La "cirujana de almas": cuando el dolor se convierte en una misión

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Jimena Cyrulnik entrevistó en exclusiva a la licenciada en psicología Valeria Schwalb (MN 358 67) especialista en terapia de resiliencia. La licenciada es "cirujana de almas", como le dicen los íntimos, y da conferencias nacionales e internacionales y elige en su recorrido contar su propia historia sobre la pérdida de su primera hija, para ayudar a otros a superar dolores profundos. Es autora de "Todos somos resiliencia" (2012) y "Todos podemos ser felices" (2015), ediciones Paidos.

Valeria Schwalb trabaja en la atención clínica de pacientes, da conferencias nacionales e internacionales sobre resiliencia y participa en diferentes medios de comunicación, televisivos, radiales y gráficos. En su propio recorrido ha elegido contar la historia de la pérdida de su primera hija, para hablar de resiliencia y ayudar a otros a superar dolores profundos. Es autora de Todos somos resilientes (2012) de editorial Paidos y de Todos podemos ser felices (2015) de esta misma editorial.

¿Cómo llegaste a escribir sobre resiliencia? ¿Y qué es la resiliencia?

– La resiliencia primero fue una experiencia en mi propia vida en un tiempo en el que como concepto desconocía de qué se trataba. Me tocó vivir la enfermedad de mi primera hija Julieta que lamentablemente falleció a los tres años y medio de un cáncer muy severo. Con ella viví la resiliencia en primera persona. Me enseñó que se puede ser feliz cuando somos resilientes. La resiliencia es la capacidad que tenemos las personas de poder salir adelante de situaciones adversas y fortalecernos. La definí en mi primer libro como la capacidad para poder sanar lo que no siempre podemos curar. Sanar es una tarea subjetiva que tiene que ver con cómo voy a posicionarme frente a lo que me pasa.

¿Cómo hiciste para convertir ese dolor tan grande en algo positivo?

– Convertir el dolor en un amor eterno fue una tarea muy difícil. En un primer momento sentí que no iba a poder seguir, pero en medio de ese dolor lacerante comprendí que si yo me iba de este mundo, entonces se iría también quien más amo a mi hija y que yo debía quedarme y llevar adelante mi misión: ayudar a sanar los dolores del alma. Si bien no entendía el camino, sabía que todo lo vivido debía ser usado con el fin de ayudar. Yo ya era psicóloga en ese entonces, pero me costaba entender cómo unir mi vida personal con la profesional.

¿Cómo fue desde lo emocional la escritura de tus libros?

– Escribir Todos somos resilientes fue sumamente comprometido y movilizante porque en ese libro abrí mi alma por completo, conté mi historia y hable sobre un concepto que luego se usaría en muchos ámbitos y Todos podemos ser felices me permitió correr la resiliencia de la tragedia para acercarla también a la vida cotidiana y como llave para una felicidad posible.

¿Hablar sobre resiliencia en primera persona te llevo a exponerte como profesional?

– Realmente sí, y eso me generó mucho miedo en un principio. Pero entendí que serviría para ayudar y ese deseo fue más grande que el temor.

¿Cómo fue la repercusión en los medios y con tus pacientes?

– Para mí fue una sorpresa muy grande cuando comencé a hablar sobre resiliencia en los medios. Encontré una enorme necesidad de ayuda de la gente. Mis pacientes expresaron enorme cercanía, amor y gratitud. Una persona a la que le pasaron cosas comprende el dolor del otro desde un lugar muy humano que en la universidad no te lo enseñan sino en la vida misma.

Contas que existe en la gente una gran necesidad de ser escuchados. No todos acceden a una psicoterapia.

– Es cierto, y no todos los psicólogos saben abordar todos los temas. En lo referente al duelo es muy importante que se trate de un psicólogo preparado, sobre todo cuando hablamos de pérdida de hijos. Las redes sociales y los medios de comunicación son para mi espacios para poder acercarme a personas que quizá de otro modo no consultarían. Si bien no se puede hacer psicoterapia por las redes, oriento, leo y trato de brindar sugerencias para pedir ayuda idónea.

En las redes escribís muy profundamente, ¿eso te permite acercarte a quienes sufren?

– Sin duda me permite acercarme y le dedico un gran tiempo. Pero es mi sueño poder generar espacios para poder encontrarme con grupos de personas que sufren y que por diferentes razones no pueden acceder a un psicólogo especialista en pérdidas.

¿Cómo suele ser el estado de una persona que pierde un ser querido?

– Por lo general me encuentro con personas en gran estado de vulnerabilidad, que sienten muchas veces la pérdida de sentido de su existencia y se ven inundadas de un dolor que los conduce a cuestionarse muchas áreas de sus vidas.

¿Cuándo es conveniente pedir ayuda? ¿Qué aconsejas al respecto?

– Pedir ayuda es importante desde un principio, sin necesidad de esperar a que surjan problemas derivados de la situación de dolor que se está atravesando.

¿Se puede ser feliz a pesar de haber sufrido un gran dolor?

– Podemos ser felices cuando nos sabemos resilientes y capaces de superar los dolores más profundos. Para eso hay que hacer un gran trabajo personal.

¿Esa mariposa que te acompaña como símbolo es resiliente?

– La mariposa es el símbolo de la resiliencia con el que represento a mi hija, capaz de poder transformarse desde oruga a mariposa y llegar a volar.

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