Desde tiempos remotos el ajo es bien conocido por sus atributos y propiedades curativas. Muchos son los que afirman que regula la presión sanguínea, disminuye el colesterol y favorece el sistema inmune… Por algo nuestras abuelas los usaban tanto… Pero que hay de cierto en todo ello?
Muchas son las propiedades que se le atribuyen a este alimento, se afirma que es nutritivo, reduce la presión arterial, mejora el colesterol, favorece el sistema inmunitario, es antibacteriano, antiséptico, antifúngico, ayuda a evitar los resfriados, óptimo para el asma y hasta se le atribuye propiedades anticancerígenas.
Lo cierto es que existe una creencia popular que viene de miles de años atrás y que pertenece a diversas culturas, tal es así que son numerosos los estudios científicos que se han realizado en torno a este alimento para corroborar sus propiedades.
Si bien, existe una base científica para pensar que sus componentes tienen muchas propiedades, y yo estoy de acuerdo, según el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integradora de Estados Unidos, no muchas son irrefutablemente concluyentes y es preciso seguir investigando.Así, explican en un artículo publicado en su web, que el Instituto Nacional del Cáncer de su país reconoce que el ajo tiene potenciales propiedades anticancerígenas. Pero no recomienda consumir “solo” suplementos de ajo como prevención del cáncer. Y menos todavía con la esperanza de curarlo.
Ahora bien dijimos que es nutritivo y así es
Unos 28 gramos contienen un 23% de manganeso, un 17% de vitamina B6, un 15% de vitamina C, un 6% de selenio y unos 0,6 gramos de fibra, además de considerables cantidades de calcio, cobre, potasio, fósforo, hierro y vitamina V1. Podria asegurarse que tiene rastros de prácticamente todo lo que se necesita para subsistir, aunque en cantidades ínfimas. Y sin apenas calorías, sólo 42, además de 1,8 gramos de proteínas y 9 de hidratos de carbono.
Un dato no menor, es que para beneficiarse de la mayor parte de sus virtudes es imprescindible tomarlo crudo. Cuando alcanza una temperatura superior a 45 grados muchas de ellas desaparecen.
Si te han recomendado comer ajo crudo en ayunas como remedio, debes saber que, salvo raras excepciones, no te hará ningún mal; pero como todo alimento por si “solo” tampoco es seguro que te vaya a librar de absolutamente todas tus dolencias como por arte de magia.
Comer ajo en ayunas tiene los mismos efectos que consumido a cualquier hora del día, pero no sirve de mucho si se traga entero. Lo correcto es machacarlo o, mejor aún, cortarlo en finas láminas y, si se quiere suavizar el sabor y evitar un poco el olor desagradable que deja en la boca y el aliento, se puede utilizar mezclado con aceite de oliva, de lino, nuez o coco. El proceso de machacado se debe realizar porque sus principales virtudes terapéuticas provienen de la alicina, un componente que no está en el ajo, sino que sólo se libera cuando la aliína, un aminoácido azufrado que si está presente en él, entra en contacto con el oxígeno. Tiene también otras sustancias, muchas de las cuales actúan en simbiosis con ésta.
Algunos de sus principios activos se encuentran en los extractos que se venden en tiendas naturistas y herbolarios, pero los efectos son distintos según el método por el que se han obtenido. El más parecido al natural es el prensado en frío, aunque para algunos usos se requiere una cierta temperatura.
Otra de sus características es que es la alicina -el contenido medio en el jugo del ajo es de 4 miligramos por gramo- es muy volátil y su efecto tan inmediato que en apenas segundos llega a los pulmones, y por eso se considera apropiado para tratar infecciones respiratorias. Es incluso capaz de atravesar la piel y alcanzar los capilares sanguíneos. Se puede experimentar fácilmente en casa, comprobando cómo después de ponerse unos dientes pelados en los pies y en contacto con la piel, se nota su sabor en el paladar en unos instantes.
Los componentes sulfóxidos, entre ellos la aliína, que son los que le proporcionan sus característicos olor y sabor, entran en el organismo a través del tracto digestivo y según los expertos tienen un potente efecto biológico.
-Quiénes no deberían consumirlo
Se sabe que comer ajos crudos no tiene contraindicaciones importantes en dosis normales, excepto para personas que sufren de irritación de estómago, gastritis o úlceras porque puede irritar aún más la mucosa gastrica. Asi, Para los que siguen la medicina ayurveda las personas con una Constitución Pitta deberían evitarlo.
También existe la posibilidad que algunas personas resulten alérgicos al mismo.
Y como es un potente anticoagulante se advierte que puede contrarrestar o potenciar el efecto de medicamentos para la circulación sanguínea y también se ha determinado que puede disminuir la efectividad de fármacos como el saquinavir, utilizado en el tratamiento del VIH.
Ahora bien, aclarados algunos conceptos, acá les dejo algunos de los muchos beneficios de comer ajo crudo, según los partidarios de este remedio casero, ( una de ellos soy yo), respaldados por estudios científicos, pero aún con mucho por descubrir y definir. En muchos casos no se han establecido ni las dosis que serían adecuadas, ni la frecuencia o si pueden tener efectos secundarios o nocivos.
Antibiótico
La actividad antibacteriana del ajo se debe a la alicina y se piensa que el primero en adjudicarle esa propiedad fue el científico francés Louis Pasteur. Estudios mas recientes afirman que puede ser efectivo contra numerosas bacterias gram-positivo y gram-negativo y bacterias ácido-corrosivas, entre ellas la salmonela y la escherichia-coli. Se ha estudiado también los efectos positivos para la flora microbiana de la placa dental.
Antifúngico
Son muchos los hongos sensibles al ajo. Parece que los extractos de esa planta son capaces de reducir la necesidad de oxígeno de algunos de estos organismos, lo que ralentizaría su crecimiento.
Sus extractos se usan en determinados lugares para controlar plagas en zonas agrícolas porque se cree que es tan eficaz como los insecticidas y mucho menos dañino.
Antivirus
Su capacidad contra los virus, un no esta bien esclarecida, aunque en investigaciones in vitro se ha establecido que tiene alguna actividad contra la gripe. No se ha podido demostrar al 100% que sea eficaz para evitar los resfriados.
Un estudio realizado a lo largo de 12 meses reveló, por ejemplo, que quienes tomaban un suplemento de ese vegetal tenían un 63% menos de resfriados que los que habían tomado un placebo y también se reducían los días de enfermedad en un 70%, que eran cinco para los sometidos al placebo y uno y medio al resto. Hay otros estudios parecidos, pero los expertos creen que las muestras no son suficientes, porque no se han establecido las dosis concretas que podrían ser terapéuticas o si presentan contraindicaciones o efectos secundarios.
Colesterol
En la mayoría de estudios que han dado como resultado la reducción del colesterol, había que consumir entre medio y un gramo al día, pero el descenso no era en ningún caso muy significativo, afectaba en algo al colesterol “malo”, pero casi nada en el “bueno”.
Parece que depende mucho de la dosis y que cuando más ajo se come, más disminuye el nivel de colesterol, pero se ha constatado que a la larga deja de funcionar. Y no está muy claro qué formato de ajo, si en polvo, extracto, aceite o tabletas es el más efectivo. Así que no se recomienda fiar una reducción de los niveles de colesterol a la ingesta de ajo, se puede si utilizar como coadyuvante y se aconseja siempre acompañarla con una dieta adecuada y seguida por un medico.
Presión sanguínea
El sulfuro que contiene este vegetal podría estimular la producción de ácido nítrico en las venas, lo que relaja y mejora su elasticidad y permite un paso más fluido de la sangre. Según un estudio publicado por el Diario Europeo de Nutrición Clínica, los sujetos que lograron una significante reducción de la presión sanguínea habían tomado entre 480 y 960 mg de ajo (un diente pesa unos 2 gramos).
Algunos expertos aconsejan tomar un diente o dos en ayunas durante algunos días o semanas según las necesidades. Otros aumentan la dosis hasta no menos de cuatro dientes de ajo diarios para que el resultado sea significativo. Pero advierten de que nunca debe tomarse como sustituto de ningún fármaco en caso de sufrir de tensión alta.
Antioxidante
En un artículo publicado en el Journal of Nutrition de la Sociedad Americana de Nutrición, los extractos de ajo contienen antioxidantes que prevén enfermedades degenerativas. Aunque explican que eso se consigue con extractos de ajos frescos que se han envejecido durante un periodo no inferior a 20 meses. La sustancia que se obtiene tiene propiedades antioxidantes debido a a que se han modificado moléculas muy inestables como la alicina para convertirlas en otras estables.
Por eso puede tener efectos paliativos en dolencias relacionadas con el envejecimiento, como la demencia y el Alzheimer. Aunque también en este caso, para notar sus beneficios habría que comer considerables cantidades.
Antitóxico
En dosis elevadas, los sulfóxidos del ajo son una barrera contra la toxicidad de los metales pesados. En este aspecto se han realizado estudios, entre ellos uno en una planta de procesado de baterías de coche en la que se pudo comprobar que el ajo ayudaba a reducir los niveles de plomo en la sangre en un 19%.
También evitaba o reducía síntomas de intoxicación por esos metales como el dolor de cabeza y la presión sanguínea alta.
Podemos concluir que el ajo es un aliado más en una nutrición sana, que puede ayudarnos en momentos particulares o como coadyuvante en un tratamiento determinado e integrativo. Y como siempre aconsejo más que centrarnos en productos específicos deberíamos seguir una dieta equilibrada en todo tipo de nutrientes e individualizada para nuestras características propias y biotipo constitucional.
Por Dra Viviana Battan * @vivibattan @convivi_bene
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vivianabattan@gmail.com
*La autora es médica (MN 133505), especializada en medicina ayurveda, nutrición familiar, health and beauty coach.