Home office: ‘una habitación propia’ en tiempos modernos

Por Rocío Kalenok

Espacio de trabajo de Verónica Gerber. Cortesía @habitaciones_propias

¿Cuál es la influencia de los espacios en el resultado de nuestro trabajo? ¿Cómo las condiciones materiales en las que desarrollamos nuestras actividades profesionales son directamente proporcionales al resultado de las mismas? Elma Correa y Karla Michelle Canett nos responden estas y otras preguntas, además de adentrarnos en la conquista de lugares atravesado por la cotidianidad, en los que una mujer busca desarrollarse profesionalmente.

Tiempo y espacio, como premisas, condiciones indispensables que se muestran adaptados a los intereses propios de cada profesional especialmente en un contexto de aislamiento obliga a rediseñar las prácticas laborales, y el homeoffice gana terreno. @habitaciones_propias es un perfil que recolecta fotografías de espacios de trabajo de mujeres alrededor de todo el mundo.

Elma Correa y Karla Michelle Canet, docentes y escritoras, son quienes llevan adelante el proyecto fotográfico que tiene por objetivo visibilizar como lo personal se entreteje con lo político, echando luz sobre cuáles son las limitaciones provistas en ese espacio y el empoderamiento que surge a partir de estas.

El espacio tiene que ver con nuestra creatividad puesta en marcha, sobreviviendo como podemos con lo que tenemos, me gustan las fotos que son muy reales. Me veo en esa sala, en esa cocina, en ese comedor. Es una manera de estar juntas” , dice Elma Michelle Canett.

Casi 100 años después de la publicación de “Una habitación propia” donde Virginia Woolf presentaba a la mujer junto con su necesidad de tener un espacio individual para la actividad intelectual; la conquista de este aún sigue siendo un tema relevante no solo por cómo influye en el desarrollo de las actividades laborales y por cómo ese espacio es consecuencia de lo que nos atraviesa en contexto sino también por la serie de obstáculos que se presentan para su construcción.

Espacio de trabajo de Acuña Magali. Cortesía @habitaciones_propias
Espacio de trabajo de Mercero Teresa. Cortesía @habitaciones_propias

“La mayoría de nuestros espacios están atravesados por la cotidianidad, por toda la serie de actividades que nos envuelven”, resalta Karla Michelle Canett

En desarrollo, estos lugares hablan no solo de profesionales; hablan de cómo cada una de las relaciones sociales se fue tejiendo para llegar a que esa mujer haya logrado construir ese espacio en un determinado tiempo y lugar, lo que otorga una pluralidad interesante por la necesidad de cada mujer puesta en su determinado marco.

Espacio de trabajo de Ana Fuente. Cortesía @habitaciones_propias

“El momento actual, donde hay una estructura que no nos permite salir, nos va a permitir cambiar situaciones que hay que cambiar. Necesito un lugar. Como profesionales, muchas veces no se valora el espacio propio, no porque no trabaje frente un escritorio quiere decir que no necesite el espacio. Esto nos va a servir para cuestionarnos” , asegura Karla Michelle Canett.

“Rosa, orden, camino, proyecto, lucha”. Karla Michelle Canett

En esta ocasión, otros espacios del hogar se subrogan a la actividad intelectual o creativa y aquí es donde se hacen propios por decisión, respondiendo a un llamado y aun nuevo modo de convivencia.

“No es lo mismo trabajar con los hijos alrededor, con nuestros gatos o perros, incluso con nuestra pareja rondando por ahí, que tener a disposición un lugar propio” agrega Elma Correa.

"Luz, gatos, desorden, papeles, redes” así define Elma Correa su espacio de trabajo.

Y esto es lo que abre camino a la conquista de un espacio: “Me voy a parar aquí y voy a conquistar este lugar porque tengo derecho a tener este espacio en el mundo”, exponen. Mediante acciones simbólicas, como colocar una maceta, establecer el tiempo, la vinculación de todas acciones físicas que implican poner a consciencia pequeños actos que hacemos todos los días para la apropiación de ese lugar que tal como Karla y Elma enuncian, nos corresponde.