En diálogo con Movant Connection, el Presidente de AET explica los grandes cambios que puede generar la tecnología en el rubro y cómo se entrecruzará con los cada vez más presentes objetivos de sostenibilidad.
¿Qué es AET? ¿Cuáles son sus principales preocupaciones como asociación?
Es una asociación de personas físicas y jurídicas, y de otras asociaciones que también son socias, que nos da un marco para juntarnos a debatir de una manera abierta y constructiva sobre todo lo que tiene que ver con la movilidad de personas y mercancías.
Eso se desarrolló tanto que llegó al punto de ser un centro de networking transversal a todos los medios de transporte que, en España, se posicionó como algo único.
En esta etapa, ver ese crecimiento alcanzado se transformó en una de las motivaciones que nos ha llevado a plantearnos el objetivo de internacionalización, un objetivo estratégico para extender a otros países este modo de asociacionismo transversal.
¿Cómo ves el actual estado de situación del mundo del transporte?
El transporte ahora mismo tiene un problema mundial de gestión de talento, que se manifiesta con la escasez de personas que quieran incorporarse al sector, de vocaciones, y de relevo generacional, en todos los medios de transporte. Por otro lado, está la transformación digital, que no es un problema, sino más bien una inquietud, una motivación general.
Otro de los temas que atraviesa al sector es el de la sostenibilidad que tiene tres grandes patas, como un taburete. Las tres patas son la sostenibilidad medioambiental, que curiosamente es la pata más gruesa, no necesariamente la más resistente, pero sí la que más abulta, la que ve todo el mundo y hace que todos dejen de ver las otras dos.
La segunda es la sostenibilidad social, que se compone de las personas, el talento, la confortabilidad, etcétera. Y la tercera, es la sostenibilidad económica.
Si no hay sostenibilidad económica, todo lo demás son canciones de sirena. Apuntar sólo a la ecología no alcanza. Podemos decir que vamos a descarbonizar o que debemos apuntar a cero emisiones. Pero, ¿quién paga eso? Entonces, si falla cualquiera de las patas, como pasa con el taburete, todo se cae.
¿Cómo creés que se podrá superar el problema de la escasez de recursos humanos?
Seguramente la automatización va a ser absolutamente protagonista en esa solución. Veremos cada vez más extendida la presencia de vehículos con todas las tecnologías de automatización.
Ya contamos con este tipo de vehículos hace años. Por ejemplo, los Tesla funcionan solos, es decir, pueden indicar el recorrido del viaje, tienen visión artificial en toda su periferia, tienen radares, son capaces de ver las señales de tránsito, de determinar una velocidad máxima y calcular si hay demasiada proximidad con algún otro vehículo, pueden cambiar de carril. Todas esas capacidades las veremos cada vez más extendidas.
Gracias a eso se podrán eliminar o minimizar los mayores problemas de la profesión, el transporte por carretera va a dejar de tener tintes esclavizantes y el problema de los recursos humanos irá tendiendo a solucionarse.
Otro de los temas centrales que mencionaste es la sostenibilidad. En ese sentido, ¿cómo imaginás el futuro del transporte?
Tengo en claro que el transporte de mercancías va a ser cada vez más ecológico, va hacia un escenario de muy poca o ninguna emisión.
Por ejemplo, la energía nuclear, que es de lo más ecológico que hay, ya ha entrado en los grandes buques transoceánicos y va a seguir entrando.
Dentro de las ciudades, el camino que ya estamos recorriendo pasa por los vehículos eléctricos. No es una novedad, pero todavía está muy inmaduro y se encuentra en una zona de dudosa rentabilidad y viabilidad para medias y largas distancias en terrestre.
En cuanto al transporte aéreo, conformémonos con el SAF (Combustible Sostenible para la Aviación) que se consigue a partir del proceso de reciclado de otros elementos que no generan huella de carbono.
En el marítimo, ya estamos viendo metano como combustible, que sigue emitiendo CO2, pero que no contamina tanto.
Otra tendencia que podremos ver en unos años posiblemente tenga que ver con el hidrógeno. Dependiendo del modo de transporte, este elemento se podrá utilizar como combustible para motores de combustión o para generar electricidad.