“Lo que digan sobre mi imagen no me afecta”, dice convencida, Marianela Ruhl (26). En esta frase resume su fuerza interior y su mirada al mundo. “Toda la vida me sentí expuesta, pero es un tema de los demás, no mío”, reafirma la joven psicopedagoga.
Mari, como le dicen sus amigos y familiares, nació en Paraná, Entre Ríos, aunque vivió toda su vida en San Benito. El día de su nacimiento, sus padres se enteraron que le faltaba el antebrazo izquierdo, anomalía congénita conocida como Agenesia. “En esa época las ecografías no eran tan precisas como las de hoy, entonces no se pudo ver con claridad que no había desarrollado en la totalidad mi extremidad”, le cuenta a Mix 5411. Lo cierto es que la noticia impactó a ambos padres primerizos, pero al tiempo supieron que su hija tendría una calidad de vida ideal.
Desde hace meses, Marianela, se muestra activa en sus cuentas de redes sociales, (Facebook, Instagram y Tik Tok), donde comparte su día a día en familia, vacaciones y trabajo. “Generalmente recibo mensajes positivos. También hay algunos negativos pero no le presto atención”, admite.
Sin embargo, una cuenta de videos virales usó su imagen para hacer un meme mal intencionado y una frase ofensiva. La burla tuvo miles de visualizaciones con comentarios llenos de odio e insultos.
Lejos de enojarse, esta joven optó por dar una lección sanadora. Se contactó con el administrador de la cuenta, que rápidamente le pidió perdón y se sintió avergonzado. “Le dije que no borrara la publicación, en cambio que me deje dar mi visión al respecto de mi condición”.
Esto fue lo que escribió Marianela, en la publicación de la cuenta videoviralesargentina.
“Para los que no me conocen soy Marianela Ruhl, tengo 26 años, licenciada en psicopedagogía y vivo en Entre Ríos. Un amigo muy querido me envió captura de un video mío que habían publicado con el chiste ‘me gustaría ponerla en 3′, ya que me falta un brazo. Enseguida me puse en contacto con esta página que me brindó este espacio, a modo de disculpas”.
Y siguió: “Primero, sería en tres y medio. Segundo, aprendí a amarme tanto a mí misma que al aceptarme como soy no pueden jugar o burlarse de mis ‘defectos’. No generan nada. Ni risa ni repudio. Soy una persona que ya pasó por las etapas emocionales que conlleva la aceptación del propio cuerpo. A los 12 o 13 años me acepté y desde ese entonces soy una persona que lucha diariamente para que las personas sin extremidades como yo sean incluidas. Busco motivar el amor propio en cada una, mostrar como se puede disfrutar la vida, los momentos, cuando estamos bien con nosotras mismas”, cerro.
-¿Por qué pensás que la gente reaccionó así?
-No lo sé, pero creo que sienten placer en dañar al otro... su malestar interno hace que quieran descargarse con los otros. De verdad no me enoja ni me angustia. Este hecho me sirvió para que mi condición cobrará visibilidad, al igual que otras discapacidades.
- ¿Habías sufrido bullying?
-He escuchado comentarios de todo tipo. Ahora cada vez menos. La única discriminación que sufrí fue de un amigo cercano, lo escuché decir: ”Confina te da una mano” (por la publicidad). Eso sí me dolió.
-¿Cómo es vivir sin un antebrazo?
-Para mi normal porque nací así. Hago todo y lo hice siempre. Está siempre la mirada ajena. Recuerdo en la escuela primaria mis maestros sugiriendo que haga terapia porque en los recreos los chicos se reunían en círculos para ver cómo me ataba los cordones o el pelo. Eso jamás me molestó. A los chicos con solo explicarles la realidad rápidamente lo entienden, el problema son los adultos. No soy una pobrecita aunque haya gente que aún me quiera ver así.
-¿Con qué soñas?
-Con que haya un referente con discapacidad que salga a compartir su experiencia de vida dejando huella en otros. Hay que mostrarse, nunca esconderse.
En 2020 - en plena pandemia, Marianela, se puso un gran tarea como objetivo: inaugurar área municipal de discapacidad. En enero presentó el proyecto, y desde marzo gestiona el área. Convencida de poder transformar la realidad sigue ese camino.
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