Bullying: cuando el OTRO es NADA.

“En su estado natural todos los hombres tienen el deseo y la voluntad de causar daño” (Tomas Hobbes en su libro Leviatán)

No es la intención de este texto describir detalladamente lo que es el bullying, o cómo prevenirlo o abordar una vez que ya instalado; todo eso está por ahí, en libros específicos, en artículos en la red, y perfectamente explicado y nutrido de herramientas concretas para intervenir ente esa situación. Estas palabras son solo una reflexión sobre la violencia.
¿El bullying existió siempre? ¿Ha mutado? ¿Estamos frente a una epidemia?…queridos lectores: lo que existió siempre, desde el primer hombre, es la violencia y la crueldad. Los seres humanos somos esencialmente bastante agresivos, amorales, ingobernables y anarquistas.

Pero bueno, las instituciones, la moral religiosa y su normativa, el sistema de premios y castigos que impone el contrato social con sus leyes explicitas o implícitas, nos van moldeando y haciendo un poco mejores en eso, y así podemos vivir en sociedad. Si ustedes son buenos observadores de las conductas de los niños en sus primeros años, lo van a ver claramente: son manipuladores, medio tiranos, bastante egoístas con sus cosas, narcisistas, agresivos…resisten y quieren evadir la norma…todo eso está; también morimos de amor por su capacidad de dar y recibir ternura, por su inteligencia e intuición, y nos fascinamos en el cómo traducen y simbolizan la realidad que los rodea…pero ese es otro eje del análisis.

El rol de los padres

Todo esto que describimos es algo natural, tiene que ver con los tanteos que los bebes y niños van haciendo en la realidad, está relacionado con que van midiendo fuerzas, potencias. Miden el amor que les tenemos, el "cuanto se los ama", Nos ponen a prueba, siempre, todo el tiempo. Pero el asunto es que esa esencia de agresividad que todos tenemos tiene que ir siendo encausada, ordenada y debilitada vía crianza, como así también las potencialidades que ese niño va mostrando. Y es así que vamos poniendo límites, y ayudando a que esa sustancia agresiva se enmarque en el deporte, en lo lúdico (allí se simboliza, se pone "en juego"), en las expresiones plásticas y artísticas: la terea es ir introduciendo las normas sociales vía dialogo, actitud y ejemplo como padres. Los padres llevamos de la mano a esos enanos hacia al contrato social que "regula" las conductas entre los hombres.

Los modelos

Ahora bien: lo fundamental son los valores que promovemos. En principio les digo que para instalar valores nosotros los padres (o quienes hagan de esa función en los menores) tenemos que ser modelo y ejemplo de eso que pretendemos instalar. Si yo despotrico habitualmente contra personas de países limítrofes delante de mis hijos, genero en esos niños xenofobia. Si yo maltrato a mi mujer, o a mis amigos, o a los animales; si yo pierdo la paciencia con mis hijos, si uno actúa por impulsividad…todo esto que mencionamos, se imprime en los niños, y ¿saben qué? Los niños copian, son y se van armando en su personalidad mediante esos mecanismos de identificación y copia de sus referentes… ¿y entonces? tienen más posibilidad de salir al mundo con eso mismo, simple.

La institución familia es la matriz de lo bueno y de lo malo (de la moral de cada quien), es la primera escuela al momento de enseñar y trasmitir lo que es la empatía, el ponerse y resonar con "los otros" y sus sentimientos; es desde lo familiar, con el ejemplo, que la agresividad y la crueldad se rechazan o se aceptan. La empatía, el buen trato, se enseñan, se transmiten, con actos y no tanto con dialogo como se cree. El diálogo es importame, sí. Pero las acciones y lo que ven de coherencia entre lo que decimos y hacemos es lo que llega.

Víctima y victimario

Millones de niños y adolescentes en el mundo son cómplices silenciosos de las escenas de bullying tan solo porque tienen miedo a reaccionar. Y esa no reacción no es únicamente por temor al líder negativo que empuja al bullying, sino porque que también temen tener algún lío en el colegio y ser reprendidos por sus padres por eso. Esos líderes negativos, eligen chicos frágiles o con historias como las de ellos para practicar las escenas de maltrato y sadismo. A ver: no olvidemos que más allá de la víctima, los victimarios suelen ser niños que simplemente reproducen en el colegio lo que ven en sus casas; con lo cual también son víctimas de núcleos familiares en estado de agresividad; y su violencia o sadismo es solo un desplazamiento, una escenificación en las instituciones por donde transitan de lo que les hacen a ellos mismos o de lo que observan entre sus padres y cuidadores.

Instituciones y familia

Con esto digo que es esencial que en las instituciones en donde el bullying se presenta, (escuelas, clubes, lugares de actividades de niños) se entienda que estamos ante dos víctimas, y en eso es central volver a construir buenos lazos entre la institución escolar, docentes y directivos, con los padres: vínculo que está muy lastimado en este momento histórico.

Entonces: víctimas y victimarios: simplemente tenemos niños que han elaborado su conflicto familiar de diferente manera. Si hablamos del niño sobre el cual recae la agresión, bueno: allí tendremos sin duda una familia que no ha podido generar en ese niño las suficientes herramientas de autoestima como para que ese niño salga al mundo con buenas defensas, o simplemente entornos familiares que le han destruido la autoestima a ese niño, con lo cual sale mal parado a la realidad. Y con el victimario lo mismo, pero seguramente en ellos se suma el hecho de que han sido espectadores o receptores de violencia (psicológica o física, o situaciones de abuso de cualquier tipo), pero violencia al fin. Entender esto es central, porque podemos intervenir y ayudar a esos pibes que aún pueden torcer el rumbo hacia ser mejores personas, tener más empatía, más capacidad de reaccionar frente a la injustica, o de hablar y no quedar atrapados en el silencio que tanto lastima a una sociedad.

Para mí, y en función de lo que observo en el relato de cientos de adultos cuando hablan de su infancia, la familia, es todo: lo que allí se vive hasta la pubertad es central en relación a los valores con los que ese niño sale al mundo. Es lo que veo, es desde donde yo trabajo, al bullying le podemos ir ganando, sin duda, con educación, con compromiso, con modelos y con valores.