Todo comenzó cuando Erik Finman recibió mil dólares de su abuela, con tan solo 12 años tomó la decisión de invertirlos en Bitcoin.
Tan solo dos años después aquella moneda se había posicionado en 1.100 dólares, lo que convertía su inversión en 100.000 USD. Con este monto tomó una decisión que sería clave para su futuro: fundó Botangle.
Botangle es una plataforma que orientaba a jóvenes en la búsqueda de profesores vía Internet, Erik estaba muy identificado con eso porque el mismo tuvo una mala experiencia en el colegio; lo que no impidió que años después se convirtiera en un exitoso empresario millonario.
A los 16 años gano su primer millón cuando vendió su primera empresa en 300 bitcoins, los cuales se posicionaban en aquel entonces a un valor de 8.000 dólares por moneda.
El joven opto por formarse de forma informal en robótica y tras varios proyectos tecnológicos, comenzó a trabajar junto a la NASA en un proyecto que busca llevar un satélite con una cápsula digital del tiempo en su interior.
Finman no solo volvió a comprar Botangle, valuada en 10 millones de dólares, sino también se emprendió en la fundación de una escuela moderna, lejos de las estructuras convencionales que ayuden a otros jóvenes a explotar al máximo sus capacidades y así alcanzar el éxito.