En la historia del deporte, el rol del capitán siempre fue de especial relevancia para triunfos y derrotas. En México ’86, sin el espíritu ganador y pujante de Diego Armando Maradona dentro y fuera de la cancha, Argentina no habría conseguido su segunda Copa del Mundo.
Más allá de las anécdotas conocidas de la época, hace algunos años se descubrió un video en el que Diego, en el túnel del Estadio Azteca, arengaba a sus compañeros antes de la final contra Alemania al grito de “en dos horas somos campeones”. Y esa una muestra de que la convicción del “10” ejercía un efecto contagio entre el equipo.
En el rugby, Francois Pienaar –capitán de la selección sudafricana, Los Springboks– será recordado como un aliado de Nelson Mandela, un presidente que buscó en el deporte más popular de Sudáfrica la manera de unir a su país tras el Apartheid.
Y Luciana Aymar, en el mundo del hockey, es una referente de disciplina, compañerismo y pasión por la camiseta. Elegida en ocho oportunidades como la mejor jugadora del mundo por la FIH (2001, 2004, 2005, 2007, 2008, 2009, 2010 y 2013), lució la cinta de capitana de Las Leonas durante seis años y su presencia fue vital para que el seleccionado argentino de hockey consiguiera cuatro medallas olímpicas y dos Copas del Mundo.
Para rendirle honor a estas figuras tan esenciales dentro del deporte, a fines de mayo, la Fundación Salud, Deporte y Educación (FuSaDE) inauguró “Ciclo de Capitanes”, un espacio de charla, conducido por la periodista Paula Galloni, que se emite por Instagram Live una vez por semana.
La primera entrevistada fue a la jugadora de hockey María Paz Hernández, ex Leona y actual capitana en el Buenos Aires Cricket Rugby Club (BACRC). A los 43, “Maripi”, como la apodan, sigue jugado con la misma pasión con la que llevó la camiseta argentina durante una década y confiesa que si bien piensa en el retiro en un par de años, hoy en día, su principal objetivo está en lograr el ascenso a la A.
En la segunda edición, FuSaDE recibió a Maximiliano Pellegrino, capitán de básquet de River Plate. Durante la charla, se descubrió a un hombre tranquilo, de bajo perfil y humilde que comparte con sus “camaradas” la pasión por el deporte y el hambre de triunfo. Cree que su función principal es conocer a sus compañeros “para saber cómo tratar a cada uno y lograr potenciarlo”.
Y agregó: “Con mi hermano (Gianluca Pellegrino, también parte del team) sé que tengo que ser directo y fuerte. Pero si le hablo a un chico de juvenil, que está empezando, trato de ser menos crudo. El secreto es ser un líder positivo. La verdad, que la responsabilidad del capitán es linda y el cuerpo técnico, en River, nos trata de igual a igual a todos. Para mí, colaborar con el crecimiento de mis compañeros está buenísimo”.
También tuvo su espacio Damián Leyes, quien lleva la cinta del equipo de fútbol de Excursionistas. Durante la pandemia, contó cómo alienta a sus compañeros a entrenarse y no bajar los brazos a pesar de la cuarentena. “Dentro de lo que se puede, tratamos de conservar el aspecto físico y mental porque nos ayuda a mantener el ritmo y tener una rutina. Tenemos la suerte de tener un psicólogo en el equipo (…) que nos da herramientas para llevar la cuarentena lo mejor que podamos y tratamos, entre los compañeros, de quedarnos en las reuniones de Zoom charlando un ratito después del entrenamiento. Parece poca cosa pero sirve para mantener el vínculo y saber cómo está el otro. Esto no deja de ser un deporte grupal y necesitamos conservar ese nexo. No es una obligación para nadie, son charlas no obligatorias, cada uno puede optar por no hacerlo pero, desde mi lugar, hablo con los más chicos y les digo que es algo que les va a hacer bien y les va a sumar. Siendo de los jugadores más grandes trato de enseñar con el ejemplo, las palabras de poco sirven. Les muestro cómo me parece a mí que podemos ser mejores”, confesó.
El cuarto encuentro fue con María Florencia Chiribelo, arquera del equipo de fútbol femenino de River Plate, quien comenzó a dedicarse a esta disciplina a los 29 años. Tiene un talento innato y un alto nivel de exigencia, dos cualidades que la convierten en única. “Es difícil levantar el ánimo en este contexto, teniendo tan pocas herramientas. Previo a que AFA decida levantar el torneo, había un montón de cosas para incentivar a mis compañeras. Más allá de que estábamos encerrados en casa, el objetivo lo teníamos ahí nomás. Creíamos que en pocos meses íbamos a poder volver a la cancha, pelear el campeonato y jugar la Libertadores. Pero ahora que AFA dijo que hasta el año que viene no seguimos, no hay motivación para entrenar hoy. Estábamos devastadas pero entendí que el consejo que les podía dar a mis compañeras era el de plantearse un objetivo inmediato. Algo que las movilice para mantenerte activas. A mí también me cuesta entrenar, no es que por ser capitana las cosas me salen más fácil, pero algo me trajo hasta acá y eso me tiene que seguir empujado. Los logros, las metas que alcanzamos, todo lo bueno que vivimos… por qué no seguir peleando por eso para que cuando vuelva el fútbol nos encuentre en el mejor nivel”, cerró Florencia.
Nacho Caviglia también compartió con FuSaDE la responsabilidad que conlleva ser capitán de futsal en River Plate, el club que lo formó. Jugó en el extranjero (en Italia, para Napoli Vesevo, Marcianise, Reale Cartagena, Bisceglie y Futsal Isola) pero decidió regresar al país en 2014 para jugar en Pinocho, el club de Villa Urquiza, con el que salió campeón. Ahora que regresó al equipo riverplatense, explicó cómo siente que es su lugar como capitán: “Me gusta analizar el juego y dentro de la cancha me siento un poco técnico. Me gusta estar involucrado en el equipo y representar a River que es un club que cumple un rol social importante”.
El martes pasado, la última entrevistada fue Daniela Gildenberger. Es punta del equipo de vóley de River Plate y su trayectoria (se formó en GEBA, pasó por Banco Nación, Gimansia y Esgrima, Boca, San Lorenzo y Viave) la ubicó como una referente del “millo”. Hoy no sólo contagia su hambre de gloria, también en el equipo la quieren mucho porque está pendiente de todo lo que gira en torno a sus necesidades como deportistas. Tal es así que, a principios de año, estrechó lazos con varias colegas que fundaron el Colectivo Doble Cambio que lucha por profesionalizar el vóley femenino.
Según la psicología
Con el afán de entender en profundidad cuán importante es la figura de un capitán o capitana en un equipo deportivo, el licenciado en psicología Juan Scarpinelli (MP 52323) explica que “es un rol de liderazgo, que está pensando en un ambiente colectivo con el fin de cumplir un objetivo. En un equipo deportivo, que también es un equipo de trabajo, hay un ejercicio de fuerza e implica un resultado”.
El especialista, hace hincapié en la necesidad de establecer una buena comunicación: “En equipos, que generalmente son numerosos, es necesario centrar la comunicación. Si bien todos tienen voz, el capitán es el que recuerda continuamente cuál es la visión. Puede ser el objetivo vinculado a una competencia en particular o pueden ser objetivos más trasversales. El capitán es el que habla. Por eso, es importante saber que muchas personas que hablan y no son capitanes pueden restar. A veces sirve la lección de los pares, porque de otra forma no se genera confianza, el primer vínculo con el capitán que permite que lo que él o ella diga se reciba bien del otro lado y se cumpla”.
“Al capitán a veces se le adjudica la doble responsabilidad de saber desde lo técnico y al mismo tiempo contener, cohesionar y animar al grupo; sobre todo cuando hay un evento adverso o resultado no deseado. A mi entender, es más interesante que logren fortalecer los aspectos no técnicos del juego. El que lleva la cinta no siempre es el que más sabe del juego, para eso están los entrenadores o aquellos que toman decisiones en base a la estrategia.”, según Scarpinelli.
En conclusión, el psicólogo especialista en vínculos (APdBA) considera que “el liderazgo vinculado a los capitanes y las capitanas es para aquellos que pueden centralizar los aspectos emocionales que están en juego. Es alguien que se ocupa de generar un entorno seguro. Hay una definición es ‘seguridad psicológica’ y está vinculada a reunir un campo emocional que favorezca los rendimientos individuales. Solo se puede generar un plus si el entorno es seguro. Y ahí, en ese clima, uno puede arriesgar, decir que no sabe hacer algo, pedir auxilio o animarse a generar alguna destreza que genere la diferencia o sorpresa”