Charlas de café: un espacio para conocer a las glorias del deporte

El mes pasado FuSaDE inauguró un ciclo virtual que da lugar a ex deportistas de alto rendimiento a contar su historia de vida.

El primer encuentro de estas denominadas “Charlas de Café” tuvo a dos grandes del fútbol argentino como protagonistas: Juan José Borrelli (49) y Alejandro Montenegro (56).

Matías Barreiro y César Corrado, presidente y secretario de la fundación, respectivamente; además de Gerardo Filici, Javier D’Aiello y Ramiro Castro, colaboradores de FuSaDE, fueron los oyentes de esta reunión vía Zoom donde se repasaron anécdotas inolvidables para los ex futbolistas, que además de vestir la camiseta “millonaria”, actualmente comparten rol como entrenadores dentro del Club River Plate.

Juanjo fue elegido por el mismísimo Marcelo Gallardo –actual técnico de la Primera División y ex compañero de Borrelli en el plantel de River campeón del torneo Apertura 1997– para dirigir a la Reserva. Su historial en las Inferiores comenzó durante la presidencia de José María Aguilar, donde era DT de Infantiles. Después, estuvo un tiempo alejado del club pero regresó en 2014 para volver a entrenar a los más chicos. Hacía un tiempo estaba a cargo de la Sexta División pero a fines del año pasado se tomó la decisión de que reemplazara a Facundo “Luigi” Villalba.

Alejandro es el actual entrenador de la Séptima División de las inferiores de River –“los más grandes de los más chicos”, como él mismo explica– pero en los ’80 fue campeón de América y del mundo con la camiseta de River Plate. Al igual que Juanjo, se formó en el club riverplatense y sus experiencias como jugador, al día de hoy, le roban una sonrisa.

–¿Recuerdan el primer partido que jugaron en Primera División?

Alejandro: Me tocó iniciarme en River en una situación bastante complicada para la institución. Debuté durante una huelga del plantel profesional, que tenía inconvenientes con el cobro de su salario, siendo amateur, en el año 1983. Era un jugador de divisiones inferiores, estaba en la cuarta división pero alternaba en reserva. Martin Pando era el encargado de llevar a cabo esas categorías y tuvimos que salir a poner la cara y sacar adelante la situación que el club estaba atravesando. Era una situación especial pero, a mi modo de verlo, nos benefició porque de esa forma nos pudimos mostrar muchos de los chicos que teníamos las mayores posibilidades de crecer en el club. ¡Qué mejor que jugar en primera división siendo amateur! No tuve la posibilidad de jugar el primer partido que ganaron los chicos contra Platense y tampoco el segundo, porque estaba expulsado, contra Unión. Debuté contra Huracán. Fueron tiempos complicados para el club pero, para mi forma de jugar y de ser, esos momentos me fortalecían. Yo lo disfruté muchísimo.

Juanjo: Mi debut fue muy loco mi debut. River en esa época tenía a “La Chancha” Rinaldi, Palma, Borghi, “El Polilla” Da Silva, “La Vieja” Reinoso… ¡todos grandes! Pero se empezaron a lesionar. Yo tenía 17 años, en ese momento. Me acuerdo que estaba en un semáforo, arriba de mi auto y al lado mío paró (Daniel) Passarella. Bajó el vidrio y me dijo: ‘Cuidate que el domingo jugás’. Yo no entendía nada pero, al final, ese domingo debuté contra Racing de Córdoba. Fue algo muy bueno porque siendo tan chico, solo tenía partidos en Reserva. Poder compartir campo de juego con esos jugadores era muy importante. Pero fue muy loco que Daniel me lo informara mientras estábamos en un semáforo: yo en un Fiat 600 y él en un Mercedes (Benz).

–Ahora que son técnicos, ¿cuál es la mayor enseñanza que les dejaron quienes los dirigieron? ¿Qué cosas repiten de sus “maestros”?

Alejandro: Aprendí de muchos entrenadores y presidentes que no me trataron bien lo que no se debe hacer en el fútbol. Primero, que cuando en tu proyecto o plantel no tenes en cuenta a algún jugador lo primero que tiene que hacer como DT es hablar con él. Es lo que me enseñó mi papá en la vida. Soy un tipo de la calle y, para mí, hay que decir las cosas en la cara, mirando a los ojos. Estoy criado a la antigua, no me escondo de nadie, no tengo problema en hablar y no me gustan las cosas por atrás. Tuve muy buenos entrenadores que me dijeron lo que no les gustaba de mí y hemos podido conversar y llegar a buen puerto. También tuve presidentes de clubes complicados pero nos dijimos lo que pensábamos. El respeto y la educación son necesarios para este rol. Hay cosas en el fútbol que nunca se han modificado y aprendo todos los días que es muy fácil ser docente y fichar a un jugador pero es muy difícil dejarlo libre, ¡muy! Nosotros tenemos que poner la cara y dar las explicaciones del caso, por qué se decide lo que se decide. Tenemos en Inferiores jugadores de alta calidad y ojalá, junto con los entrenadores que les vayan tocando, los puedan ir moldeando para que lleguen de la mejor manera profesional a River.

Juanjo: Lo primero que trato de inculcarles a los chicos es el atrevimiento y la alegría de jugar. En estos días, tuvimos charlas virtuales con ex jugadores y actuales, que están en el exterior, y todos recalcaban que cuando estaban en inferiores querían libertad y diversión dentro del campo de juego. Es lo que intentamos inculcarles desde River: tienen que administrar la responsabilidad de ser un jugador de fútbol sin dejar de vivirlo como un juego y sacandole el drama que la gente le pone. También que hay que entrenar todas las semanas y matarse para el día de “la fiesta”, que es el domingo. ¡Cómo ese día no lo vas a disfrutar! La importancia del atrevimiento mezclada con la responsabilidad es importante. Lógicamente, los tiempos cambiaron y también nos adaptamos a los nuevos tiempos. Nosotros cuando terminábamos de jugar en inferiores, después nos íbamos a jugar a la pelota otra vez. Vivíamos con la pelota abajo del brazo, en los potreros. Nuestra vida era el fútbol. Hoy no es tan así. Los pibes están con la Play, Instagram, Facebook, Twitter. Cuando terminan los partidos lo primero que hacen es agarrar los teléfonos celulares. Como técnicos tenemos que ir guiándolos para que saquen esos vicios porque se meten mucho en las redes sociales y les hace mal, los critican mucho. Es duro para ellos y sus familias. Lo que aconsejamos es que no estén tanto en ese mundo y se dediquen más al fútbol. No quiere decir que sean menos profesionales, hoy tienen muchas herramientas que nosotros no tenían: nutricionista, psicólogo, kinesiólogo. ¡Y más en River! Pero cambió mucho desde mis épocas”.

–¿Cuál es el momento más memorable de sus carreras?

Alejandro: Tengo dos o tres que marcaron la historia del plantel, porque yo siempre remarco al equipo. El día de la pelota naranja en la Bombonera [N. de la R.: El 6 de abril de 1986 los jugadores “millonarios” dieron la vuelta olímpica en la cancha de Boca Juniors antes del comienzo del partido] fue inolvidable, ganar la primera Copa Libertadores, también. Tuve la suerte de hacer un gol en un clásico y ganar la Copa del Mundo. Era un plantel muy competitivo y un equipo que imponía respeto y se hacían cosas que hoy no se podrían. Tengo muchas historias y anécdotas, de ese plantel se podría hacer un libro. Teníamos un entrenador que coqueteaba con la farandula (Héctor “Bambino” Veira) y por eso compartí mesas insólitas con “el Negro” Olmedo, Monzón, “Tito” Lectoure, “Cacho” Paladino que contaban anécdotas hasta altas horas de la madrugada y nosotros, los jugadores, al otro día nos teníamos que levantar temprano y rendir, ¡y lo hacíamos! A las tres de la mañana traían pizza o comida. No me podría quedar con una sola cosa. Siendo jugador de River viví momentos muy buenos e inolvidables. Ni hablar de la gente del club. Solo tengo palabras de agradecimiento para los hinchas. He pasado esos casi cuatro años como jugador con muchas alegrías.

Juanjo: Los campeonatos que ganamos, el doble comando de “Mostaza” y “el Beto”, que después lo agarra Daniel (Pasarella). Lo más importante fue llegar a la semifinal de la Champions, en Grecia [Jugó para Panathinaikos F.C]. Algo único, que un equipo griego llegue a la semifinal, donde nos eliminó el Ajax, que pierde la final contra la Juventus. Viví momentos hermosos. Pero ya integrar el plantel de River fue algo único.

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