Cruceros en todo el mundo amarrados a causa del Covid 19

Imagen de archivo del crucero Carnival Panorama anclado y sin pasajeros debido a la pandemia de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, en Long Beach, California, Estados Unidos. 16 de abril, 2020. REUTERS/Lucy Nicholson/Archivo

Cientos de barcos se encuentran inactivos desde mediados de marzo cuando en la mayor parte del mundo se acató el protocolo que impide la circulación libre de pasajeros. A este momento son muy pocos los cruceros que se encuentran navegando, pero todos persiguen un mismo objetivo: la repatriación de la tripulación.

A las dificultades que esto implica por la imposición de cumplir cada de uno de los protocolos de los territorios a los que, en rara ocasión y a estos momentos, tienen que desembarcar, se suma el deterioro de los propios barcos que se encuentran inactivos.

Esto provoca desde problemas mecánicos hasta incluso riesgos de quiebra, lo que presenta un gran desafío a resolver para cada una de las compañías; teniendo en cuenta que lo que se pone en juego son sus activos de más valor: los barcos.

La SEC, una de las empresas que ocupa un prestigioso lugar entre las más importantes de todo el mundo, afirmó que necesitan 220 millones de euros al mes para gastos de la embarcación y de administración incluso cuando sus barcos estan inmovilizados.

Ante un panorama inconcluso sobre cuando se retomaran este tipo de actividades, la empresa ya decretó una pérdida de 3.860 millones de euros solo durante el periodo que comprende el segundo trimestre.

Suena lógico que en los puertos no haya el suficiente espacio para que cruceros y grandes barcos estén amarrados y siguiendo esta lógica estos navíos, que normalmente acogen 9.000 pasajeros, tampoco están preparados para mantenerse mucho tiempo fuera de actividad porque esto provoca daños irreparables en su infraestructura.

La secesión de actividades no solo ha provocado una perdida lógica a causa de la suspensión de esta actividad en sí, sino también una gran pérdida de dinero en maquinarias, electrónica e incluso acero que se deterioran poco a poco en diferentes rincones del mundo.