La fase 3 del desarrollo de las vacunas contra el SARS-CoV-2 se realiza a partir de voluntarios inmersos en el mundo real, no en animales de laboratorio, aislados, en un medio controlado. Esto lleva que la eficacia del producto de investigación, se pone a prueba versus la cepa del SARS-CoV-2 que está en circulación en ese momento.
La mayoría de las vacunas que aplicamos hoy (Pfizer-BioNTech, Moderna, Oxford-AstraZeneca, Sputnik V, etcétera), tuvieron su fase 3 del ensayo de investigación en momentos donde circulaba la cepa ancestral del coronavirus pandémico (es decir, la cepa con la que se inició la pandemia del Covid-19). Johnson & Johnson tuvo un desarrollo algo más tardío, por lo que en parte se probó ya con variantes de la cepa original.
Luego se fue probando su eficacia en poblaciones más grandes, lo que nos aportó lo que llamamos evidencia del «mundo real» o «real world data».
El 7 de diciembre, Medicago, una empresa farmacéutica con sede en Canadá, y GSK (GlaxoSmitheKline) anunciaron, en un comunicado de prensa, los resultados positivos de seguridad y eficacia, tras evaluar la fase 3 de su vacuna Covid-19 candidata, a base de plantas, con adyuvante. Esto fue un anuncio de prensa de la compañía, resta aún la revisión por pares y publicación de los datos definitivos.
De ser aprobada, está sería la primera vacuna Covid-19 a base de plantas que se suma a la lucha contra el SARS-CoV-2.
El ensayo se llevó adelante en 6 países, entre ellos, la Argentina, con sede en el Hospital Militar Central de la Cuidad Autónoma de Buenos Aires. Reclutaron más de 24 mil adultos (18-64 años sanos, >65 años, y adultos con comorbilidades).
En los estudios de fase 2, con 2 dosis separadas por 21 días, mostraron excelentes resultados. Por ejemplo, si se compara con otras vacunas en uso, se vieron títulos de anticuerpos 100 veces mayores que con Sputnik, 30 veces más que con la vacuna ChAdOx1, y 6 veces más que con la vacuna de Pfizer-BioNTech. Además generaron una potente respuesta celular de IFN-Ƴe IL-4 (respuesta Th1). Confirmaron aquí una dosis de 3.75 microgramos de antígeno combinadas con el adyuvante.
En la fase 3, que se lanzó el 16 de marzo del 2021, usaron un diseño cruzado, controlado con placebo, aleatorizado, ciego. La vacuna se aplica en 2 dosis, por vía intramuscular, separadas por 21 días. Se almacena entre 2 y 8 grados centígrados, lo que permite su almacenamiento y distribución por los canales habituales (es decir, no necesita de super-frizzers, como las vacunas Covid-19 basadas en ARNm).
Al presentar está vacuna un desarrollo posterior a sus predecesoras, sus resultados muestran la eficacia de este producto contra la cepa circulante durante sus pruebas, más acorde al mundo en que vivimos: principalmente Delta (India), Alfa (Británica), Gamma (Manaos), Lambda (Andina) y Mu (originaria de Colombia y Ecuador). La variante Ómicron aún no circulaba cuando se cerró la base de datos del ensayo.
Esto implica que los datos expuestos, de confirmarse luego de la revisión por pares, en cierto modo son más comparables al mundo en que vivimos.
La eficacia fue demostrada contra todas las variantes: 75.3% contra el Covid-19 causado por la variante Delta, de cualquier gravedad y 88.6% contra la variante Gamma. La tasa de eficacia global fue del 71%.
Ningún caso grave de Covid-19 se produjo en el grupo que recibió la vacuna. No informaron eventos adversos graves relacionados con la vacuna. La reactogenicidad (es decir, los efectos adversos locales) fue generalmente leve a moderada, y transitoria, con síntomas que duraron en promedio 1 a 3 días. Se solicitó autorización para su uso (aún no está disponible para la población).
¿En qué consiste la «vacuna vegetal» de Medicago?
– Es una vacuna de partículas similares a virus (VLP, virus like particle) (1).
– Se usan partículas virales «vacías» (es decir, sin el material genético del virus, por lo cual no pueden causar enfermedad), que presentan varias copias del mismo antígeno en su superficie (en este caso, la proteína S del SARS-CoV-2).
– Estas están diseñados para imitar la estructura del virus, desencadenando así fuertes respuestas inmunes contra los antígenos presentes en su superficie.
– El sistema inmune reconoce fácilmente estas estructuras, y se defiende, generando anticuerpos y células que reaccionan contra estas.
Utilizan además un adyuvante, aportado por GSK (adyuvante pandémico de GSK, ya probado contra la gripe H1N1), que potencia la respuesta inmune y permite usar menos cantidad del antígeno requerido para la producción de cada dosis de vacuna.
En este grupo tenemos a la vacuna Covid-19 NVX-CoV2373 (Novavax), que utiliza tecnología de nanopartículas recombinantes de la secuencia genética del SARS-CoV-2, para generar una proteína S de pre-fusión (es decir, con la estructura que tiene la proteína S antes de interactuar con las células humanas). Para ello utilizan cultivos de células de insectos, que expresan la proteína, la cual se purifica y se combina con un adyuvante (Matrix-M).
Medicago en su vacuna usa a la proteína S del SARS-CoV-2, en la forma de pre-fusión, en la superficie de las VLP, utilizando el adyuvante de GSK.
En este tipo de vacunas, se inyecta directamente la proteína S, a diferencia de las vacunas basadas en ARNm, en las que lo que recibe el individuo, es la información para elaborar la proteína S. Además, el adyuvante de GSK, basado en fosfolípidos de la membrana bacteriana, ya probado en las vacunas antigripales, estimula fuertes respuestas inmunes celulares y de memoria, lo que amplifica la protección contra el SARS-CoV-2.
¿Cómo es el proceso de desarrollo de una vacuna «vegetal»?
En el proceso de desarrollo de vacunas a base de vegetales, las plantas son usadas como fábricas para generar partículas no infecciosas que imitan a los virus (VLP). Todo esto se hace sin usar en ningún momento un virus vivo.
Una vez que se tiene la secuencia del virus que uno quiere usar, Medicago usa su tecnología para generar un «código viral» que las plantas puedan leer.
Usan Nicotiana benthamiana, una planta prima lejana de la planta del tabaco, una de las más usadas como huésped en virología, dada la capacidad que tiene esta para ser infectada por numerosos virus.
Las células naturales de esta planta son usadas para generar las partículas similares a los virus (VLP). Está secuencia genética llega a la célula vegetal mediante el uso de plásmidos bacterianos.
Las plantas se colocan en un «baño de bacterias», en este caso Agrobacterium tumefaciens, que contienen la secuencia que intentamos obtener (está bacteria las infecta).
Luego la planta se coloca en un invernadero, se deja crecer 4 días, en los que produce grandes cantidades de las VLP. Finalmente la planta se cosecha, se extraen y purifican luego las VLP que van a se usadas para la vacuna. Estás son las VLP con las proteína S en su superficie que se suman al adyuvante de GSK para generar la vacuna Covid-19.