Hay personas tercas o con las ideas tan claras que nada ni nadie pueden hacer que cambien. Estas siete personas son un claro ejemplo de ello. Todos estos casos son historias de fuerza y resistencia al paso del tiempo, a los cambios y a la modernidad. Cada uno de estos seres humanos se negó a abandonar su forma de vida, pero el resto continuó creciendo, haciendo que sus casas fueran un reducto de otro tiempo en mitad de la vorágine de la modernidad.
La urbanización es un movimiento tan rápido que los viejos edificios se demuelen sin pensar mucho para construir nuevos rascacielos o centros comerciales. Sin embargo, no todos quieren que demuelan sus casas, y esto es lo que sucede entonces.
Ishmael Bermudez vive en una pequeña casa en mitad de un barrio de lujo en Miami. A pesar de la oferta que le hacen, 2 millones de dólares por marcharse, se niega a irse de la tierra que considera sagrada.
En la ciudad de Cantón, China, hay algunas familia que se niega a irse de sus casas. Gracias a una ley que impide demoler las casas si sus habitantes se niegan, ahora viven rodeados de una carretera.
Austin Spriggs vivía en esta humilde casa en medio de Washington. En 2006 le ofrecieron tres millones de dólares para irse de su casa, pero se negó y de pronto se vio rodeado de imponentes edificios de oficinas. Planeaba abrir una pizzería pero algo salió mal y se vio obligado a venderle su casa al banco, esta vez solo por 750 mil dólares.
Las autoridades del municipio de Chongqing, China, empezaron a preparar todo para construir un barrio moderno. Uno de sus habitantes se negó y ahora vive en una casa sin luz ni agua en mitad de la nada; tiene que
recorrer un kilómetro para conseguir agua. La casa tiene la bandera china y carteles que dicen "manos fuera de la propiedad privada".
En la provincia china de Zhejiang decidieron construir una carretera que pasaba por un pueblo. Pero no todos quisieron abandonar la pequeña población, una pareja de personas mayores se negó a mudarse porque dicen que les ofrecieron una compensación demasiado pequeña. Luo Baogen y su esposa vivieron un tiempo usando velas y sin agua hasta que las autoridades llegaron a un acuerdo con los dueños de la vivienda y abandonaron la casa.
El aeropuerto de Narita en Tokio quiere expandirse, pero los granjeros japoneses se niegan a dejar sus propiedades. Los granjeros siguen viviendo y trabajando en su tierra sin querer irse molestos, porque nadie les preguntó cuando se construyó el aeropuerto.
Edith Macefield se hizo famosa gracias a su casa centenaria de Seattle donde los turistas dejan globos. Empezó a vivir en esta casa en 1966 y solo unos años después, la ciudad experimentó un boom de construcción. Todos
querían comprar su casa para construir un centro comercial u oficinas, pero ella siempre decía que no. En 2006, le ofrecieron un millón de dólares, y ella, ya con 84 años, rechazó la oferta otra vez. Esta es la historia que sirvió
como inspiración para la película "Up".