Un ejemplo a seguir: la historia de María Florencia Chiribelo, arquera de River Plate

Por Fundación Salud, Deporte y Educación (FuSaDE)

Guardar

Siete años atrás, María Florencia Chiribelo (34) no imaginaba lo trascendental que sería el deporte en su vida. Tenía veintisiete años y se había anotado con un par de amigas en un torneo de fútbol 5. Se destacaba pero no se la creía. “De alguna manera, eso me fue acercando a gente que estaba relacionada al fútbol profesional. En un momento conocí a una entrenadora que trabajaba en Ferro [Club Atlético Ferrocarril Oeste] y me ofreció empezar a entrenar, que probara el arco de una cancha de fútbol once. Al principio me costó mucho por las dimensiones del arco pero como todo es cuestión de práctica, me fui acostumbrando. A partir de eso seguí conociendo a más personas vinculadas al mundo del fútbol femenino y aunque estuve alejada por un año aproximadamente, cuando retomé tuve una prueba en River y quedé”, relata la actual arquera y capitana del Club Atlético River Plate.

Para la Fundación Salud, Deporte y Educación su historia de vida es un ejemplo. Con el propósito de incentivar a las más chicas a que cumplan su sueño de jugar al fútbol profesionalmente, la ONG –que tiene una Academia de Fútbol Femenino propia– comparte un mano a mano con la arquera.

-El fútbol femenino creció en los últimos años gracias a vos y tus colegas que empujaron para que se profesionalizara. ¿Qué consejo le darías a las chicas que quieren arrancar?

–Cuanto más chico sos, mejor momento es para aprender cualquier disciplina. Además, todavía no están enviciadas con técnicas, todo lo que aprenden lo hacen de forma “limpia”, más sana. Tampoco tienen miedos: se lanzan y lo hacen. Cuanto más grande sos, más pensás y analizas antes de hacerlo. Siempre digo que las chicas son el futuro de esta disciplina, nosotras hoy somos el presente, las que estamos empujando para que el fútbol femenino siga con el profesionalismo que se merece. Mi generación quiere marcar un precedente. Y seguramente las más chicas empiecen a pelear por un futuro mejor, la clave está en no perder tiempo, no perder años de tu infancia porque son años de técnica de trabajo que a veces son difíciles de recuperar. Les recomiendo que aprovechen, por ejemplo, la posibilidad de acceder a una Academia de Fútbol Femenino como la de FuSaDE, que es gratuita. No hay secretos, solo entrenar.

¿Cuáles son las diferencias más evidentes que percibís entre fútbol masculino y femenino?

–Para mí es importante recalcar que cuando el fútbol entre hombres comenzó profesionalmente, allá por los años treinta, todo era muy parecido a lo que sucede hoy con el fútbol femenino. Llevamos menos de un año como deportistas profesionales y vale aclarar que las condiciones en la que entrena una mujer son completamente distintas a las de un hombre. En mi caso trabajo y entreno. Pero también hay jugadoras que tienen hijos y no es nada fácil. Por ejemplo, hoy te podes encontrar clubes de primera que no tienen entrenadores para arqueras. Y en el caso de los hombres, no debe haber un arquero que no lo tenga. Además, hay un montón de chicas que van a jugar gratis. En River, a las jugadoras que no están contratadas les da un beca; en otros clubes, si no están contratadas no le dan absolutamente nada, incluso tiene que poner plata, ¡y están jugando en primera! Además cada una de las chicas maneja realidades distintas. Y también está el tema de la edad. Yo no soy el único caso de jugadora que empezó de grande. Hay muchas chicas que empezaron a afinar cosas a una edad avanzada porque antes no las pudieron hacer, no tuvieron la oportunidad, ni siquiera en las canchas de barrio porque te tenías que pelear con los varones para poder jugar. Probablemente, hoy en día, eso ya no pase.

–Junto a tus compañeras incentivan a que las nuevas generaciones se animen a querer dedicarse a jugar a la pelota. Pero, por lo que contás, las desigualdades con los varones siguen siendo abismales. ¿Cómo hacer para no “tirar la toalla” antes de tiempo?

–En lo personal, aún a esta edad, muchas veces pasa que las cosas no me salen. Pero desde que empecé a practicar y a entrenar, mejoré un montón. A veces pienso en dejar todo, una se frustra y se enoja cuando las cosas no le salen. Pero cuando me pasa eso, miro el camino recorrido y sé que no me puedo achicar. El apoyo de los padres y del entrenador también son importantísimos. Y cuanto más chica sos, hay que ser consciente que no tenés por qué saber patear una pelota, no tenés que hacerlo bien todas las veces… Si no basta mirar un partido de primera división donde jugadores que ganan cinco millones por mes le pifian a la pelota. Es que son seres humanos, a veces las cosas salen y otras, no.

Fotos: Gentileza River Plate

Guardar