“Volver a la calma” es el término que le adjudican los deportistas a los ejercicios de aflojamiento o enfriamiento posteriores a un entrenamiento exigente. Consiste en prácticas para disminuir gradualmente la actividad y que el cuerpo empiece a recuperarse del esfuerzo.
Esta analogía nos resulta útil para pensar el regreso a las actividades deportivas en el marco de la pandemia actual, advirtiendo que el apuro por volver a competir y ganar puede conducir rápidamente a un fracaso. Por eso recomendamos que se realice una incorporación progresiva para recuperar ante todo, la calma.
-¿La pandemia fueron “vacaciones”?
Transitar una pandemia y cuidar de nuestra salud mental no es sin un esfuerzo por lo que requiere pensar en un desgaste emocional (Freudenberger, 1974; Maslach 1981; Gil-Montes 2007) inherente al deseo por mantener el control de las emociones en contexto estresante. No alcanza con llegar “motivados” al regreso a la actividad en los clubes o en los predios al aire libre, sino también es necesario dar un tiempo de acomodación al cuerpo, una especie de “jet lag” que requiere paciencia para ajustarse a una nueva actividad. El entrenamiento en el hogar no puede suplir las exigencias del alto rendimiento por lo que animamos principalmente hacer esta aceptación.
-¿Los deportistas sufren estrés sin entrenar?
Particularmente el deporte vinculado al alto rendimiento extraña la situación competitiva y hay evidencia que un inadecuado manejo de las emociones puede conducir a la depresión. La exigencia deportiva puede generar una aptitud física privilegiada para afrontar situaciones de suma demanda física pero en esta oportunidad, en el marco de la cuarentena, se necesita “algo más” que bienestar físico. Aquí es dónde consideramos que el conocido “factor anímico” aparezca para mantener “la calma”.
La pandemia se propone como un escenario incierto y frustrante pero sin duda puede convertirse en una oportunidad de mejora y fortaleza ya que exige el fortalecimiento de la dimensión emocional del deportista, habitualmente llamada resiliencia (Boris Cyrulnik, 2010). Este concepto proviene de la física y alude a la capacidad que tienen los materiales de volver a su estadio originario luego de ser sometido a una fuerza desmedida o a una fuente de calor por un tiempo prolongado.
Las personas no volvemos al estado inicial luego de vivir situaciones críticas, por eso la resiliencia se considera como un proceso dinámico entre el/la deportista y el entorno. No procede del entorno ni es algo exclusivamente innato. Este estado mental nunca es absoluto ni terminantemente estable por lo que decimos por momentos «se está resiliente» más que «se es resiliente».
Todas las personas contamos con esta capacidad de respuesta para hacer frente a situaciones frustrantes o que implican pérdidas, pero no todos lo expresamos de la misma manera. No se evalúa por atravesar esta experiencia sin flaquezas, sino todo lo contrario. Es necesario que el deportista reconozca sus debilidades, puntos a mejorar y aceptar el apoyo de los/las compañeros como de los/las entrenadores para salir adelante.
La mente se encuentra preparada, dependerá de cada uno convertir la cuarentena y la suspensión de las competencias como una oportunidad de entrenamiento emocional. Partimos de que el impacto es global aunque es posible afirmar que cada deportista vive su “propia pandemia”.
-¿Cómo cuidar la motivación post pandemia?
No ha sido sólo un momento de postergación de las actividades deportivas y no puede ser pensada esta experiencia como una “pausa” de algo que debe continuar enseguida. Fueron múltiples las pérdidas de las que hay que recuperarse. En el ámbito deportivo profesional puede considerarse que la pérdida de predecibilidad del regreso de los torneos dejó a muchos deportistas sin continuidad de su carrera, incluso en algunos se precipitó el retiro. Por otro lado, muchos anhelan enfrentar retos que quedaron pendientes por irrupción de la pandemia (la titularidad, la performance luego de una lesión o simplemente ganar confianza en la tarea o afianzar el puesto en un deporte de equipo), pero advertimos que la sobre-exigencia psico-física no es camino a seguir, ya que esta interrupción de la práctica deportiva y pasar más tiempo del habitual en los hogares implicó un desgaste emocional. Además, debe contemplarse un mayor cansancio a quienes debieron asumir actividades de cuidados de niños, niñas y adultos mayores ya que anhelan recuperar sus actividades, sus espacios y su tiempo libre.
-¿Cómo conseguir el alto rendimiento luego de una larga cuarentena?
Como recomendaciones para el regreso al deporte sugerimos la revisión de los objetivos individuales, grupales e institucionales (Weinberg R.S. & Gould, D.,1996) estableciendo prioridades en función de cada ámbito dialogando con los tiempos de la época que están siendo lentos, vacilantes e inclusive sujetos a una reevaluación continua. Esto invita a los y las deportistas a suspender el deseo inmediato de recuperar el ritmo por el cuál se estaba trabajando, para comenzar gradualmente a involucrarse con el nuevo escenario plagado de nuevos conductas a aprender para sostener las medidas provistas en los protocolos de bio-seguridad.
Respecto al manejo adecuado del estrés es ideal no establecer objetivos aislados del contexto o del grupo de trabajo ya que es necesario mantener una aptitud flexible y de plena negociación entre las expectativas personales y lo que es posible realizar.
-¿Cómo “dar vuelta” el resultado?
Dentro de las competencias que todo deportista debe considerar para afrontar situaciones adversas es la tolerancia al cambio, a la frustración, a la demora, a la incertidumbre y a la pérdida de control de su proyecto en general. Lo esencial es que no existe un escenario más adecuado para desplegar habilidades cognitivas, emocionales y actitudinales para mantener un plan de entrenamiento real y posible.
Por lo tanto, la recomendación hacia los deportistas es lograr una gradual adaptación de la experiencia en sus hogares de las rutinas que establecieron, despedirse de ellas (algunas seguirán con nosotros) y transitar el “paradójico duelo” (Freud, 1917) de habernos creado una vida “transitoria” en cuarentena.
Estamos viviendo el partido más difícil que enfrentó la humanidad en el último tiempo y es una experiencia para evaluar la resistencia psicológica y fortalecer aquellos aspectos débiles que nos hicieron perder la calma.
(*) Es licenciado en psicología (MP52323) y profesor en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Se especializa en vínculos (APdBA) y es consultor organizacional sobre salud mental y prevención de adicciones.