Se publicó el 1 de noviembre del 2017 en la revista académica The BMJ “Asociación entre la lluvia y el diagnóstico de dolor de articulaciones o de espalda: un análisis retrospectivo de consultas médicas”, a cargo de investigadores de la Escuela de Medicina de Estados Unidos, donde abordan, a partir de la evidencia, un mito o creencia popular difundida mundialmente: las condiciones del tiempo (en este caso, los días de lluvia), empeoran los síntomas articulares o de la espalda, particularmente en las personas con artritis.
En este estudio relacionaron las visitas a servicios médicos ambulatorios en los Estados Unidos por dolores articulares o de espalda, con las condiciones ambientales (caída de lluvia, y milímetros de lluvia medidos).
Fue un estudio observacional retrospectivo (es decir que no intervinieron, solo observaron los datos de los registros médicos y los asociaron).
Usaron las consultas registradas en los consumos médicos del Medicare (la cobertura de salud de millones de personas en los Estados Unidos), y los reportes del clima, de las estaciones del tiempo de los Estados Unidos.
Registraron más de 1.5 millones de adultos de 65 o más años, en más de 11.6 millones de consultas médicas ambulatorias con un médico clínico o generalista, entre los años 2008 y 2012.
El principal resultado medido fue la proporción de visitas ambulatorias por dolor de espalda o de las articulaciones (artritis reumatoide, osteoartritis o artrosis, espondilosis, desórdenes de los discos intervertebrales, y otros trastornos de las articulaciones no traumáticos) en los días lluviosos, comparadas con las de los días no lluviosos.
Ajustaron ambas poblaciones (visitas en días lluviosos, versus visitas en días no lluviosos), por sexo, género, edad, enfermedades crónicas y datos geográficos.
Identificaron a todos los pacientes con Medicare, de 65 años o más, que tuvieron una visita médica ambulatoria del 2008 al 2012, en los Estados Unidos.
Para los datos del clima, usaron los registros de 3.257 estaciones del tiempo de los Estados Unidos.
Cruzaron los datos de los códigos postales de cada beneficiario del Medicare, con los datos del clima de la estación más cercana.
Usaron los códigos diagnósticos del ICD-9 (International Classification of Disease, novena revisión), correspondientes a dolor de espalda o de las articulaciones, para identificar los casos. ICD es una clasificación que se usa en salud, para correlacionar un código, con un diagnóstico.
Se restringió el análisis a las visitas a médicos generalistas o clínicos. Dejaron de lado a traumatólogos, reumatólogos y médicos de familia, ya que pueden tener estos una población más sesgada (ya que estos tienen más posibilidades de atender a personas con afecciones óseas o articulares crónicas).
Se evaluó, respecto al clima, la presencia de lluvia y el volumen de las precipitaciones.
Una presunción es que, en los días de lluvia, hay mayor humedad, con menor presión ambiental, pero esto no se midió en este estudio.
Se trató de demostrar si la lluvia y los cambios climáticos, se asociaban con más visitas médicas por dolores articulares o de espalda, en comparación con los días sin lluvia.
De más de 11.6 millones de visitas médicas ambulatorias, casi 2.1 millones (18%) ocurrieron en días de lluvia.
Tras un análisis detallado, se vio que no hubo una relación estadísticamente significativa entre la proporción de visitas por dolor de espalda o articular con los días de lluvia, o con el volumen de las precipitaciones, al comparar estos con los días sin lluvia.
Tampoco se encontró una relación en los pacientes con artritis reumatoide.
En este gran estudio de norteamericanos ancianos, no se encontró una relación entre las consultas por dolor articular o de espalda, y las condiciones climáticas (la lluvia en este caso).
Entre las limitaciones de este estudio, está su naturaleza observacional, el que no se registró si los pacientes manejaban ellos mismos los síntomas de dolor de espalda o articular en estos días.
También un probable sub registro de los códigos de diagnóstico, y que el estudio se basó en los datos de las lluvias, en lugar de los datos de humedad y presión ambiental, o la temperatura.
Además, solo se estudiaron ancianos, dejando a otras edades afuera del análisis, y solo se evaluó a los individuos que tuvieron una enfermedad o queja lo suficientemente importante como para asistir a una consulta, dejando sin registro cuadros más leves, que no acudieron en busca de ayuda médica.
Dr. Ramiro Heredia | MN 117.882
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