Con la llegada de las vacaciones de fin de año miles de personas se mueven alrededor del mundo en búsqueda de un merecido descanso. Al llegar al destino, si el alojamiento es el hotel, lo más natural es querer empezar a disfrutar de sus amenidades.
Un reciente estudio de la Universidad de Minessota, ha demostrado que uno de los lugares más contaminados de gérmenes son las sillas de hotel.
“Las sillas a menudo pueden estar hechas de tela y tapicería difíciles de limpiar, y definitivamente no se lavan de la misma manera ni con la misma asiduidad que las sábanas y las toallas, que, al fin y al cabo, se arreglan continuamente”, explica en ‘Reader Digest’ el profesor Nidhi Ghildayal, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, que además es especialista en enfermedades infecciosas. “A menudo, las manchas en las sillas se limpian y se frotan hasta que se eliminan, pero quedan otros gérmenes que no son visibles para el ojo humano”.
“La desinfección, que se realiza más regularmente en otras partes específicas de la habitación, difiere mucho de la limpieza, y los gérmenes pueden moverse fácilmente durante este proceso y terminar en la silla del hotel”, dice Ghildayal. “Los patógenos pueden viajar fácilmente por las áreas de la habitación cuando el personal está limpiando”.