que ver con la seguridad. Para la exportación, asumimos la figura de agente acreditado, lo que significa que toda la carga que ingresa a la zona de seguridad restringida se denomina carga segura, la cual no está sujeta a ninguna posibilidad de interferencia ilícita. Todos los procesos de control sobre la carga están a su ingreso.
Se trata de una operación Just in Time, donde la mercadería llega a nuestras instalaciones y posiblemente vaya en un vuelo que esté partiendo dentro de 6 o 7 horas.
Solemos gestionar mucho volumen, sobre todo en temporadas o cuando hay alguna estacionalidad específica, donde siempre la prioridad es la seguridad. Tenemos una gran responsabilidad en brindar tiempos máximos para que esa operación se realice y darle visibilidad a la totalidad del ecosistema.
En ese sentido, suscribimos un acuerdo con JURCA, que es la cámara que nuclea a las compañías aéreas, donde incluimos un sistema de penalidades para el caso de incumplimiento de nuestra parte.
¿Qué rol juega la tecnología en estas operaciones?
La tecnología tiene un papel preponderante. En este momento lideramos un programa denominado TDI (transformación digital integral) que lo que busca es, sin obligar al resto del ecosistema a salir de sus propias dinámicas, sumarse a un camino de digitalización.
Adoptamos un software para gobernar toda nuestra operación que es líder de mercado a nivel mundial en operaciones logísticas. El mismo conlleva un nuevo sistema en el cual cada uno de los movimientos de las mercaderías están “traqueados”, se pueden identificar, mejorar y cuenta con una calidad de información mucho más amigable para poder compartir. También, estamos avanzando hacia la posibilidad de crecer en posiciones de almacenamiento.
En un aeropuerto no se puede crecer a voluntad, siempre está condicionado por restricciones, pero uno puede ganar en altura, en posiciones de estiba y todo esto ya lo resolvió la tecnología. No podemos entender el futuro de la organización yendo a contramano de lo que pasa en el mundo.
¿Qué particularidades propias presentan las distintas bases operativas aéreas del país?
Estamos condicionados por la lógica pura del mercado aerocomercial. La primera restricción es que los otros aeropuertos donde tenemos presencia no siempre tienen la posibilidad de transportar mercadería de manera internacional. La segunda limitante es que no resulte atractivo para el importador o exportador, por lo cual necesite ir hacia un avión de pasajeros que salgan desde otros lugares. La mayoría de las operaciones, tanto de importación como de exportación, suceden en Ezeiza. Lo que queremos trabajar tiene que ver con acercar la posibilidad a los puntos de producción de los exportadores para generar una reducción de costos en la cadena logística. Para un productor del NOA es mucho más atractivo poder salir desde el aeropuerto de Tucumán que desde Ezeiza.
¿Qué productos se suelen transportar?
En Ezeiza hay una gran cantidad de exportación de carne, pescado, fruta fresca, litio en bolsones y, no podemos dejar de destacar, los animales vivos, como por ejemplo, todo lo que tiene que ver con exportación de caballos. No es lo mismo manipular una caja que un animal.
También, en lo que respecta a la industria farmacéutica, transportamos productos muy caros para los que la cadena de frío es muy importante. Respecto de los animales vivos, requieren de mucha especificidad por parte de los equipos de trabajo. En estos casos, muchas veces se transportan decenas de caballos en un vuelo que va a estar 14 horas en el aire.
Por otro lado, creció enormemente el negocio de la paquetería, para lo que tuvimos que adaptar nuestras instalaciones y operación para este volumen creciente. En exportación, en algunos casos prácticamente se triplicaron los volúmenes. En este sentido, el verdadero desafío es cómo conjugar la experiencia de las personas y su conocimiento para generar procesos que sean cada vez más robustos y se apoyen en tecnología para hacerlo cada vez más dinámico.
¿Cuáles son las tendencias que identificas en el sector?
Cuando participamos en los foros internacionales, lo que vemos es que las tendencias que se dan en la Argentina son relativamente similares a nivel global. Hay perspectivas de crecimiento para el transporte por vía aérea, independientemente de determinadas vicisitudes.
Siempre el objetivo final es buscar la reducción de costos y de tiempo para aquellos que operan y, en paralelo, el crecimiento del volumen.
La mayoría de las personas no saben que existe una terminal de cargas, dónde está ubicada; no conocen que los aviones además de llevar pasajeros transportan mercadería; o que existen vuelos cargueros específicos que solo transportan mercaderías. Hay todo un mundo que está bueno poder visibilizar.
¿Cómo describirías la relevancia del transporte aéreo de mercancías?
La forma más clara de explicarlo es con algunos ejemplos puntuales. Durante la pandemia, toda la operación de ingreso de barbijos se produjo a través de nuestras instalaciones, en la cual pudimos aportar nuestro granito de arena para que la misma fuera eficiente y pudiera llegar rápidamente a los sistemas de salud. Luego, fueron las vacunas y la exportación de los antígenos, que después regresaron en forma de producto terminado.
En lo que tiene que ver, por ejemplo, con las misiones humanitarias: pudimos contribuir en el envío de mercaderías hacia Ucrania en el marco del conflicto con Rusia, donde trabajamos a la par con la fundación de Enrique Piñeiro. Uno de nuestros pilares estratégicos tiene que ver con influir positivamente el entorno en el cual operamos.
Para eso, tenemos convenios con asociaciones sin fines de lucro que importan mercaderías para el tratamiento del espectro autista, así como con distintos organismos públicos, para que todas aquellas cargas vinculadas a salud, ciencia y tecnología, tanto de importación como de exportación, tengan un tratamiento preferencial y no abonen costos para este tipo de operaciones.